EL EDIFICIO DE LA IGLESIA ES UNO.
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Por lo cual también contiene la Escritura:
‘He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado.’(1)
Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.”(2)
FIGURAS Y REVELACIÓN
Con este sexto punto concluimos la primera parte de las cuatro de esta serie, basadas en el título general que tomamos prestado del Credo niceno constantinopolitano. Lo desarrollaremos en dos artículos, para luego pasar al segundo tema:
“La iglesia es santa”.
¿Por qué habrán sido necesarias tantas figuras para definir a la iglesia de Dios como única?Quizás le ocurrirá al lector lo que a mí, eso de tener varias respuestas y no saber por cuál optar. Me inclino por una:
no existe una sola figura que pueda explicar en forma exhaustiva el misterio de la iglesia de Dios. El Espíritu las eligió a todas ellas para revelarnos las distintas bondades de esta realidad que nace y se nutre en el amor de Dios y llega a nosotros como un regalo. Me satisface esta respuesta porque la Revelación divina es progresiva; de otra manera el Plan sería inalcanzable para nuestra limitada comprensión de pecadores. Son necesarias para conocer cómo es la casa espiritual que Dios edifica con nosotros en Cristo.
En el AT las figuras siempre apuntan a la Verdad; veladamente nos anticipan a Cristo; y la Verdad habitó entre nosotros en la persona de Jesús. Por lo que habló e hizo él la revela personalmente a todo el que le recibe; y quien le recibe descubre que es libre y se siente compelido para darlo a conocer a los demás.
En el NT las figuras que más abundan son las parábolas(que no son fábulas ni alegorías); Jesús las empleó para que los que buscaban la verdad entendiesen el mensaje y conociesen al mensajero; y, tal como ocurriera en el AT, las parábolas del NT no pudieron ser entendidas por los que teniendo oídos no oían, por tener un corazón duro. Jesús explica a sus discípulos que al estar con él todo el tiempo ellos no tenían necesidad de parábolas.
El tema que abordamos resulta de relevante importancia para entender la historia de la iglesia posterior al NT. Tal como ocurrió en los primeros siglos con algunos de los denominados “padres de la iglesia” y más aún con los que se acusaban entre sí de herejes, cada vez son más los predicadores que hoy centran sus mensajes en los símbolos, figuras y parábolas, desplazando de ese lugar a Jesucristo. Hacen de aquellas la fuente de doctrinas humanas que aplican luego a la liturgia y prácticas de su congregación, olvidando a la Revelación.
Sorprende la facilidad y la urgencia con que instalan nuevas enseñanzas y relegan por vetustas a las impartidas por el Señor Jesús. Ejercen un magisterio que contextualiza sólo lo instrumental del mensaje, y mistifica a quien remite el mensaje: el Verbo encarnado.
Aparte de la figura del cuerpo, que hemos analizado, la del edificio es - de todas las figuras usadas en la Biblia para la iglesia de Dios - la que mejor nos conecta con el medio material y visible en el que nos movemos y actuamos. No obstante, encontramos paralelismos enriquecedores entre ambas figuras pues se refieren a estructuras bien constituidas, organizadas y funcionales. La armonía visible es patrimonio de la virtud invisible; se percibe tanto en la materialidad del cuerpo como en la del edificio; salvo que el primero y la biodiversidad que lo sostiene son el resultado del diseño y acto creativo divinos; no ocurre lo mismo con el segundo, que es un producto típicamente humano.
A partir de ahora, nos enfocaremos en la figura del edificio, como producto de un proceso en el que interviene el ser humano. El proceso que da lugar a un edificio útil y bello, es a veces largo y dificultoso, dependiendo de la manera en que se combinen el conocimiento y las habilidades humanas. En él, muchos materiales naturales y productos industrializados de distintas procedencias son reunidos con arreglo a un plan. Ese plan, racionalmente elaborado, es el proyecto que un equipo conformado por arquitectos, ingenieros y técnicos entrega al propietario quien, a su vez, contrata a los constructores. Estos son especialistas que usarán las metodologías, equipos y herramientas apropiados para ejecutarlo con el apoyo logístico necesario.
La calidad de un edificio se ve a lo largo de su vida útil. Un edificio habla por todos los que tomaron parte de su proceso constructivo; desde el proyectista hasta el pintor que dio la última pincelada. Pero es el director de la obra, el responsable de que ésta haya sido ejecutada con absoluta fidelidad al diseño original. Debemos tener en cuenta estas características comunes a todos los edificios al enfocarnos, a continuación, en nuestro tema.
EL EDIFICIO DE LA IGLESIA DE DIOS ES ESPIRITUAL
Hoy se legislan, más que nunca antes, las buenas prácticas en el mundo secular; como siempre lo fueron en el reino espiritual desde Moisés. Por ese motivo es recomendable verificar sobre qué se edifica, qué fundamentos se ponen, qué tipo de materiales se utilizan, cómo se asegura la estabilidad y de qué manera se edifica.
El terreno fundacional. Ningún profesional serio emprendería la construcción de un edificio sin antes conocer el terreno fundacional con que cuenta. No todo terreno es apto para edificar. Jesús se refirió a este elemental aspecto en una de sus enseñanzas clave:
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.”(3)
El uso que hizo Jesús de estas figuras despertó la admiración de sus oyentes; y la nuestra. Notemos: el acento no está puesto en el
oír sino en el
hacer. La diferencia radica en el que oye y pone en práctica lo oído (el hombre sensato); y el que oye y no pone en práctica lo oído (el hombre insensato).
No hay dos mensajes sino Uno. No hay dos versiones distintas, sino dos actitudes opuestas frente a una misma enseñanza: a) saber la verdad y vivir conforme a ella trae consigo perfecta seguridad; b) saber la verdad y no vivir conforme a ella acarrea fatal inseguridad.
¿Por qué escogió Jesús la figura de “la roca”?
Jesús enseñaba repitiendo las Escrituras y con su ejemplo personal; esto le confería aún más autoridad.
La roca era una figura muy apreciada para los que recibían esta palabra de boca del Maestro de Galilea; pues ocupaba – y aún ocupa - un lugar central en la historia de los israelitas. Tenemos estos antecedentes:
1. Es la Roca de Israel, el Fuerte de Jacob, el Pastor, nada menos que el mismísimo Creador (Elohim), quien escogió a Jacob y le hizo padre de la nación de Israel
(4).
2. Es la roca de la que el pueblo bebió durante su peregrinaje en el desierto hasta saciarse
(5).
3. Es la roca que les sirvió de refugio y fortaleza contra los pueblos enemigos
(6).
4. Es la roca de la salvación en tiempos de peligros, amargura y desánimo
(7).
El apóstol Pablo, conocedor como pocos de la historia de su pueblo de origen, les declara a los corintios:
“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; (…) y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto.”(8)
Cristo, es la roca antigua que irrumpe en la historia del ser humano, en un momento histórico-cultural único. La tierra dominada por el Imperio Romano, el conquistador que lo bautiza con el nombre de Palestina, estaba poblada de ídolos y lugares de culto paganos. Cuando el ministerio de Jesús se difunde todos comienzan a hablar de él. Entonces es cuando él pregunta a sus discípulos:
“¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado. El les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios.”(9) El evangelio según Marcos es bastante similar
(10); y Mateo lo narra así:
“Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.”(11)
La confesión del fogoso discípulo de Jesús le fue revelada desde los cielos por el Padre, para mostrar al grupo quién era el que habría de fundar el
qajal (12) con Sus escogidos: Cristo, el Hijo de Dios, la roca. Si Jesús les pidió mucha prudencia, fue para evitar que sucediera en ese momento lo que ya sabía ocurriría siglos después.
Jesús, el Cristo, contra toda posible mala interpretación les dejó la certeza de quién sería el constructor:
“sobre esta roca edificaré mi iglesia”(13). Esta certeza acompañó a los apóstoles durante todo su ministerio, y hasta la muerte de Juan, el último de los apóstoles de Jesucristo, nadie jamás sugirió otra interpretación.
Demostrando su grado de sensatez, aplicando sobre sí mismo la lección que poco antes diera a quienes tuvieran oídos para oír y poner por obra su palabra, Jesús afirmó que edificaría sobre la roca; no sobre la arena, como muchos insensatos hicieron, hacen y harán por intereses ajenos a los de Cristo. Él sabía que guardando la Escritura se cumpliría con todo el consejo divino, actitud ésta que es propia de los hombres sensatos:
“Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre.” (14)
Él dijo que edificaría su iglesia sobre la roca; lo hizo, lo está haciendo y lo hará hasta el día de su segunda venida. Su iglesia no caerá, ni las puertas del infierno podrán con ella.¡Gracias a Dios por habernos fundado una iglesia para sí, sobre el mejor de los terrenos fundacionales: la roca que no será conmovida!
Seguiremos en la próxima con: El fundamento, los materiales, la estabilidad y la manera de edificar; si el Señor lo permite. Paz a todos.
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Notas
Ilustración: inicio de un “castell” o torre humana, clásica competencia iniciada más de 200 años atrás en Cataluña y recientemente declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO
1.Salmo 118:22; citado en: Isaías 28:16; Deuteronomio 32:4,15; citado por Jesús: Mateo21:42; Marcos 12:10; Lucas 20:17; citado por Pedro: Los Hechos 4:11; por Pablo: Romanos 9:33; Efesios 2:20
2. 1ª Pedro 2:4-8
3. Mateo 7:24-27
4. Génesis 49:24; Deuteronomio 32:15,18; Tan presente estaba entre las “ovejas perdidas de Israel” en días de Jesús, como en el acto en el que se crea el Estado de Israel, en el documento que menciona que se funda sobre La Roca de Israel (Elohim). ONU 14/05/1948
5. Deuteronomio 8:15; Nehemías 9:15,20; Salmos 114:8
6. Isaías 17:10; Habacuc 3:13
7. Salmos 61:2; 73:26; 89:26; 95:1
8. 1ª Corintios 10:1-5
9.Lucas 9:18-21; (comparar con la profecía de David en 2ª Samuel 23:1-7)
10. Marcos 8:27-30
11. Mateo 16:13-20. La ICAR se apoya sobre un único versículo de las Escrituras (Mateo 16:18) que no tiene correlato ni apoyo alguno de parte de los otros evangelistas citados (Juan directamente no lo menciona), para afirmar que Jesús edificaría su iglesia sobre Pedro como único fundamento. Una vez oficializada como religión imperial (siglo IV) construyó las doctrinas de la sucesión apostólica, el papado, el magisterio y la tradición eclesiásticos con el que posicionó a la iglesia de Roma por sobre todas las demás iglesias locales de su época, y hasta el día de hoy. Sobre esto volveremos cuando abordemos el último tema de la serie: “IV. La iglesia es apostólica”
12. Cajal: vocablo hebreo que significa asamblea, usado para definir al Israel de Dios, el pueblo espiritual apartado por Elohim (no la nación). Es posiblemente el que usara Jesús al referirse a su iglesia (iglesia: palabra que nos viene del griego ekklesia)
13. Íbid. en 11
14. Salmo 118:8. Alguien se ha tomado el trabajo de contar los capítulos y versículos en que se ha organizado el texto de la Biblia; y así determinó que la mitad del libro completo se encuentra justamente en este texto. Una coincidencia para nada casual
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