A un año justo de la muerte del eminente teólogo metodista argentino, Alberto F. y David Roldán han publicado un libro que rinde homenaje y analiza su obra, José Míguez Bonino: una teología encarnada (Buenos Aires, Sagepe Editores).
Nunca más pertinente un volumen como éste que, de manera breve y concisa, pero con singular entusiasmo y pasión, resume en líneas muy firmes la trayectoria intelectual y espiritual de uno de los pensadores protestantes más reconocidos, quien también participó en la defensa de los derechos humanos en los años más difíciles de la dictadura militares en su país y, después, en la Asamblea Constituyente que redactó una nueva Constitución, además de desarrollar una fecunda labor dentro del movimiento ecuménico, que lo llevó a ser uno de los presidentes del Consejo Mundial de Iglesias y el único representante protestante en el Concilio Vaticano II, sin olvidar su intensa carrera como pastor y profesor en el ahora Instituto Universitario Isedet.
Ha sido muy fuerte la tentación de tomar fragmentos o citas de la muy dilatada obra de Míguez Bonino para presidir este texto, pero dada la importancia del volumen que nos ocupa, nos concentraremos en él, aunque sin dejar de mencionar que en estos días comenzamos un curso introductorio a la teología del autor de
La fe en busca de eficacia, acaso su libro más recordado y difundido.
Los Roldán emprendieron con conocimiento de causa este empeño, pues ambos fueron sus discípulos directos en el Isedet, lo que hace de sus textos una introducción sumamente confiable para quienes se acerquen por primera vez (o no) al autor en cuestión.
La curiosa circunstancia de que padre e hijo, como en este caso, trabajaran juntos o se dedicasen a la misma disciplina, no es tan extraña como parecería, pues en el ambiente evangélico latinoamericano hay varios ejemplos: Sergio y Reinerio Arce, Adolfo y Carlos E. Ham (en Cuba), Benjamín y Nancy Bedford (en Argentina), José David Rodríguez I y II (Puerto Rico), además de Raquel, y el propio Míguez Bonino y su hijo Néstor. Eso habla de la manera eficaz en que los primeramente mencionados supieron despertar el interés por continuar en los caminos de la reflexión teológica.
Alberto F. es autor de varios libros, los más recientes,
Reino, política y misión y
Te busca y te nombra. Dios en la narrativa argentina (los dos de 2011). David ha dado a conocer en estos días
Teología contemporánea de la misión. Reflexión crítica, su primera producción.
El prólogo del profesor Osvaldo L. Mottesi ubica, cronológica y emocionalmente, el contexto del que surgió la escritura del libro,
[i] pues describe los aspectos básicos que los lectores/as encontrarán en los dos documentos recogidos por los autores.
Mottesi destaca el carácter “preguntón” y el “wesleyanismo radical” de Míguez Bonino, y lo define como un teólogo “orgánico” y “contextual”, con justa razón. Da sus razones enfáticamente y suscribe plenamente lo que ambos Roldán expresan. Sobre la vida del teólogo estudiado, dice que “se resume y expresa con nitidez meridiana” en el citado título: “La fe en busca de eficacia”. Agrega que, en su trato personal con Míguez, pudo constatar su “estilo trinitario”, esto es, la conjugación de humildad, humanidad y amor que practicaba.
Mottesi concuerda con las conclusiones de A. Roldán sobre el método y la producción teológica de Míguez, tomando como base sus observaciones en el Concilio Vaticano II:
Otro aspecto característico de la teología de José Míguez Bonino es su naturaleza interrogativa antes que asertiva. En muchos de sus artículos y libros abunda en interrogaciones, en indagaciones. Como en el caso de Concilio abierto, cuyo contenido, en gran parte está constituido por preguntas que formula sobre el Concilio Vaticano II. Este evento le suscita preguntas conducentes a intentar definir en qué consistió dicho Concilio, qué nuevas perspectivas abre a la Iglesia católica romana y qué desafíos implica para los evangélicos. En este sentido, se puede decir que José Míguez Bonino es molesto como un tábano que cuestiona y pone en entredicho muchas posiciones tanto teológicas como ideológicas que campean en el ámbito protestante y evangélico(pp. 7-8 y 74, subrayado original).
Una cita de D. Roldán es particularmente útil para percibir el abordaje que predomina en el libro:
Mi tesis en este capítulo es la siguiente: la obra de Míguez Bonino sostiene una teología que busca la integración entre la “interioridad ahistórica” y la exterioridad histórico-social del testimonio cristiano. Dicha integración se obtiene por varios movimientos: la reivindicación de cierto historicismo, la “ruptura epistemológica” que supone la inclusión de un “instrumental” concreto de análisis de lo histórico social en la elaboración teológica (el marxismo crítico), como mediaciones teórico-prácticas para “la dialéctica de la obediencia” de la fe y la teología del pacto. Como correctivo de una teología política anodina en cuanto a la concreción de un proyecto histórico, el teólogo argentino postula la necesidad de identificar un proyecto histórico concreto en el cual la fe cristiana se plasme en la historia, como interrelación entre utopía y redención(pp. 9-10 y 95).
Dividido en tres partes, los textos de cada autor y una entrevista con que finaliza el de D. Roldán, el volumen le hace justicia al talante de la teología de Míguez, siempre en diálogo con la tradición protestante y más allá de ella.
Las citas evidencian la seriedad del análisis, pues combina, en el caso de Alberto F., la búsqueda de las raíces vitales de esta teología, junto con sus temas centrales. Ese primer texto, parte de un curso sobre teólogos protestantes latinoamericanos, expone los lineamientos generales del pensamiento de Míguez a partir de cuatro ejes: la presencia del Reino de Dios en la historia, la Trinidad como criterio hermenéutico, la unidad de la Iglesia para la misión y la ética política cristiana. El de David presenta el trasfondo filosófico, las opciones metodológicas y la caracterización y crítica del cristianismo burgués de la interioridad y la exterioridad como dimensiones antropológicas.
Reconociendo su deuda, escribe A.F. Roldán en la presentación: “
Con José Míguez Bonino aprendimos a ‘hacer teología’ desde una situación concreta: América Latina. A partir de sus textos y, sobre todo de sus diálogos, nos dimos cuenta de que la teología tiene algo que decir al aquí y al ahora de la Iglesia y del mundo” (p. 23). Ya en el ensayo propiamente dicho, subraya que Míguez influyó en varias generaciones de teólogos/as latinoamericanos y comienza con una semblanza vital que abarca desde su nacimiento, en 1924, hasta su muerte en 2012, basándose especialmente en el texto autobiográfico incluido en
El silbo ecuménico del Espíritu, libro de homenaje por sus 80 años publicado en 2004. En ese recuento llama la atención la amplitud de miras con que asumió el compromiso ecuménico en una época en la que desde muchos espacios evangélicos era muy mal visto. A continuación, abordará los ejes centrales de su teología para concluir, precisamente, con que estamos ante una verdadera “teología encarnada”.
[i]O.L. Mottesi, “Nostalgias y algo más, celebrando a un maestro”. Puede leerse íntegro en:
www.redristianaradical.org/uploads/3/2/3/2/3232275/nostalgias_y_algo_mas_celebrando_a_un_maestro.pdf. Aquí se cita la versión final que aparece en el libro.
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