No hace muchos años la Mayoría Moral tenía una voz importante en el partido republicano. La derecha cristiana le ayudó a los republicanos a ganar varias elecciones presidenciales y ellos tenían una voz importante en ese partido político.
Varios de los líderes de la derecha cristiana asumían que podían hacer que el país “regresara” a la fe cristiana. Su poder político siguió influyendo hasta las elecciones del 2004.
Por supuesto que
la “mayoría moral” siempre suscitó muchas preguntas. Nunca fueron mayoría en el país y su moralidad parecía limitarse a temas del aborto y oponerse al matrimonio del mismo género. En todo lo demás su postura era prácticamente la misma que la derecha republicana.
Sin embargo, la
Mayoría Moral era una versión derechista de la postura que anteriormente habían tenido las iglesias protestantes históricas. El cristianismo liberal de las iglesias históricas estaba muy ligado a las posturas políticas y sociales de las clases “educadas” de EEUU. Su postura “cristiana” tenía una moralidad personal, pero ellos asumían que las posturas políticas y sociales del país eran básicamente cristianas.
Tanto el protestantismo histórico de mediados del siglo XX como la Mayoría Moral de la última parte del siglo asumían un modelo de cristiandad. Asumían que las sociedad EEUU eran básicamente cristiana y que las posturas y acciones de sus líderes políticos, sociales y económicos reflejaban los valores “cristianos” del país, o debían de hacerlo.
Pero
la situación ha cambiado mucho en los primeros años del siglo XXI. Los demócratas están llevando al país hacia el secularismo en nombre del pluralismo. Y recientemente los republicanos están dando a entender que el agenda de la derecha cristiana ya no tendrá mayor voz dentro del partido.
Las iglesias cristianas, tanto conservadores como liberales, se están viendo marginalizadas en las plataformas públicas. Su papel público se está limitando a ser capellanes de las acciones políticas de personas que poco valorizan su voz.
Al verse marginalizados muchas iglesias y líderes cristianos están tratando de mantener la voz que tuvieron en el pasado. Todavía están tratando de reproducir la época de la cristiandad.
Algunas iglesias lo están haciendo por predicar un “evangelio” que es prácticamente el mismo mensaje de las voces “progresistas” del momento. Su mensaje trata de demostrar que la fe cristiana en verdad se parece a las actitudes libertinas del momento. Asumen que si predican un “evangelio progresista” conseguirán que la gente se acerque a sus iglesias.
Sin embargo, siguen perdiendo gente.
Muchas iglesias conservadoras asumen que la respuesta es seguir peleando públicamente contra las tendencias secularizantes. Siguen tratando de “regresar” al país a los valores cristianos del pasado. Tienen una presencia más fuerte entre las iglesias cristianas, pero se están dando cuenta que aún sus supuestos aliados, los republicanos, ya no les están haciendo mucho caso.
También se está viendo una nueva tendencia de huir de la sociedad. Un número creciente de iglesias se están dedicando a ofrecer bienes religiosos y están evitando lidiar con las cuestiones sociales, políticas o económicas controvertidas del momento.
Lo más difícil para las iglesias cristianas, tanto de izquierda como de derecha, es que ya no tienen una voz influyente en la sociedad estadounidense.Aunque la gran mayoría de los estadounidenses se siguen identificando como cristianos, es claro que las iglesias y los líderes cristianos, ya no tienen la influencia pública que tuvieron en otro tiempo. Tampoco se puede anticipar que las personas que se llaman cristianas practiquen valores cristianos, ni que sigan las enseñanzas de sus líderes religiosos. La cristiandad está en pleno declive.
Este es el momento para que los cristianos reconozcamos que necesitamos a aprender a ser una minoría moral. Tenemos que aprender lo que significa ser una minoría fiel en la sociedad. En muchas partes del mundo los cristianos son minoría. Llegó el momento en que los de EEUU necesitamos aprender de ellos sobre lo que significa ser cristianos fieles en un mundo pos-cristiandad.
Mientras unos cristianos quieren seguir a la sociedad, otros quieren pelear y otros huir. Pero la respuesta está en entender la sociedad sin seguirla, tener una voz profética sin vivir peleando y vivir una vida alternativa, sin huir de nuestra responsabilidad en el mundo. Tenemos que aprender a compartir el evangelio en un contexto donde tenemos que ganarnos el derecho de ser escuchados.
Ser una minoría moral significa reconocer que debemos buscar la paz de la ciudad donde vivimos. Nos llama a la humildad de ser siervos de Dios y de nuestro mundo. También implica proclamar el mensaje del evangelio a personas que no tienen trasfondo cristianizado, recordando, de nuevo, que es el Espíritu Santo que transforma las vidas de los que escuchan el mensaje.
Nuestra proclamación también tiene que confrontar el pecado, tanto el personal como el social. Tenemos que recordar, de nuevo, que debemos estar en el mundo, pero no ser del mundo. Huir no es opción.
Ser una minoría moral será una tarea compleja para los que estamos impuestos a ser una voz en la cristiandad. Que Dios nos de el valor para ser minoría fiel.
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