En el capítulo cuatro de su epístola el apóstol Santiago plantea una pregunta digna de la antigua filosofía platónica o del moderno existencialismo Kierkegaarno.
-¿Qué es vuestra vida?
Santiago pregunta y responde. La vida del hombre aquí, en la tierra, es frágil, breve, incierta. Se parece a una nube de vapor que aparece por un momento en el aire para desvanecerse luego sin dejar huella.
A ciento cuarenta y cuatro millones de kilómetros del sol y dos mil años luz del centro galáctico, nos movemos en este rincón llamado tierra como si en ella hubiéramos de permanecer para siempre. Y no.
Todo el que nace crece, envejece y muere. ¿Luego tiene sentido la vida?
Utilizando imágenes diferentes Camus sigue los pasos a Santiago. Los ejemplos son distintos, pero la idea es la misma. En esta feria de las vanidades el sentido de la vida acepta ser puesto en duda. En opinión de Camus:
-La gloria del hombre consiste en emplear toda su esencia y su existencia en conseguir exactamente nada.
Acto seguido ilustra las ideas con la historia de Sísifo. Según la leyenda griega, Sísifo fue un rey que ofendió al dios Zeus.
-Como castigo- sigue Camus, autor de un celebrado libro titulado EL MITO DE SÍSIFO- fue obligado a empujar una roca enorme hasta lo alto de una colina pronunciada. Cada vez que llegaba a lo más alto, la roca rodaba de vuelta colina abajo obligando a Sísifo a empezar de nuevo una y otra vez, por toda la eternidad.
A esta leyenda el filósofo arranca ideas sobre el vacío de la condición humana. Prosigue:
-Esta historia podría ser llamada el trágico punto muerto de la condición humana. El hombre es libre para elegir, pero sabe que va a estar siempre sujeto al error. El hombre es lanzado a una existencia finita, delimitada en cada extremo por la Nada. Una existencia que es engullida por la corta vida, el riesgo, lo absurdo y la flaqueza humana. La gloria del hombre consiste en emplear toda su esencia y su existencia en conseguir exactamente nada. Sísifo se esfuerza constantemente camino de la cima de la montaña y aún sabiendo que nunca alcanzará la meta, continúa intentándolo. Esta perseverancia es su grandeza. Si el hombre no tuviera libre albedrío, el castigo de Sísifo no tendría sentido. Pero aunque sabe que no conseguirá lograr su deseado fin, él sigue empujando la roca hacia lo alto de la colina. Cuando cae la roca, él simplemente se vuelve hacia abajo para comenzar de nuevo.
El pastor Mumma escuchaba atentamente al filósofo, admirado de su sabiduría y ejemplo de perseverancia. A pesar de todas sus experiencias –su pobreza, su enfermedad, los horrores de los nazis- Camus nunca daba la impresión de rendirse. En opinión del religioso:
-Camus creía que el hombre no es una marioneta, manejada por el inevitable proceso de la vida; es libre. Puede elegir desafiar al absurdo. Puede combatir la injusticia social dondequiera que la encuentre. Sabe que el mundo es imperfecto. Sabe que todos en el mundo disponen del libre albedrío, pero que a esta libertad le acompaña la desesperación. Y a pesar de todo esto, Camus dice:
-Soy optimista en relación con el hombre.
Sigue el pastor:
-Era pesimista por lo que se refería al destino humano y sin embargo era optimista respecto al hombre.
No obstante esta percepción del religioso, Camus continúa con sus dudas:
-Siempre me ha inquietado el conflicto entre las ideas y sus realidades. Esto es por lo que suelo estar próximo a la negación de que la vida tenga algún sentido o que la existencia de un Ser Supremo pudiera dotar a este mundo de sentido. Durante mucho tiempo creí que el universo mismo era fuente de sentido, pero ahora he perdido toda confianza en su racionalidad.
-No,-aclara el pastor- creo que el universo es ambas cosas, racional e irracional. Podemos darle sentido a nuestro entorno por medio de la aplicación racional de la ciencia y del conocimiento empírico, pero cuando se trata de las preguntas más básicas del hombre sobre el significado y la finalidad, el universo guarda silencio.
Mumma, maestro de la Biblia, no responde a Camus con argumentos de la Revelación en torno al sentido de la vida. Pero en otra conversación le explica cómo Jesús dio sentido a vidas descarriadas. Hay quienes, antes y ahora, interpretan la experiencia religiosa desde un punto de vista psicológico, reduciéndola a la sublimación de algunos instintos. Claudio Busnelli, profesor de Psicología en la Universidad de Perugia, Italia, define la experiencia religiosa con estas certeras palabras:
-La experiencia es el acto a través del cual la persona se descubre en relación con el mundo, consigo misma y con Dios, y la experiencia religiosa puede definirse como el acto o el conjunto de actos a través de los cuales el hombre se siente en relación con Dios.
Cuando
Cristo dice que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que pueda poseer está significando que el sentido de la vida está más allá de la vida misma. Cristo dio sentido a mi vida vacía, confesó el italiano Giovanni Papini cuando se transformó de escritor ateo a escritor cristiano. El pastor Mumma ilumina la mente de Camus con la conversión de Pablo:
-Si hubiera usted podido preguntar al apóstol Pablo por qué tenía él esperanza, le hubiera respondido así: Recuerdo la clase de hombre que era yo antes de que Cristo entrase en mi vida. Era un duro fariseo, contumaz, censurador, severo en mis juicios. Perseguí a gente inocente hasta su muerte. Entonces Cristo entró en mi vida y fundió mi dureza. El me sorprendió. El hizo de mí una criatura nueva.
Blaise Pascal (1623-1662), teólogo, científico, escritor francés:
-Conocemos a Dios por Jesucristo y sólo podemos conocernos a nosotros mismos por Jesucristo. Es el único que da sentido a nuestra vida en la temporalidad de la tierra.
Si quieres comentar o