El éxito comercial y crítico de
Sgt. Pepper lo convirtió instantáneamente en un clásico de la era del rock.
La misma semana de su estreno, Jimi Hendrix le hizo un tributo. Los Beatles demostraban una vez más que eran la brújula artística de toda una generación. En medio del reconocimiento público y el enamoramiento espiritual con el Maharishi Mahesh Yogi, el histórico manager de la banda, Brian Epstein, murió de una sobredosis accidental. Eso desató un desconcierto organizativo y varios desencuentros personales en la banda. Paul asumió el timón creativo casi por descarte (o, al menos, eso dice él). Fruto de su gusto por los conceptos (que ya había puesto las bases para
Sgt. Pepper), surgió
Magical Mystery Tour.
El “viaje mágico y misterioso” fue pensado como un EP (un formato intermedio entre el sencillo y el álbum) para acompañar el lanzamiento de una película. Seis canciones de la película se publicaron el 8 de diciembre de 1967 como EP (un formato exitoso en Inglaterra). En Estados Unidos, país en el cual el EP no tenía el mismo éxito, se eligió una estrategia comercial diferente: a las seis canciones originales se sumaron otras cinco canciones lanzadas como sencillos a lo largo de 1967; las once canciones se editaron como un álbum. Esta decisión, aunque fue rechazada por la banda en un primer momento, ganó aceptación con el paso del tiempo. En 1987, cuando se unificó la discografía de los Beatles a nivel mundial para la salida del catálogo completo en CD, la versión norteamericana de once canciones se convirtió en la versión estándar.
Los “Magical tours” o “Viajes mágicos” eran excursiones sin destino fijo, un derivado de las expediciones denominadas “charabanc”, usuales en Inglaterra a principios del siglo XX. La película nace como una parodia de esos viajes. Otro referente fue el viaje por Estados Unidos conocido como “The Freewheeling Adventures of Ken Kesey’s Merry Pranksters”, realizado por el escritor norteamericano Ken Kesey y algunos seguidores.
El proyecto central no era el disco sino la película: una colección de escenas sin mucha coherencia habitada por elementos psicodélicos. A lo largo de la cinta se muestran escenas que explican parte del sentido de las canciones (que funcionan como sucesos especiales del viaje y también como banda sonora; es el caso de las seis canciones originales: “Magical Mystery Tour”, “The Fool on the Hill”, “Flying”, “I Am the Walrus”, “Blue Jay Way” y “Your Mother Should Know”).
Magical Mystery Tour fue un fracaso a nivel cinematográfico. La película fue destrozada por los críticos y el público. Sin embargo, las canciones tuvieron gran aceptación entre consumidores y especialistas. En 1969 el álbum fue nominado como disco del año en los Grammy, un premio que Sgt. Pepper había ganado el año anterior.
Estética y creativamente,
Magical Mystery Tour no rompe con las búsquedas de
Sgt. Pepper sino que las profundiza. A nivel musical, se escuchan influencias del pop, el rock and roll, el romanticismo temprano, la música india, el music hall, la música psicodélica y más. Aunque a nivel compositivo se puede ver una continuidad entre ambos discos,
Magical Mystery Tour no fue pensado como un álbum completo; por este motivo, la impronta conceptual que existía en
Sgt. Pepper –la idea de un concierto como unificador de canciones– no se encuentra presente.
La película propone una clave de sentido que no es tan productiva ni está tan desarrollada como la anterior pero funciona: el viaje. Es una idea repetida en algunas de las obras más importantes de la literatura universal, desde
La Odisea a La Divina Comedia y el Quijote, y abre las puertas de la narración, por su misma impredecibilidad, a todo tipo de elementos. Como metáfora unificadora, permitió que los Beatles incluyeran canciones sin un hilo muy claro. Se puede percibir también la idea del carnaval y su desenfreno (recordemos que, en la tapa del disco1, los Beatles aparecen con máscaras y disfraces de animales).
Como vimos al inicio de estos artículos, en
Sgt. Pepper los Beatles
convirtieron el aburrimiento y el cansancio de las giras en una fuerza creativa para trabajar en el estudio de grabación. De igual manera, creo que la película y el disco
Magical Mystery Tour dejan ya entrever el agotamiento producido por la excesiva producción en el estudio de grabación y el tedio que conllevaba la constante apertura de horizontes a nivel compositivo. Este elemento se suma a otras situaciones personales (el despertar religioso de Harrison, la crisis matrimonial de Lennon) y explota a través de una válvula creativa muy interesante: la parodia.
La película
Magical Mystery Tour, vapuleada por la crítica por su falta de cohesión, torpeza narrativa y carencia de ideas, debe ser leída como una gran parodia: hacia los viajes de misterio, el mundo del espectáculo y hacia la misma obra de los Beatles. Tres canciones del período, de los tres compositores (Lennon, McCartney y Harrison) explorarían este aspecto. “I Am the Walrus”, de Lennon, nació como una burla hacia su propia escritura y los alcances de sus canciones cuando se enteró de algunos de los enrevesados análisis textuales a los que eran sometidas sus canciones. “Hello Goodbye” nació como un juego cuando le preguntaron a McCartney cómo componía canciones; él se sentó en el piano y pidió que le dijeran palabras sueltas, a las que respondía con su antónimo: hola / adiós, sí / no, quédate / vete. El resultado final de ese improductivo juego retórico es: «tú dices “adiós” y yo digo “hola, hola, hola”. No sé por qué lo estamos diciendo». “Only a Northern Song”, de Harrison, grabada en las sesiones de Sgt. Pepper pero descartada en ese momento y utilizada como banda sonora de Yellow Submarine, es incluso más evidente en su rechazo hacia la “canción del norte” (northern song), opuesta a la cultura del Oriente y la religión de la India que se había convertido en su interés primordial. La letra es clarísima: «en realidad, no importa si toco un acorde u otro ni las palabras que use ni la hora que sea porque es sólo una canción del norte. […] Si te parece que la armonía es un poco confusa y desafinada, tienes razón; ya te dije que ahí no hay nadie».
Recordemos este punto cuando vayamos desarrollando una a una las canciones de
Magical Mystery Tour.
Subyace en todo el disco un incipiente sentido de tedio que se convierte, en las manos de los cuatro de Liverpool, en parodia y sarcasmo. Esta clave creativa sería fundamental para las canciones de
White Album, el siguiente disco de la banda, que convierte a la parodia en el hilo conductor por excelencia (y se adelanta creativamente a una de las características más comunes de las estéticas de la posmodernidad).
Puedes escuchar
Magical Mystery Tour completo
aquí (Youtube).
Este artículo forma parte de la revista P+D Verano/05,descárgala aquí (PDF).También en ISSUU:
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