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Protestante Digital

 
Los cristianos y el dinero (V)
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Billetera no mata galán

¿Cuántas veces no tropezamos con la misma piedra que se llama ‘prejuzgar’?
AGENTES DE CAMBIO AUTOR Óscar Margenet Nadal 25 DE ENERO DE 2014 23:00 h

Vivimos en tiempos marcados por figuras públicas que parecieran gozar cuando se ventilan sus vidas disipadas. La difusión mediática que se brinda a esos políticos, primeros mandatarios y personajes varios, baja al colectivo un pésimo ejemplo de vida, que se justifica denominando ‘romance’ a lo que es burdo libertinaje.

Sabíamos que la llave de acceso al poder es la codicia. Pero, ahora, tanto varones como un creciente número de mujeres se jactan de vivir dominados por ella.

Uno se pregunta si no estaremos llegando ya al final del proceso destructivo del vínculo varón-mujer, tal como fuera creado por Dios a su imagen y semejanza.

HABLANDO EN 'BUEN ROMANCE'
‘Romance’ es un vocablo usado en varios géneros del quehacer literario y musical en la historia reciente del hombre (1). Bajo ese término se amparan obras de todo tipo y color; algunas maravillosas que son los clásicos de la literatura, la música y la cinematografía universal; y otras que, por el contrario, no dan la talla para emplearlo.

Para atrapar al lector el autor clásico sabe construir, con finos hilos y exquisito arte, la red invisible de la trama. El objetivo es que el destinatario de su obra se identifique con alguno de sus personajes y viva como suya la historia.

Paradójicamente, para titular esta nota usé una frase de un personaje que mora en las antípodas de lo clásico: en el submundo de la farándula mediática (2). La propongo en su versión negativa pues he percibido en la historia que concluimos hoy un cierto aire galante en el trato de Abimelec hacia Sara, que contrasta notablemente con el que le dispensara Abraham. Quizás sea esta una de las razones que mantengan vivo el relato hasta el final (3).

Habíamos formulado varias preguntas en nuestro anterior artículo; hoy vamos a por las respuestas. Para ello, recordemos qué le había dicho el Señor al galante rey:

“Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.” (4)

Es oportuno recordar lo que Jesús dijo acerca del adulterio: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” (5)

LA VIRTUD DE LEVANTARSE TEMPRANO
Ya consideramos la manera en que Abimelec pasó la prueba de su integridad ante Dios; pero ahora tiene que exhibirla públicamente. Leamos el desenlace de esta historia rica en implicaciones y enseñanzas.

“Entonces Abimelec se levantó de mañana y llamó a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en los oídos de ellos; y temieron los hombres en gran manera.” (6)

El dicho común es ‘al que madruga Dios le ayuda’. Los que saben hebreo dicen que la frase ‘se levantó de mañana’ implica una firme determinación a cumplir de la mejor manera, sin demora o distracciones, una tarea considerada de vital importancia (7). El rey convocó a todos los que le servían y les contó lo que Dios le había manifestado en sueños. Hubo un generalizado y enorme temor reverencial hacia Dios. Encontramos aquí un temprano ejemplo del carácter colectivo del Pacto divino que se concretó con Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y Josué (8); y se extenderá hasta los profetas Jeremías y Ezequiel (9) quienes anunciaron el Nuevo Pacto a ser aplicado individualmente por Dios. Pero, además, veamos tres razones para entender al rey:

En primer lugar, su temor de Dios era real. Imaginemos tener un sueño en el que Dios nos hable de una manera tan vivaz que nos despertemos con la certeza de que moriríamos si no obedeciésemos a Su voz. ¿Qué haríamos?

En segundo lugar, el rey había enviado a sus servidores para que trajesen a Sara al palacio real. Debía darles las explicaciones del caso para mantener su autoridad frente a ellos.

En tercer lugar, el rey sabía que solo no podría restaurar a Sara porque él, su familia, sus servidores y su reino estaban en juego; si cometía un error en su obrar las consecuencias serían irreversibles. Necesitaba apoyo.

Rescato para mí que los fracasos más estrepitosos sobrevienen cuando uno trata de resolver cuestiones que exceden las propias posibilidades. Además el enemigo que nos acecha busca confundirnos: nos hace luchar cuando mejor sería descansar, nos hace sentir auto-suficientes cuando deberíamos pedir ayuda, nos hace temer al ‘qué dirán’ cuando lo más sensato es aceptar nuestro error con humilde honestidad. Abimelec necesitaba un apoyo formidable para efectuar la tarea de restaurar la dignidad de Sara. Y fue sabio. Hizo levantar temprano a todos para llevar a cabo la tarea con todo el apoyo que fuera necesario. ¡Qué lección más oportuna!

LA IMPORTANCIA DE SENTIRSE APOYADO
Imaginemos la escena: recién cuando cada uno de los convocados está en su lugar, el rey hace comparecer a Abraham. Notemos bien: llamó a Abraham; no llamó a Sara; no llamó a ambos. Entonces, cual juez al frente del jurado, el rey pronuncia su alocución simple, clara, directa, sin doble intención ni frases hirientes. Destaco en ella que Abimelec comienza en plural: “¿Qué nos has hecho?” (10)

Con esta pregunta demuestra que la ofensa ha sido tomada en cuenta en los niveles personal y social; individual y colectivo. El pecado tiene un alcance enorme; daña la creación diseñada por Dios arruinando todo lo que vive.

Luego, Abimelec pregunta en primera persona del singular: “¿En qué pequé yo contra ti, que has atraído sobre mí y sobre mi reino tan grande pecado? Lo que no debiste hacer has hecho conmigo.” (11)

El rey ya ha sido confirmado en su integridad; pero sabe que su vida está en manos del profeta de Dios, quien deberá orar por él para que no muera. Porque siente todo el apoyo que necesita no teme invertir la carga de la prueba sobre Abraham; este es quien, ahora, deberá rendirle cuenta acerca de su ofensiva conducta.

Llama la atención que siendo Abimelec un rey filisteo (su nombre, en hebreo significa: ‘mi padre es rey’) Dios le haya revelado que Abraham era su ‘profeta’. ¿Lo sabría Abraham? Lo que no cabe duda alguna es que Dios está trabajando en la formación de su escogido para que este llegue a ser el padre de los que creen en Él. Abraham comienza a ver que el rey conoce de cerca qué es el pecado y cuáles son sus efectos. Dios le dice a Abraham, por boca de Abimelec, que su repetida manera de obrar no es la correcta. La prueba de que la obra de Dios en el corazón del rey había sido profunda la hallamos en la tercera y última pregunta del rey:

“Dijo también Abimelec a Abraham: ¿Qué pensabas, para que hicieses esto?” (12)

Este planteo del rey nos lleva a la Buena Nueva anunciada por Jesús y predicada por los apóstoles de Cristo. Es doctrina del Evangelio que ‘pecado’, lo que contamina al hombre, no es lo externo sino lo interno de él:

“(…) que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.” (13)

Es decir: pecamos porque somos pecadores. Los pensamientos son invisibles; pero, tarde o temprano, se hacen visibles; se transforman en hechos que muy a menudo nos llevan a tropezar y caer. Abraham no ha crecido en su fe como para desterrar, definitivamente, sus pensamientos carnales de larga data. Lo mismo nos ocurre a los cristianos cuando actuamos en situaciones cotidianas siguiendo conceptos alejados de la Revelación. Los usamos tanto que conforman en nosotros a un ser distinto del que Dios desea formar, en semejanza a Su Hijo.

La breve alocución de Abimelec es proverbial pues no le deja opción alguna a Abraham; sin embargo, veremos que este no responde poniéndose a la altura de su responsabilidad. Hubiésemos esperado una respuesta acorde a la contundencia del alegato. Pero, como de la boca del rey salen palabras que provienen de un corazón que ha sido visitado por el Espíritu de Dios, Abraham ya no podrá inventar nada nuevo. Otra lección más por aprender.

LA DEBILIDAD DEL PENSAMIENTO HUMANO
El profeta solo atina a responder diciendo casi lo mismo que dijera ante el Faraón; aunque ahora ampliado, como intentando aprovechar la ocasión para justificar también sus yerros pasados.

“Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. Y a la verdad también es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre, y la tomé por mujer. Y cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: Esta es la merced que tú harás conmigo, que en todos los lugares adonde lleguemos, digas de mí: Mi hermano es.” (14)

El propio Abraham confirma al rey que su pensamiento se basó en prejuicios; había supuesto que Abimelec era tan malvado como lo habían sido los reyes de Sodoma y Gomorra que no tuvieron temor de Dios. Ese prejuicio le hizo temer que le matasen por causa de su esposa. Nunca se le ocurrió pensar que él fuese el causante de su males y no los demás, comenzando por Sara.

¿Cuántas veces no tropezamos con la misma piedra que se llama ‘prejuzgar’? El Señor nos lo advierte claramente:

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido” y “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.” (15) El apóstol Pablo corrobora esta misma enseñanza amonestando a los cristianos de Corinto:

“Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.”(16)

El hecho es que, en Su soberana voluntad, Dios había decidido usar a un rey politeísta para enseñar a su escogido que quien pacta es Él, con quienes Él quiere; no el hombre que se cree con derechos para pactar con Él. Abraham confesó cuál había sido su secreto guardado celosamente entre él y su mujer a lo largo de los años. Pero, agrega una excusa que inculpa a Dios de manera directa: “cuando Dios me hizo salir errante”. El egoísta nunca se siente culpable; sobre esa base, Sara fue obligada a decir que él era su hermano, fuera donde fuesen.

¡Cuántos pensamientos necios podemos tener cuando construimos proyectos de vida centrados en nuestro yo! De la misma manera que Abraham, trasladamos a Dios los motivos de que nos traten mal, nos discriminen y persigan cuando, en realidad, somos nosotros los responsables de generar tales reacciones en nuestro medio.

TRATADO DE PAZ ENTRE ABIMELEC Y ABRAHAM
La confesión de Abraham seguramente consolidó la estima y el respeto por Abimelec entre los suyos; este, de inmediato, procede a actuar conforme al propósito divino; leamos bien el texto: no hay discursos, sino obras:

“Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer.” (17)

El rey aparece aquí como el juez que perdona; sorprende al ofensor cuya muy débil argumentación no solo dejaba al descubierto el prejuicio usado en reincidencia, sino que no merecía una sola palabra de respuesta. El rey va más allá y le presenta a Abraham una ofrenda que remotamente entraría en los cálculos del propio profeta.

Encuentro en este pasaje un complemento similar con lo actuado por otra de las figuras especiales del AT: Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo. Ambos influyen de manera determinante en la vida de quien sería padre de todos los que creen. Melquisedec bendijo a Abraham en nombre del Dios que había entregado a los enemigos en sus manos, y el vencedor le ofrenda voluntariamente de todo lo que tiene (18). Ahora, Abimelec en nombre de Dios perdona la ofensa de Abraham prácticamente: le ofrenda de todo lo suyo que tiene vida – ganado y servidumbre - y le devuelve la persona viva que no es su mujer sino la de Abraham. Da y devuelve vida por su propia vida. Es una entrega hecha esperando que Dios cumpla Su promesa: que Abraham oraría por él para que viviese (19). Este es un acto formidable de fe; no en lo que el hombre haría, sino en la palabra de Dios.

Ahora, Sara y Abraham están nuevamente juntos y escuchan del rey un generoso ofrecimiento. Pero, ¿no debería haber sido ella la primera en ser restaurada por el trato injusto recibido de parte de su marido? ¿No debería hacerse justicia con ella antes que con él? Al menos así lo entendería un tribunal en esta sociedad nuestra tan sensibilizada por los numerosos casos de abuso de género y maltrato de la mujer. Ocurre que los dos varones de esta historia no solo habían quebrantado la relación entre ellos, sino también el orden divino. Consciente o inconscientemente ambos pusieron en riesgo el plan soberano de Dios; y Él lo permitió, como sigue haciendo hoy, para enseñarnos que – de una u otra manera – siempre cumplirá en nosotros Sus propósitos (20).

Lo cierto es que Sara no hubiese podido ser restaurada mientras estuviese en casa de Abimelec. Primero tenía que ser restituida a su marido y, desde esa posición asignada a toda mujer en el diseño original del Creador, recién podría tener lugar la plena restauración. Para Dios Abraham y Sara nunca dejaron de ser una sola carne (21).

Cuando en el matrimonio es el varón quien falla la mujer sufre las consecuencias. Consideremos aquí el símil evangélico de la iglesia como esposa de Cristo. Si Él no hubiese resucitado, nuestra fe sería vana; los cristianos seríamos los más miserables y dignos de lástima entre los humanos (22). ¡Gracias a Dios que Jesucristo resucitó y está a la diestra del Padre quien le dio el control de todo, incluso sobre su esposa, la iglesia!

Como contraste, Sara es figura de la mujer que sufre junto a un marido que no da la talla, hasta que Dios lo restaure. Mientras Abraham no maduraba en su fe y tropezaba en la misma piedra, Sara sufría injustamente.

Lo mismo ocurre en toda iglesia local cuyo liderazgo - ordenado por el Señor y practicado por los apóstoles - cae sobre los hombros del varón. Pero, cuando ese liderazgo es inmaduro, incompetente, autoritario, legalista, carnal y fatuo – en suma, alejado del Señor y de Su palabra - los que sufren son los que se congregan (el rebaño de ovejas).
¡Siempre oremos por los que presiden la iglesia local; que sean aprobados por Dios y se conduzcan como tales!

Conocí a muchos que me confiaron ‘lo que más me gusta del culto es cuando el pastor me ora’; pero vi que en sus iglesias orar por los pastores no era frecuente. El resultado es cada vez más preocupante: muchas iglesias locales tienen liderazgos carnales, no temerosos del Señor; y en esas congregaciones la mayoría no crece espiritualmente; queda expuesta a todo tipo de engaños y peligros. Tal es lo que le ocurría a Sara por causa de su marido.

Digo esto en el temor del Señor: ninguna iglesia local prosperará si su liderazgo no es restaurado como mandan las Escrituras. Si por defección de los varones las mujeres asumiesen ese liderazgo, tropezarán en la misma piedra. Aunque haya mujeres mucho más espirituales que los varones en esa iglesia (¡gracias a Dios que abundan en todas partes!) lo sabio sería que la mujer consagrada al Señor contribuyese a la restauración del orden divino de la iglesia. Ese es el camino bíblico desde el AT. Por obedecer el orden divino Sara sufrió en silencio la inmadurez de su marido; por eso mismo contribuyó a su restauración y a la del matrimonio. ¡Y ella fue vindicada!

El rey se ocupa ahora de Sara, en mi opinión, el personaje central de esta historia. Siendo coherente con el perdón concedido tras la confesión de su marido, y con su ofrenda de paz, Abimelec la sorprende con un gesto único:

“Y a Sara dijo: He aquí he dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él te es como un velo para los ojos de todos los que están contigo, y para con todos; así fue vindicada.” (23)

Notemos dos cosas importantes; la primera: Abimelec se refiere a Abraham como hermano, no como esposo de Sara. Respetó lo dicho por ella, para no avergonzarla por ocultarle su verdadero estatus; actuó como si conociese el dicho ‘Lo cortés no quita lo valiente’. La segunda: Sara ya estaba reintegrada a su marido, por lo cual el rey respeta la relación matrimonial y no le da detalles del presente; pero sí le revela algo que – para este autor - es un concepto nuevo en el AT. Un comentarista bíblico hebreo lo explica así:

“Fue la plata, actuando cual un atuendo-velo, la que protegió a Sara como esposa del profeta, para ser anhelada solo por su único esposo.” (24) La historia demuestra que no murió ningún galán por la voluminosa billetera del rey; antes bien, fue usada para restaurar a Sara y honrar a Abraham cumpliendo con la voluntad de Dios.

En contra de la corriente materialista que convierte a la mujer en un objeto del deseo y la cosifica para ser adquirida al mejor postor, ya en el libro de Génesis vemos a Dios empleando un método de valoración de la mujer totalmente diferente. Porque no fue con oro o plata que pagó el precio de nuestro rescate de la condenación. Nos ha redimido por el derramamiento de la sangre de Jesucristo. Y nos ha apartado y protege como a la mujer hermosa a ser desposada con Él cuando venga en Su gloria a buscar a Su iglesia. Así como Sara fue vindicada lo será la iglesia que sin mancha ni arruga será engalanada de blanco níveo, símbolo de pureza (25).

Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos. Porque Jehová había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara mujer de Abraham”. (26)

El Señor nos ayude a recibir con gratitud y aplicar con diligencia las lecciones de esta historia del amor de Dios.

Notas
Ilustración: tomada de Kesef Silver Company; www.kesefsilver.com Abimelec entregando 1000 monedas de plata a Abraham, por Sara
1. ‘Romance’ tiene varios significados: 1. Denomina así a una rama lingüística indoeuropea con una veintena de lenguas que están relacionadas estrechamente entre sí. También denominadas románicas o neolatinas, provienen del latín, siendo una evolución del latín vulgar; es decir el hablado por el vulgo o el común de la gente, en oposición al latín clásico. Nuestro castellano o español y el francés son las más habladas en la actualidad; en Rumania se mantiene en su forma más antigua. 2. Poema característico de la tradición oral popularizada en el siglo XV, luego recogida por escrito en romanceros. Los romances son generalmente poemas narrativos de una gran variedad temática, según el gusto popular del momento y de cada lugar declamando, cantando o intercalando canto y declamación. 3. Relato extenso de ficción, normalmente en verso, y diferenciado de la novela pues presenta un mundo imaginario en el que los personajes y situaciones pertenecen a la esfera de lo maravilloso e insólito. En francés e inglés se relacionó originariamente con el ‘roman’, extendiéndose luego a obras en prosa, generalmente de tema caballeresco. 4. Género musical español del Renacimiento y origen popular. Es polifónico, vocal, con acompañamiento instrumental y de temática profana. Su contenido suele ser épico, narrando una historia real o inventada; incluyen romances satíricos amorosos. El compositor más importante de romances musicales es Juan del Encina. El villancico y la ensalada son géneros castellanos de la misma época y emparentados con el romance. 5. Adaptación al cine de temas literarios en los que el amor es llevado a una obra audiovisual, que se conoce como ‘cine romántico’. Es de lamentar que muchos arribistas movilizados por injustificables intereses y abusando sin pudor alguno de una insultante mediocridad no reconozcan ni respeten el listón legado por los autores consagrados
2. La frase original ‘Billetera mata galán’ fue acuñada por Jacobo Winograd, nacido en Chile y naturalizado argentino, quien llegó a ser un personaje mediático gracias al controvertido periodista argentino Mauro Viale (Mauro Goldfarb), pionero de la ‘TV basura’ de Argentina, con programas que convocan a audiencias que disfrutan del morbo con su vergonzante culto del grotesco y lo ridículo como características dominantes de lo humano. La frase ‘Billetera mata galán’ señala lo obvio: las relaciones amorosas basadas en el dinero y no en el amor ‘romántico’
3. La Biblia coloca el romance en un sitio privilegiado en el libro Cantar de los Cantares en el que se ensalza el gozo de la intimidad entre esposos. En el NT la relación entre Cristo y la iglesia se apoya en la figura del matrimonio: Cristo es la cabeza y la iglesia su cuerpo
4. Génesis 20:7
5. Mateo 5:27,28
6. Génesis 20:8
7. www.freebiblecommentary.org/spanish_bible_study.htm
8. Comparar con Génesis 17:27; 19:12
9. Jeremías 31:31-34; Ezequiel 18
10. Génesis 20:9a
11. Ibíd. 9b
12. Ibíd. 10
13. Marcos 7:20-23; Mateo 12:35; Lucas 6:45; comparar con Hebreos 4:12
14. Génesis 20:11-13
15. Mateo 7:1,2 y Juan 7:24
16. 1ª Corintios 4:5
17. Génesis 20:14
18. Ibíd. 14:20
19. Ibíd. 20:7
20. Salmos 138:8; Romanos 8:28; 9:11; Efesios 1:11; 3:11; 2ª Timoteo 1:9
21. Génesis 2:24
22. 1ª Corintios 15:14-28
23. Génesis 20:16
24. “Silver in the Hebrew Bible”, “Vayyera: Abimelech Gives Abraham 1,000 Pieces of Silver!” - 11/02/2012 (traducido por el autor):
“Hay aquí un interesante juego de palabras; en el idioma hebreo ‘plata’ es ‘kesef’; pero con un cambio de vocal se transforma en ‘kasaf’, raíz hebrea para ‘anhelar’, ‘mirar con deseo’. Además, ‘kesuth’ es la palabra hebrea para ‘cobertura’ o ‘velo’ pues tienen las mismas dos primeras letras ‘k’ y ‘s’ (‘Kaf’ y ‘Samech’) y la misma raíz: ‘kasa’ para significar ‘ocultar’ o ‘velar’. Por lo que, el último sufijo de la palabra hebrea equivalente en castellano a ‘plata’, es cambiado para formar la palabra hebrea equivalente en castellano a ‘velo’. El resultado es que las mil piezas de plata en manos de su marido obrarán como un velo para que Sara no sea más codiciada sino vista como ‘justa / justificada’ por todos. De esta manera Sara no habría de necesitar seguir negando que era la esposa de Abraham ni insistir en que era su hermana.”
25. Efesios 5:27; Apocalipsis 3:4,5; 7:9-17
26. Génesis 20:17-18
 

 


1
COMENTARIOS

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Respondiendo a

Alfonso Chíncaro (Perú)
29/01/2014
22:55 h
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¡Qué historia, Dios!. El tema de la serie el 'los cristianos y el dinero', pero qué lujo ver que el dinero no es el protagonista de los acontecimientos.
 



 
 
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