Quiero decir, desde un principio, que el cubano Cintio Vitier (1921-2009) fue el primer poeta de dilatada trayectoria que me habló de leer la Biblia y aprender de los grandes profetas y poetas contenidos en el Libro de los Libros, empezando por Jesús.
Fue en Salamanca, donde lo conocí el año 1994. Yo era un joven incrédulo y bastante huraño a cualquier idea o práctica religiosa; pero Cintio supo interesarme en las Escrituras, indicándome de que si quería lograr la excelencia, debía ir a la fuente de la Excelencia.
Y quedó en mí la interrogante: ¿Cómo un magnífico poeta puede estar hablando de la Biblia y de Cristo? Mi supina ignorancia, y nunca mejor dicho Gracias a Dios, solo quedó entre las muchas dudas íntimas que entonces tenía. En otro lugar he expuesto con amplitud ese encuentro con Cintio Vitier.
Y digo esto como prefacio para presentar cuatro poemas suyos, plenos de Cristo.
Dice en otro texto suyo: “El único poder en que creo/ fue coronado de espinas”. Y de cierto que tratándose de un cubano que se quedó en Cuba, también muchas espinas se lanzarán contra él, aunque ya esté muerto. La ideología política es nefasta cuando se extreman los vituperios y se esconde hasta lo poco bueno que haya podido hacer el denostado ‘rival’. Pero eso entre cristianos no debería darse, entiendo, a pesar de las posturas o banderías diferentes de cada quien: Cristo es, felizmente, el centro, la torre donde llegar para curar nuestras inmundas llagas.
Ahora prefiero exponer la savia de Cristo decantada en los versos de Vitier, quien otrora recibiera el Premio Nacional de Literatura (Cuba, 1988) o el Premio Juan Rulfo (México, 2002), el más prestigioso premio que se otorga en tierras americanas. Entre sus libros y antologías poéticas, podemos citar
Vísperas (1953),
La luz del imposible (1957),
Testimonios (1968),
La fecha al pie (1968)
, Hojas perdidizas (1988),
Palabras a la aridez (1989),
Poemas de Mayo y Junio (1990),
Nupcias (1993),
Dama Pobreza (1994) o
Poesía (1997).
Y como el Señor cuando el pasaje de la samaritana, al genuino creyente en Cristo tendría que advertirle si está libre de Todo pecado, antes de arrojar la piedra (ideológica).
Que el Coronado de espinas siga acompañando a Cintio.
EN TU RED
Altísimo tú solo,desprovisto
de toda vacuidad y todo engaño,
si no pude seguirte por mi daño,
por tu gracia te vi mirarme, Cristo.
Por tu palabra sé que sólo existo
si toco a tientas la orla de tu paño,
aunque después me quede solo, huraño,
desdichado de mí, donde resisto.
Porque en mi ser otra pasión se halla,
la de no ser, la de faltar, la oscura,
tornándome este campo de batalla
que es el mundo completo, en miniatura.
Mas si salta en tu red tu criatura,
¡álzala, pescador, hasta tu playa!
TÚ ME HICISTE
(Santiago, III)
Tú me hiciste: que ellos
ahora me deshagan,
que en sus manos oscuras
aún quema tuvenganza.
Hiriéndonos vivimos,
la sangre ardiente mana,
dándonos testimonio
de una invisible llaga.
La lengua entre los miembros
está contaminada,
inflama la creación,
del infierno inflamada.
Las bestias y las aves,
la serpiente es domada,
mas la lengua de fuego
borra la semejanza.
Y el gesto, y la amargura,
y la pobre mirada,
van abriendo la carne,
pudriéndonos el alma.
Cuando expriman la piel,
al foso sea echada:
carroña cainita,
tu mano la rehaga.
PLEGARIA
Sensación general de algo abierto.// La ventana da al cielo,/ el cielo al cielo.// La vena abierta.// La llaga abierta.// … En lo cerrado lo abierto/ como su parte principal,/ la que lo abre/ a lo cerrado,/ la que lo sella como cerrado,/ cerrado-abierto.// Desaguadero, desangramiento/ ¿dónde?/ Siempre hacia arriba, o difuso/ por las entrañas, hacia los cielos/ que se abren unos a otros/ con la velocidad de lo inmóvil.// Estoy inmóvil volando/ a la velocidad del pensamiento,/ del deseo, de la nada,/ de la crueldad, de la plegaria.// El mundo está saliéndose de sí,/ vuela conmigo lento como un águila/ que es el espacio que a sí mismo se perfora.// (…) Lo final es lo abierto/ pero dónde/ si el dónde es un cerrojo.// Isla abierta, mar abierto, cielo abierto,/ hombre abierto, Dios abierto/ por el lanzazo en el costado.//Dios de cabeza/desde su espacio, manando hacia arriba/ la sangre de su costado, el agua.//El agua siempre abierta,/sin orillas, encima de los cielos, primer cielo,/las aguas del principio/donde se empolla la vida.// (…)El inmenso torrente de la ausencia/ desplomándose hacia arriba,/ hacia afuera, succionando/ cada partícula visible.// Lo visible como cerrado:/ parte de lo abierto, lo invisible,/ que bondadosamente, a cadainstante,/ lo ayuda a estar cerrado, a parecerlo.// Pacto de lo visible y lo invisible,/de lo ya visto con lo que todavía no se ve,/con lo que se verá pero ¿cuándo?/¿Dónde?//Pacto de lo cerrado con lo abierto.//El grito, el alarido, la sangre derramada,/ el mar furioso/contra sus límites, los ríos que se salen/ de madre.//Pero no ahora.//Sin duda estallaremos.//Pero no ahora.//Ahora estamos en la serenidad del estallido,volando hacia lo abierto con la velocidad de una plegaria.//Mi plegaria es mirar/el sillón de hierro que estaba roto,/ahora sano,/ inmóvil en la terraza abierta.
EL RESURRECTO
En un día agonizo y
resucito
sin más cruz ni milagro que la vida:
estupor de la tarde inmerecida,
serenidad que se diría mito.
Paso angustia y rencor, el sordo grito
apenas late en la memoria herida,
los árboles me dan la bienvenida,
a reír en mi ciclo los invito.
Poema de la luz, entra en la sombra
y no dejes que pierda la esperanza
cuando vuelva a sentir que no me nombra.
Si eres mentira tú, no se me alcanza
qué puede ser verdad. Morir me asombra.
La noche está estrellada, y todo danza.
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