“Esencia y resistencia”, por Evangelina Sierra y Joel Forster, Publicaciones Andamio, Alts Forns 68, 08038 Barcelona, teléfono 93 4322523, 248 páginas.
Al inicio de la reforma religiosa emprendida por Martín Lutero en Alemania se le suele atribuir una fecha: 1517. En el curso de ese siglo XVI la Reforma prendió y se extendió por varios países de Europa: Inglaterra, Alemania y los territorios de Escandinavia. En la Europa de origen latino, Francia, Italia, España y Portugal, la Reforma encontró mayores dificultades.
En el tercer tomo de su monumental HISTORIA DE LA HUMANIDAD, traducida al castellano por Nicolás Salmerón y Fernández de los Ríos, publicada en Madrid en 1881, el historiador y filósofo belga Francois Laurent cuenta que
Francia no podía simpatizar con los reformadores porque su genio era el de la unidad política y religiosa. En el siglo XVI tenía por divisa: “Un Dios, un rey, una religión”, la católica. En un Edicto de 1567 acerca de los funcionarios de la judicatura, proclamado como base de la monarquía, figuraba esta máxima: “Así como por la Providencia divina no hay más que un sol y un solo rey en nuestro reino, tampoco debe, por análoga razón, haber en él más que una sola religión”.
Esto, sin embargo, no logró detener la entrada, expansión e influencia del protestantismo en el país galo. Francia era católica por necesidades políticas, no por las creencias, como España, que dio al catolicismo grandes caudillos en las luchas contra el protestantismo, como los reyes Carlos V, Felipe II, y el fundador de la Compañía de Jesús, Ignacio de Loyola.
La persecución contra los protestantes franceses no tardó en llegar.
Las pasiones religiosas, exaltadas hasta el frenesí, dieron lugar a
una guerra civil que algunos historiadores limitan a 30 años y otros la prolongan 37 años más, desde 1562 a 1629.
Uno de los episodios más sangrientos registrados en aquellas guerras de represión desatadas por católicos franceses contra hugonotes protestantes ocurrió en la llamada “noche de San Bartolomé”o “matanza de San Bartolomé”, que tuvo lugar el 24 de agosto de 1527 y que Félix Benlliure explica en su libro sobre los Hugonotes.
Dice el autor que “cuando el sol se levantó el 24 de agosto habían muerto asesinados unos veinte mil hugonotes. En las calles todo era un tumulto impresionante, desorden y carnicería; arroyuelos de sangre corrían por las calles; cadáveres de hombres, mujeres y niños estorbaban delante de las puertas…. el populacho corría detrás de los asesinos que mutilaban a los hugonotes, les arrastraban atados con una cuerda por el barrizal y la sangre, para ser también participes de esta fiesta de caníbales”.
Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre el número de protestantes franceses que fueron asesinados en la noche de San Bartolomé en varias ciudades del país. Los cálculos varían entre 70.000 y 100.000.
Laurent apunta directamente a los culpables. Dice: “Con la historia en la mano respondemos que la matanza fue predicada allí donde no se debía oír sino palabras de caridad”. Más adelante insiste el prestigioso historiador: “
Los franceses no fueron, a decir verdad, sino el instrumento de la Iglesia; y no es la mano que hiere a quien la Historia debe perseguir con sus maldiciones, sino al que inspira el crimen”.
El escritor, político, estadista y elocuente orador Emilio Castelar se lamenta en el cuarto tomo de su magnífica obra LA REVOLUCIÓN RELIGIOSA, publicada en Barcelona en 1883, de lo pronto que se olvidan estos dramas de la Historia.
Los protestantes españoles no olvidan el drama. Editorial Clie publicó en 2006 un tomo escrito por Félix Benlliure con el título LOS HUGONOTES, un camino de sangre y lágrimas”. Ahora siguen profundizando en el tema dos autores que, a mi juicio, son lumbreras en las letras del protestantismo actual. Evangelina Sierra, licenciada en Historia por la Universidad de Santiago de Compostela, destaca por sus investigaciones en la historia del protestantismo español y europeo. La escritura de Sierra resulta cautivadora, es seria, es profunda, muy bien documentada, excelente, con muchos matices y gran cantidad de material.
Joel Forster nació en Suiza y se ha criado en España. Es licenciado en periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona. Para él, el periodismo no tiene puertas ni paredes. Está donde esté la noticia. Compañero en las tareas de PROTESTANTE DIGITAL, sus escritos tienen una gran fuerza y evidencian siempre, o casi siempre, que su pluma está al servicio de la Verdad que en la Biblia se escribe con mayúscula.
Evangelina Sierra y Joel Forster escriben 248 páginas sobre la Historia de los Hugonotes en Francia. A diferencia de otros libros sobre idéntico tema, éstos dos autores obvian detalles intrascendentes y profundizan más en la historia que fue, no en la que algunos autores inventan.
Al margen de los hechos históricos, más o menos conocidos, que los autores exponen en dos largos capítulos,
la singularidad de este libro consiste en la crónica de un viaje realizado a Francia por un grupo de protestantes españoles entre el 17 y 22 de julio 2011. Viajar y escribir sobre viajes es una de mis pasiones. Como en el poema de Edward Fitzgerald, nadie regresa para enseñarnos el camino. Hemos de viajar para descubrirlo por nosotros mismos y contarlo después. La desenvoltura y amenidad que adornan la crónica de Forster, la elegancia del vocabulario que emplea, el atractivo de los lugares que narra, hacen que esta crónica viajera de 65 páginas subyugue y fascine. Y siguiendo a Fitzgerald, como después de viajar hemos de contarlo, mujeres y hombres que participaron en aquella envidiable excursión expresan sus opiniones en las últimas 20 páginas de la obra.
Un libro importante para conocer una parte aún no totalmente esclarecida de nuestra historia protestante, forjada con sangre inocente.
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