© Manuel López. “Firma de los Acuerdos de los Pactos de la Moncloa. 25 de octubre de 1977. De la exposición itinerante (disponible) Manuel López. Imágenes 1966-2006.
“Casi todas las instituciones ‘suspenden’ en confianza”, titulaba este medio el pasado viernes 3 de mayo la información que recogía los datos –alarmantes, estremecedores datos– del
barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que certifican cómo ha decaído la confianza de los españoles en todas las instituciones, “entre ellas la monarquía, los sindicatos o la Iglesia católica”, si bien el mayor varapalo se lo llevan los partidos políticos, con un 1,83 sobre 10 puntos, seguidos del Parlamento (2,42), los sindicatos (2,45) y el gobierno (2,53). “Lo verdaderamente increíble y casi milagroso”, llega a comentar un lector, “es que lleguen a puntuar por encima de cero”.
El desencanto y la negra sombra de la exasperación se palpan en la calle. No faltan quienes empiezan a hablar de ambiente prerrevolucionario ante el drama de los seis millones de parados, los dos millones de familias con todos sus miembros en paro, el 21,1 % de la población española viviendo por debajo del umbral de pobreza…
Cada vez son más los ciudadanos que claman por un gran acuerdo estatal por el que las fuerzas políticas y sociales se comprometan a sacar España adelante. El creciente descrédito de la clase política y las instituciones que certifican los sondeos de la opinión pública necesita ser atajado por la vía de urgencia sin reparar en el coste de la cirugía que sea preciso aplicar. Se impone una reedición de los Pactos de la Moncloa de 1977.
(Apropósito de la cirugía, huelga recordar aquí que el enfermo no es la ciudadanía, diezmada por la escalada de recortes a cual más drástico e inmisericorde del gobierno, sino un sistema cuyo estado de corrupción y despilfarro salta a las portadas de los medios más prestigiosos de la prensa internacional. Del caso más reciente, se hacía eco también este medio el pasado domingo 5 de mayo: un artículo sobre la corrupción de la clase política en España publicado en la primera plana de
The New York Times).
“Concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado.” Esta definición que de lavoz ‘pacto’establece elDRAE mucho bien haría en ser recordada por gobernantes y clase política en general; los jefes de patronales y sindicatos; los líderes de las organizaciones sociales; los emperadores de la banca; una monarquía cada vez más cuestionada; y la instancia tabú por intocable: la Iglesia católica.
Se me dirá nada de lo anteriormente dicho se “lee” en esta foto que hice de la firma de los Pactos de la Moncloa el 25 de octubre de 1977.
Permítaseme sostener justo todo lo contrario.
Cierto que esta foto, que en su día publicamos en Cuadernos para el Diálogo, no ‘es’ el presidente Adolfo Suárez estampando su firma en un documento en la cabecera de la larga mesa de la Sala del Consejo del Palacio de la Moncloa, flanqueado por una treintena de representantes de las fuerzas políticas parlamentarias surgidas de las primeras elecciones democráticas del 15 de junio de 1977.
La foto no ‘es’ aquel momento histórico que significó el Año Cero del Consenso del que pude ser testigo ocular. (¡Qué tiempos, cuando los políticos firmaban pactos y tomaban vinos juntos!).
La foto es… la imagen de ese hecho histórico. El documento fehaciente del mismo. ¡La memoria!
Por citar solo un par de datos de la situación de entonces: la inflación, galopante, se había disparado al 47%; el país iba camino del millón de parados...*
No se me negará que extraer de la lectura de esta foto paralelismos –por defecto, ay– es tan oportuno como… inevitable:
– Un presidente que, lejos de gobernar al dictado de los intereses del capital y comparecer “en plasma”, es capaz de negociar y pactar con todos poniendo los intereses del país por encima de todo.
(Como anécdota –pero en modo alguno inocente– al entonces ministro de Trabajo no se le habría ocurrido hi harto de vino peleón –como sí ha hecho la actual ministra
del Paro en estado sobrio– invocar a la Virgen del Rocío para implorar el ‘milagro’ de la salida de la crisis).
– Una oposición, la de entonces, más auténtica y cercana al pueblo.
¿Qué hacer?
Como creyentes, instalarnos en ¡la profecía!** Laus Deo.
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* Más datos de interés sobre la situación de 1977 están recogidos en el artículo
Aquellos Pactos de la Moncloa que publiqué recientemente en el medio del que soy editor adjunto,
Periodistas en Español.
** Me remito a las intervenciones en el reciente V Encuentro de la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos ADECE de
Samuel Escobar (
La mejor respuesta a la crisis es colectiva),
Alfredo Pérez Alencart (
Poesía y justicia social: de los profetas al tiempo de hoy) y
Pedro Tarquis quien, en su
conferencia El comunicador cristiano ante la sociedad, el tópico y su ombligo planteó la disyuntiva de actuar cómodamente como “reyes” o desde el compromiso como “profetas”.
700 palabras (más las dos notas al pie)
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