Tragedia en Filipinas y mayordomía cristiana

Durante los últimos días hemos estado atentos al desastre natural ocurrido en las Filipinas. Lloramos con los que están sufriendo y estamos buscando la mejor manera de acompañar a los necesitados. Los que han sido afectados por el tifón Haiyan están esperando que el mundo responda.

Mientras que se ha estado respondiendo para ayudar a los afectados por el desastre, también se ha estado celebrando una reunión de la ONU sobre el medio ambiente en Varsovia.

Las discusiones han reflejado las divisiones entre países ricos y pobres, entre los desarrollados y los que están en vías de desarrollo y entre los países más propensos a los efectos de los cambios climáticos y los que sienten que pueden responder a cualquier desastre.

Los países pobres y los que están en vías de desarrollo exigen que los países desarrollados se hagan responsables de los daños al medio ambiente. Los países ricos están dispuestos a dar algo para ayudar a los pobres, pero no quieren reconocer que su éxito económico ha sido a costas del medio ambiente y que cargan más responsabilidad con relación a los cambios climáticos.

Casi todos los científicos reconocen que la contaminación está creando cambios en el medio ambiente. Sin embargo, todos los países quieren que “el otro” tome los pasos profundos que serán necesarios para cambiar comenzar a reducir la contaminación del medio ambiente. Todos los países están dispuestos a hacer algún cambio, siempre y cuando no tenga un costo sobre sus economías o estilos de vida.

Los dos países que más contaminan, EEUU y China, asumen que parte de la solución está en que el otro haga cambios de fondo. Y mientras se habla de la importancia de tomar pasos para reducir la contaminación ambiental se sigue contaminando a niveles que siguen creciendo.

En medio de todo esto es difícil escuchar alguna voz cristiana que reconozca la responsabilidad que tenemos en esta situación.

Los cristianos estamos listos a ofrecer ayuda a los que están sufriendo en las Filipinas o en cualquier otro lugar donde haya un desastre. Pero nos cuesta reconocer que estamos fallando en nuestra tarea de ser mayordomos de la creación divina.

La mayoría de los cristianos estamos respondiendo como los líderes políticos. Estamos dispuestos a ayudar, pero no a hacer los cambios profundos que necesita nuestro medio ambiente.

La primera responsabilidad que Dios dio a los humanos que creó fue sobre la creación. Pero muchos humanos actuamos como que Dios nos dio el mundo para nuestro uso y abuso y no para ser mayordomos. Sin embargo, estamos comenzando a pagar el abuso que le hemos hecho a nuestro mundo.

Es tiempo de arrepentirnos de nuestros estilos de vida personales y comunitarios y comenzar a vivir como mayordomos. ¿Estamos listos a simplificar nuestros estilos de vida y llamar a nuestros países al cambio o asumiremos que es alguien más quien tiene que cambiar?