Un poeta miente cuando arroja el lenguaje: “Le dije ‘Manzana’ a la manzana, y me contestó: “Mentiroso”. Y “Buitre” al buitre, pero no respondió”. La soberanía humana se debe más a nuestro lenguaje que a nuestra técnica y a los instrumentos de guerra. Uno puede esperar o creer de sí mismo que es libre a causa del lenguaje. Nombrar algo significa afirmarse a uno mismo como sujeto y designar al otro como objeto. Es el mayor riesgo espiritual y personal.
[i] J.E.
Ahora que se han cumplido 100 años del nacimiento del gran intelectual protestante francés Jacques Ellul, aniversario bien referido por Samuel Escobar en estas páginas hace unas cuantas semanas,[ii] bien vale la pena el esfuerzo por indagar en varias de sus facetas como escritor.
Ellul formó parte de una pléyade de militantes del protestantismo francés que incluye a gente como Oscar Cullmann, Pierre Chaunu, Paul Ricoeur y Georges Casalis, por sólo mencionar algunos. Como ellos, desarrolló una intensa actividad escritural en sus 82 años de vida. Sus magníficos trabajos sociológicos y teológicos le granjearon el respeto de su generación, incluso en el ámbito religioso, pues a su participación formal en la Iglesia Reformada de su país agregó una sólida contribución al surgimiento del Consejo Mundial de Iglesias, dado que
colaboró en la redacción de sus documentos iniciales, además de que sus diversos libros sobre el tema capturaban poderosamente la atención puesto que desarrollaba los temas que le interesaban desde una perspectiva muy personal y polémica.
En la
sección de teología del sitio Jesus Radicals, que describe a Ellul también como un anarquista (y vaya que da fe de esta descripción la enjundia que manifiesta en
Cristianismo y anarquismo), es posible leer algunos de sus libros en inglés y una gran cantidad de documentos, inconseguibles por otra vía. Destacan, entre ellos, “Karl Barth and us. The groundwork of our theological task” (
Karl Barth y nosotros, el fundamento de nuestra tarea teológica), escrito a solicitud de la revista
Sojourners, que explica magistralmente la manera en que el teólogo reformado suizo influyó en él y también aprovechó el momento para deslindarse del adjetivo “calvinista”, que utilizaban algunas personas en estados Unidos para describirlo; y
“¿The victory of Hitler?”, considerado ya un clásico y que publicó en los días finales de la Segunda Guerra Mundial. Tomás Hanks, en un artículo publicado por el
Boletín Teológico de la Fraternidad Teológica Latinoamericana, describe a Ellul como el “original teólogo de la liberación”.
[iii]
Joyce Main Hanks encontró en su obra una veta prácticamente inagotable, prueba de lo cual son las traducciones de varios libros, varios volúmenes de recopilación bibliográfica bibliografía, así como su estrecha colaboración en el
Forum Ellul, que ha publicado 50 boletines desde 1988 (
en Facebook). (De la vertiente teológica de Ellul nos ocuparemos en otro momento.) La revista
Réformé, en donde colaboró abundantemente, le dedicó
un número especial que recoge textos de diversas épocas.
Su labor poética, que escondió hasta el final de su vida, como ha sucedido con otros autores, lo muestra como alguien que respetaba profundamente la palabra, por lo que escribió ese gran alegato en su defensa que es
La humillación de la palabra, donde según algunos responde a la obra de Paul Evdokimov,
El arte del icono: teología de la belleza, “a la que objeta tratar de comprender la naturaleza divina a partir de la imagen y de las imágenes, más que mediante la palabra de Dios”.
[iv] En esa línea, han hecho bien algunos analistas, como Yannick Imbert, que han relacionado estas preocupaciones teológico-lingüísticas con sus textos poéticos.
[v]
Silences (Silencios, Burdeos Opales, 1995) y Oratorio. Les quatre cavaliers de l’Apocalypse (Oratorio. Los cuatro jinetes del Apocalipsis, Burdeos, Opales, 1997)son los dos volúmenes aparecidos después de su muerte.Con 96 páginas cada uno, no incluyen prólogo ni introducción.
El primero, una colección muy variada de 16 textos, está integrado por textos recopilados por su secretaria y Jean, su hijo mayor. El segundo fue escrito en los años sesenta y está dividido en cinco capítulos que abarcan los grandes temas que le apasionaron: la naturaleza, la tecnología, la muerte, Dios, el ser humano y la libertad.
[vi] Este poemario sigue la estela de
Apocalipsis: arquitectura en movimiento (título original en francés, ), en el que Ellul indaga en profundidad sobre ese libro bíblico. Javier Sicilia, en un número dedicado íntegramente a Ellul en 2002 por la revista
Ixtus, que dirigió,tradujo dos fragmentos de
Oratorio, cuyo aliento y simbolismo apocalíptico no dejan de percibirse:
I
El cielo resonó con el duelo más cruel
cuando la Mano se posó sobre el segundo lacre
y los temerosos ángeles contuvieron sus alas
al saber que el hombre a lo lejos llamaba a su delirio.
Pero quién habría podido rechazar ese llamado
cuando Dios no inflige semejante retractación
a aquellos cuya locura rechazó la sal—
Y la mano que responde se apresta a responder.
Misterio, sello abierto, catástrofe engendrada
de la tierra al cielo, los fragmentos esparcidos
(¿dónde te buscaremos, lacre roto para siempre?)
cubren el curso perdido de los ríos de la Historia.
La plegaria guardó silencio y los cantos enmudecieron,
los enhiestos ángeles dejaron caer un velo sobre sus zozobras
y sólo los querubines escucharon sus armas
en el toro Behemot a quien hablaron.
Majestad para la gloria y pronto para el miedo,
Poder acumulado de energía en la materia
adorable en el cristal del trono del Señor,
mas terrible cuando se desencadena sobre la tierra.
Un solo mugido, insostenible estrépito
que se dirige más allá de nuestros tibios deseos,
hacia el insospechado ser que no evocamos…
Cuando grites “Ven” se borrarán nuestra quimeras.
CORO
A las puertas del sol golpeó la palabra
y Todo resonó con un largo estremecimiento
Debimos abandonar la canción de los símbolos
y mendigar desde entonces la paz para un óbolo
Emprendimos el balbuceo de un canto
para reemplazar la loa de los ángeles
para apaciguar el ardor del hierro
para consolar la llaga de la carne
para huir un poco entre las ilusiones
Mientras que más allá de los más funestos sueños
en la perfecta oscuridad del umbral de esa nada
se abría uno desconocido,
pura espera, abierto—
Las puertas del infierno creadas en el instante mismo
comprendieron la Palabra y nos han aguardado.
[vii]
Olivier Millet reseñó Silencios con estas palabras precisas y sugerentes, destacando la extrañeza y, al mismo tiempo, la complementariedad de esta poesía con sus múltiples preocupaciones e intereses:
Pero al leer estos poemas ahora, después de su muerte, nos damos cuenta de que la obra de Ellul, el pensador y teólogo, estaba arraigada en una experiencia y en una escritura que acompañaba las formas “públicas” de su expresión. Su profunda vida interior y su lirismo se localizaban detrás de sus ideas y su testimonio, o van más allá de ellas. Este es probablemente el significado del título, Silencios. […]
Ellul, como poeta, se reafirma en este volumen a así mismo como el lector-exegeta que hemos admirado.
[viii]
[i]J. Ellul,
The humiliation of the Word. (La humillación de la palabra) Grand Rapids, Eerdmans, 1985, p. 52.
[iii]T. Hanks. “Jacques Ellul: ¿el original ‘teólogo de la liberación’?”, en
Boletín Teológico, núm. 12, octubre-diciembre de 1983, pp. 1-31.
[iv]Véase: Julio Trebolle,
Imagen y palabra de un silencio. La Biblia en su mundo. Madrid, Trotta, 2008, pp. 32-33.
[v]Y. Imbert, “Jacques Ellul’s poetry: sociology and faith have fused”, en
[vii]J. Ellul, “Poemas”, en
Ixtus. Espíritu y Cultura, año IX, núm. 36, 2002, pp. 43-45.
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