UN POETA ECUATORIANO
Narrador premiado (novela y cuento), poeta, dramaturgo, ensayista, crítico de arte, articulista en periódicos, antólogo… Completo mundo literario el de Jorge Dávila Vázquez (Cuenca, Ecuador, 1947), un escritor al que conocí e hice amistad en Quito, durante el III Encuentro Internacional Poesía en Paralelo Cero, que dirige Xavier Oquendo Troncoso, poeta y catedrático de la Universidad Católica de Quito.
Allí se me acercó, tras la lectura que hice del poema “De lo siempre amado”, donde homenajeo a Teresa de Cepeda y a esa sublime boda suya con Cristo. Me dijo que le había conmovido dicho texto y que quería tener una copia del mismo. Así fue nuestro primer acercamiento.
Tiempo después, tras la entrega del aporte cristiano que tiene la poesía de Bruno Sáenz Andrade (expuesta en este blog), retomamos nuestra amical relación, esta vez de forma epistolar. Entonces, cuando solo conocía un libro de cuentos suyo, pude decirle: “Apreciado Jorge: te supongo por la andina ciudad de Cuenca. Tú mismo eres un narrador que entraña lo cristiano en esos atractivos relatos que escribes. Leí tu libro 'La oveja distinta y otros cuentos', que me entregaste el mismo día que Bruno. Si no te escribí es porque no tengo tu correo. Pero sí decirte que me encantó el todo, y también, ya por la inclusión de lo cristiano, 'Ángel sin misión', 'Abismo', 'La cólera de Aquiles', 'A la sombra de Caín', 'El que vino a José', 'Cuidador', 'Alegretto y finale'. Ahora bien, 'Gaspar' es excelente muestra del mestizaje y del Cristo que llegó a los indígenas.Por lo directo, me quedo con tu prosema 'El de la pasión'. Abrazos con el Amado galileo dentro”.
Después recibí su poemario inédito La palabra, el silencio (2004). Así comprendí el profundo anclaje cristiano de toda la obra literaria de Dávila Vázquez; anclaje cuya fusión máxima se encuentra en una poesía diáfana que enaltece el Evangelio. Así comprendí el por qué le había gustado el texto que yo había leído en Quito. Veamos el primer poema de dicho libro, titulado “Dios”, brevísima y trascendente declaración de fe: “Señor:/ No soy Moisés,/ sin embargo/ la zarza ardiente/ aún crepita/ en mi sangre”.
PRIMERA ANTOLOGÍA DE POEMAS INÉDITOS
Les dejo con seis poemas de temática cristiana. Cristo y sus discípulos, más Pablo y Zaqueo. Amplísima, de varios folios, es la bibliografía de este doctor en Filología por la Universidad de Cuenca y también profesor universitario. Cito sólo algunas de sus obras y reconocimientos:
María Joaquina en la vida y en la muerte (novela) y
Este mundo es el camino (cuentos), Premio “Aurelio Espinosa Pólit” 1976 y 1980, respectivamente;
Los tiempos del olvido (cuentos, premio CCE, 1977);
Con gusto a muerte y Espejo Roto (Teatro, premio CCE, 1990);
De rumores y sombras (novelas cortas,1991);
Cuentos breves y fantásticos y Acerca de los ángeles (ed. Trilingüe,1995);
César Dávila Andrade, combate poético y suicidio (ensayo,1998); La vida secreta (novela breve, 1999);
Memoria de la poesía (Poesía, 1999), 1999;
Piripipao (novela breve, 2000);
Historias para volar, Entrañables, Libro de los sueños (Cuentos, Premio Joaquín Gallegos Lara, 2001);
Río de la memoria (Poesía, 2004);
La luz en el abismo (antología de cuentos, 2004);
Árbol aéreo (Poesía, 2008);
Temblor de la palabra (antología poética, 2009) o La voz diminuta (Poesía para niños, 2013). Su obra figura en antologías ecuatorianas y de otros países, con textos traducidos al francés, inglés, alemán, portugués, italiano y hebreo.
Jorge Dávila Vázquez, un poeta dando testimonio de Cristo, de su vida y de sus señales para todos los tiempos.
VIDA DE JESÚS
Pasaste por el mundo
que te vio
como
a todos
los prodigios:
inmutable.
Sin embargo
la luz
después de Ti
ya nunca será
la simple luz.
El pan, el vino
la palabra
durarán por siglos.
Pasaste
por el mundo
en apariencia sin
dejar huella
alguna.
Y, sin embargo
luego de tus días
todo es de paradoja
y de milagro.
Más allá de las explicaciones
tontas y televisivas
sobre tu muerte
que no fue una muerte
como todas.
Por encima
de las negaciones
y los gallos que cantan
en plena noche
desvelados
te quedas día a día
permaneces.
Eres.
PANES Y PECES
A veces
en las tardes
fatigado de luchar
con un verbo
que no era fácil de manejar
como una red
o un remo,
un timón o una vela,
navegando en la barca
que había visto
tantos milagros
Pedro
volvía a recontar los restos
de los panes
multiplicados
y a recoger la red
llena de peces
palpitantes.
Amigo... murmuraba,
en dónde estás amigo
nos faltan
tus palabras,
tus panes de milagro
tu multitud de peces,
todo nos falta,
amigo.
Y su viejo corazón
de hombre de mar
se estremecía.
TOMÁS
Lo juzgamos
y sin embargo
se nos parece tanto.
Vivimos
en el tormento
de la duda
esperando
la llaga del costado
las heridas
que dejaron los clavos
para hundirnos
en ellas
y gritar con Tomás,
conmocionados:
“¡Señor mío y Dios mío!”
PABLO
Cegado en el camino
de Damasco
no ha de mirar
ya nada en el futuro
que no sea
la cruz del sacrificio
y a ese Cristo
triunfante
que volvió
de la muerte.
Y la palabra
se alza de su pecho,
indomable y humana,
tocada por el fuego
de lo eterno,
diáfana, vigorosa,
un hontanar
de estrellas.
JUAN
Cuántas veces
a la orilla
del mar
miraron el atardecer.
No hablaban
mucho.
Compartían un pan
de amigos,
un pez de hermanos
asado en el rescoldo
y un bocado de vino.
Ahora
compartían el fin
y sus torturas,
otra vez en silencio.
Juan miraba el sol
a través
de la cruz ensangrentada.
Y el astro
como otras tardes,
ya lejanas, perdidas
de panes y de peces
y de vino,
tranquilo,
se ocultaba
en un lago de sangre.
ZAQUEO
Hoy comeré en tu casa,
te dijo.
Trepado en el árbol
creíste que pasaría sin
fijarse en tu pequeño
cuerpo de usurero.
-Baja, Zaqueo, hoy comeré
en tu casa.
Y al descender sabías
que tu antigua vida
cómoda
rica
hecha de los sudores
y los sueños de los pobres,
había terminado.
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