21 mujeres y 10 hombres (S. Park)

Me llega un correo electrónico de Barcelona enviado por una persona a la que no conozco. Debe leer mis artículos en PROTESTANTE DIGITAL. Dice que como crítico literario no soy justo, porque siempre me limito a hablar bien de los autores cuyos libros comento. Es cierto. Para hablar mal ya está el diablo.

Yo no ignoro los principios de la crítica literaria. A mano izquierda de la mesa sobre la que a mano derecha escribo tengo permanentemente libros de cuatro grandes maestros en esta materia. El español Andrés Trapiello, el inglés Paul Johnson, el alemán Dietrich Schwanitz y el norteamericano Harold Bloom, uno de los mejores críticos literarios del momento. Leo a los cuatro con mucha frecuencia, subrayo, tomo notas, me inspiro en ellos.

Lo que ocurre conmigo es que nací con un elevado espíritu generoso y pretendo conservarlo hasta la tumba. Cuando tantos seres mezquinos hay en el mundo de las letras –también entre evangélicos- que parecen sufrir dolores de estómago a la hora de reconocer méritos ajenos, yo me sitúo al otro lado del cotarro. Busco siempre lo que de bueno y destacable pueda haber en un libro. Si a primera vista no lo encuentro, insisto hasta hallar argumentos que me lleven al reconocimiento de la obra y del autor. A veces, lo sé, elevo las virtudes a categorías superiores. Es porque yo no practico la crítica literaria para señalar defectos; lo hago para destacar cualidades. A quien no le guste que no me lea. Siempre encontrará comentaristas grises y tacaños con los adjetivos. Yo no me muevo en ese campo.

Stuart Park es hombre de amplia formación universitaria. Nació en Inglaterra en 1946. En la prestigiosa Universidad de Cambridge cursó una licenciatura en Filología Románica. En la Universidad Temple, de Filadelfia, Estados Unidos, se doctoró en Filosofía y Letras.

Siguiendo los pasos de tantos otros buenos apóstoles ingleses que llegaron a nuestro país para impulsar la evangelización y la formación de líderes, Stuart Park eligió España como campo de misión. Fue uno de los pioneros de los Grupos Bíblicos Universitarios, cuya presidencia ostentó durante diez años. Desde 1995 dirige la revista literaria ALÉTHEIA que publica la Alianza Evangélica Española. En Valladolid digirió a lo largo de quince años el Colegio Internacional. Actualmente es Anciano en la Asamblea de Hermanos que se reúne en la calle Olmedo de la ciudad castellana.

Park ha publicado varios comentarios a libros del Antiguo Testamento, entre ellos Job, Rut, Jonás y Ester. Compruebo en sus obras un gusto (¿británico?) por la literatura, por el placer estético y, en ese goce, está su cuidado del lenguaje.

Hoy me enfrento a dos hermosos libros de los últimos publicados. Son en total 31 semblanzas de personajes bíblicos. En pocas palabras, en párrafos escritos después de indagar mucho en las páginas del libro y con una gran dosis de comprensión y cariño, el autor penetra en la vida y en el universo de personajes conocidos algunos, menos conocidos otros, ignorados muchos. Hablo con conocimiento de lo que digo, puesto que ahora mismo tengo en la casa que habito cinco mil libros de todos los temas conocidos en la literatura bíblica y en la literatura secular. Y afirmo que pocos autores que han tratado los mismos temas igualan a Stuart Park en exquisitez y, menos aún lo superarían en sinceridad.

EL CORDÓN DE GRANA. HISTORIAS DE MUJERES EN LA NARRATIVA BÍBLICA, Publicaciones Andamio, Alts Forns 68, 08038 Barcelona, Teléfono 934322523, 281 páginas.

El título del libro viene sugerido por la historia de Rahab, supuesta ramera, que tuvo la valentía, no exenta de riesgo, de esconder en su casa a los dos espías que envió Josué para reconocer la tierra prometida y la ciudad de Jericó. Una vez a salvo, los espías, antecesores de la formidable organización de espionaje israelí llamada Mossad, sugirieron a Rahab que atara “un cordón de grana” a la ventana. Esto la protegería de la matanza que tenían proyectada llevar a cabo en Jericó.

De este episodio parte el autor para deleitarnos con un total de veintiuna historias de otras tantas mujeres que figuran en las páginas de la Biblia. Las enumero, para disfrute y conocimiento del lector: Eva, Sara, Rebeca, Lea, Raquel, Tamar, Miriam, Rahab, Débora, Rut, Ana, Mical, Abigail, Betsabé, la viuda de Sarepta, la “mujer importante” de Sunem, Jezabel, Ester, Elisabet, la virgen María.

Son heroínas. Mujeres con corazón de hotel, siempre disponiendo de sitio para alguien más. Mujeres de la Biblia que no hablan el lenguaje de los hombres porque para ellas las palabras tienen otro significado, otro valor, especialmente cuando se trata de sentimientos.

Cuando Stuart Park escribe breve prólogo al libro, aclara que este “sirve, también, como símbolo, de la línea mesiánica que se extiende desde Eva hasta María”. Con la madre del Salvador hace una excepción de espacio. Le dedica dos capítulos, uno más que al resto de las estampas femeninas que retrata en la obra. Justifica esta distinción porque en “la Virgen –Madre de Jesús, “bendita entre las mujeres”, destacó siempre “su humildad y su fe”.

DOCE NOMBRES, Publicaciones Andamio, 230 páginas.

Toca ahora el turno a los hombres. El autor siente que el pasado está vivo entre nosotros. Partiendo de los vestigios de la Historia en la Biblia, Stuart Park ofrece semblanzas, pequeñas biografías de diez hombres que siendo seres comunes iguales a los demás, excepto Jesús, marcaron un punto de partida en los propósitos divinos de una importancia determinante. Fueron Abraham, Jacob, Moisés, Samuel, Absalón, David, Elías, Eliseo, Saulo y Jesús.

El libro se divide en dos partes. La primera va desde Abraham hasta David. La segunda parte, casi en su totalidad, está dedicada al Hijo de Dios, Dios encarnado. Aquí se recrean episodios con los que está familiarizado el lector de la Biblia. La barca azotada por la tempestad que ponía en peligro la vida de los discípulos que en ella navegaban. La conversación que Jesús sostuvo con Marta a la muerte de Lázaro. El lamento del Señor ante el corazón endurecido de quienes habitaban Jerusalén. La negación del apóstol Pedro. La traición de Judas. El grito de dolor y de triunfo que salió de la garganta del Divino Maestro clavado en la cruz. El llamamiento a Saulo de Tarso convertido, a partir de aquí, en el apóstol Pablo.

Me he extasiado ante la lectura de esta segunda parte de DOCE HOMBRES. Sin hacer caso a mi ilustre manco, a quien parecían odiosas las comparaciones, el relato de Stuart Park me ha recordado la fabulosa biografía de Jesús escrita por uno de mis héroes literarios: el florentino Giovanni Papini.

Quienes lean EL CORDÓN DE GRANA y DOCE HOMBRES, gozarán de esa semilla mágica que su autor extrae de la Biblia para plantarla en mentes y corazones.