OBRAS ESCOGIDAS DE FRANCISCO MACHADO, por Leonor Machado, Ediciones de la Torre, Espronceda 20, 28003-Madrid. Teléfono 91-6922034, 125 páginas.
¡Qué libro tan bonito!
Padre de los hermanos Machado fue Antonio Machado Álvarez, considerado como uno de los primeros folkloristas españoles, autor de una obra importante y extensa. Ana Ruiz, la madre, era mujer “de una dulzura, delicadeza y espiritualidad verdaderamente extraordinarias”, como la describe su hijo José. El matrimonio engendró cinco hijos varones: Manuel, Antonio, José, Joaquín y Francisco.
Antonio fue el poeta–mito del siglo XX. Manuel no lo fue menos, si bien su figura ha quedado oscurecida más por razones políticas que por falta de cualidades literarias. Francisco, el más pequeño, nació el 19 de febrero de 1885 y falleció el 5 de enero de 1950 a los 65 años. Estudió Derecho Penal y Criminología. Terminada la carrera ingresó en el cuerpo de Prisiones. Fue director de cárceles en Madrid y otras ciudades de España. Uno de sus últimos destinos en la Dirección General de Prisiones fue en el Departamento de Redención de Penas por el Trabajo, en Madrid.
Francisco Machado tuvo inquietudes literarias desde muy joven. Cultivaba la amistad con escritores de la época, Francisco Villaespesa entre otros, y era admirador de Concepción Arenal, escritora y penalista gallega. Esta mujer creía y proclamaba que “en la sociedad existen los elementos necesarios para consolar todos los dolores; no hay más que armonizarlos”.
Dijo Rubén Darío que todo aquél que empieza a amar y a soñar acaba hablando en verso. La idea no siempre se materializa, pero la frase es bonita.
La obra de Antonio Machado, tanto poética como filosófica, se considera universal. Su hermano Francisco nunca estuvo a su altura, ni lo pretendió. Pero tampoco disimuló sus inclinaciones por la poesía. Jamás se sintió intimidado por el lustre de sus hermanos.
Escribió versos que sólo publicó en algunos periódicos y revistas. Ahora, su hija menor, Leonor, ha recogido una selección de su obra literaria en prosa y en verso en un volumen recientemente publicado por Ediciones la Torre con un prólogo de la propia Leonor.
De los poemas que figuran en el sumario reproduzco aquí tres, los cuales dan idea de su quehacer poético.
EL RELOJ DE LA CÁRCEL
Hay una luz redonda
en la plaza desierta,
el reloj de la cárcel
con su campana vieja
…………..
Sus tañidos al viento
toda la plaza llenan.
Cuando suenan las horas,
parece que se quejan.
¡Corazón de la cárcel!
¡Alma de la siniestra
mansión del infortunio
donde mora la pena!
¡Donde el pobre recluso
pasa su vida, muerta,
contando del minuto
la intensidad inmensa!
¡Qué lentas van pasando
las horas de tristeza!
LA NIÑA Y LA FLOR DEL AMOR
Llevaba una niña un día,
En su manita una flor,
Y, aunque ella no lo sabía,
Era la flor del amor,
la que en sus manos tenía.
Esa misma niña, un día,
A un niño una flor llevó,
Y, al ver que éste no venía,
En sus manos la estrujó,
Sin saberse lo que hacía.
¡Era la flor del amor,
La que en sus manos tenía!
PLAZA RECÓNDITA
En un rayo de sol recogidas,
En la extraña plaza
Donde cantan y duermen a un tiempo
Dos fuentes hermanas,
Decíale un joven
A una niña pálida:
¿Por qué la tristeza
Invade tu alma?
Y la niña, al punto,
Dijo acongojada:
¿Ves esas dos fuentes
Que hay en esta plaza?
Tú eres la que ríe,
Yo soy la que calla.
Y la fuente muda,
La que seca estaba,
Sobre el blanco mármol
Derramó una lágrima.
En un rayo de Sol recogidas
Dos almas soñaban.
Pregunta Dámaso Alonso si la poesía es pensamiento, ritmo, imagen o sentimiento.
Según leo en los poemas de Francisco Machado, a mi parecer predomina el sentimiento, una íntima vibración del poeta que revierte al exterior el mundo de imágenes sensoriales que capta su mirada. Antonio y Manuel eran poetas y filósofos. En este bello libro del menor de los hermanos Machado el sentimiento precede a la razón.
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