EL ECUMENISMO EN LA VIDA Y OBRA DE D. JULIÁN GARCÍA HERNANDO, por Elvira Ródenas Ciller, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 545 páginas.
El sacerdote Julián García Hernando fue un hombre bueno. Un buen hombre. Un hombre de fe. Creyente en Dios sin titubeos ni sospechas. Fiel a los dogmas de la Iglesia católica a la que había entregado la vida desde que abrazó el sacerdocio en marzo de 1943. Yo lo conocí en tiempos de la transición religiosa que se inició durante el mandato de Adolfo Suárez. Coincidimos por vez primera hacia 1980, cuando el entonces Director General de Asuntos Eclesiásticos, Eduardo de Zulueta, preparaba el borrador para la segunda Ley de Libertad Religiosa, finalmente aprobada por el Congreso de Diputados el 24 de junio de 1980.
Allí y entonces nos hicimos amigos. Hombre de corazón abierto, era fácil ganar su amistad. Durante los años que siguieron nos veíamos en todas las convocatorias que hacían los directores generales de turno.
El sabía quién era yo y yo sabía quién era él. Pero la nuestra fue siempre una amistad que no conocía fisura. Superaba nuestras diferencias ideológicas y nos centrábamos en los afectos humanos. A mí, que nunca acepté el ecumenismo impuesto por el Concilio Vaticano Segundo, el corazón de don Julián me tenía ganada la voluntad. Si el Papa Juan XXIII no hubiera cometido tantas contradicciones cuando se pronunciaba sobre Ecumenismo, si la Iglesia católica no lo hubiera institucionalizado, vigilado y arrastrado a su campo, si el Ecumenismo católico hubiera estado concretado en la sola figura de mi amigo Hernando, a estas alturas yo sería practicante, defensor y propagador del Ecumenismo. Pero ¡ay!, las jerarquías no entienden de sentimientos, sólo de leyes, de letras, y la letra mata.
Julián García Hernando nació en Campaspero, provincia de Valladolid, el 16 de marzo de 1920. Murió en Madrid a los 88 años, el 30 de junio de 2008. Completó la carrera del sacerdocio en la diócesis de Segovia. En la Universidad Pontificia de Salamanca obtuvo una licenciatura en Teología y en la Universidad de Madrid otra licenciatura en Historia.
Atraído por el Ecumenismo, estuvo presente en las asambleas promovidas por el Consejo Ecuménico de las Iglesias en Upsala (Suecia), Nairobi (Kenya) y Vancouver (Canadá). En Roma asistió a varias reuniones de Secretariados Nacionales de Ecumenismo. En Madrid fundó la revista PASTORAL ECUMÉNICA, organizó Encuentros Interconfesionales de Religiosas y fundó el Instituto de Misioneras de la Unidad, que acaba de celebrar los cincuenta años de vida.
Elvira Ródenas, autora de EL ECUMENISMO EN LA VIDA Y LA OBRA DE D. JULIÁN GARCÍA HERNANDO, es doctora en Ciencias Químicas y catedrática de Química Física en la Universidad de Alcalá de Henares, Madrid. Tiene una licenciatura en Estudios Eclesiásticos y Teología Espiritual por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. El Gobierno japonés le concedió una beca en la Universidad de Hokkaido (Japón). Es autora del libro THOMAS MERTON. EL HOMBRE Y SU VIDA INTERIOR.
Presente en el velatorio que siguió a la muerte de Hernando,
Ródenas explica su obra diciendo: “He trabajado con sus escritos en libros y distintas revistas, fundamentalmente Pastoral Ecuménica…He tenido en cuenta lo que él decía y había tomado como principio de vida: “Hacer juntos todo aquello que la propia conciencia no nos obligue a hacer por separado, lo que se conoce como el
principio de Jund”.
Otra mujer, María José Delgado, Misionera de la Unidad, quien trabajó junto a Julián Hernando a lo largo de años, escribe un prólogo redactado con el corazón, con una gran dosis de ternura. Dice: “Los escritos de D. Julián recogidos contienen una bellísima y profunda manifestación ecuménica rayana en la poesía, expresión viva del sentimiento y vida que para él contenía el Ecumenismo, sus palabras resuenan vibrantes por el amor y la pasión que suponía para él la búsqueda de la unión de los cristianos”.
Las páginas del libro escrito por Elvira Ródenas se estructuran en torno a ocho largos capítulos que llevan estos títulos: Introducción al Ecumenismo. Los inicios y la obra de un gran ecumenista. La oración, camino de la Unidad. El pluralismo religioso. Don Julián con el Consejo Mundial de Iglesias. La Iglesia católica y el ecumenismo. Asambleas Ecuménicas en Europa. Conclusión.
En el segundo capítulo la autora explica el origen y el significado de la institución a la que García Hernando dedicó su vida. A la pregunta “¿por qué Misioneras de la Unidad?”, la autora responde: “Misioneras de la Unidad proviene de dos textos bíblicos: “Id y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19 no 18:29 como por error figura en el libro) y “que todos sean uno” (Juan 17:21, no 7:21 como se le ha escapado a la autora).
EL ECUMENISMO EN LA VIDA Y EN LA OBRA DE D. JULIÁN GARCÍA HERNANDO constituye un merecido homenaje a la persona y al trabajo de un hombre que anduvo tras las huellas de Dios, enamorado de Cristo. Un hombre consecuente con su ideal ecuménico que quiso hacer mejores a los hombres y mujeres que en la tierra habitamos. Este es el verdadero oro que abre las puertas de la eternidad y seguirá brillando cuando el sol se oculte en los atardeceres de esta vida efímera.
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