Hablamos con Stuart Park, de Preston, condado de Lancashire (Inglaterra). Es licenciado en Filología Románica por la Universidad de Cambridge; más tarde se doctoró en Literatura Española por la Temple University de Philadelphia (EE.UU.). También ha publicado comentarios sobre libros del Antiguo Testamento como Job, Rut, Jonás y Ester, entre otros.
Park ha realizado estudios monográficos sobre temas como la Resurrección de Jesús, la Hermenéutica Bíblica y el lugar de la Biblia en la literatura secular. Actualmente dirige Alétheia, revista teológica de la Alianza Evangélica Española.
Lleva muchos años en España, gran parte de ellos acompañado por su esposa Verna, su fiel y eficaz colaboradora en la Obra y en la labor educativa.
Gracias a la lectura de algunos de sus libros, estoy apasionándome por los pájaros, esos “seres alados que llenan nuestro mundo de música y color”. No desaprovecha para deleitar al lector con el canto de los pájaros, intentando, al mismo tiempo, como él mismo dice, “renovar nuestro interés por la tradición bíblica, tan importante como descuidada”.
Su último libro titulado
Cartas a mis nietos, es una delicia. En este proyecto los destinatarios son los nietos del autor, pero de seguro también fue escrito queriendo seguir la línea de Jesús en lo concerniente a los niños, cuando dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. Stuart Park emplea un lenguaje que les acerca, que les hace sentir parte de las historias contadas, ya que esas historias son también sus historias. Les son familiares porque el autor es parte de ellas y esto lo quiere transmitir a los hijos de sus hijos.
Pregunta.- ¿Cómo llega a España Stuart Park? Es de todos conocido que fue uno de los pioneros en los comienzos de los Grupos Bíblicos Universitarios (GBU)…
Respuesta.-Llegué a España como estudiante en 1964, antes de empezar la carrera de Literatura Española en la universidad, y luego como participante en las campañas evangelísticas de Operación Movilización. Colaboré en los inicios de las reuniones con estudiantes universitarios en Madrid (1967-1971), que se integrarían luego en los GBU de España.
P.- Usted es uno de los destacados exégetas bíblicos que han estimado la trascendencia de la literatura derivada de las Escrituras. ¿Puede explicarnos por qué?
R.-La historia bíblica gira en torno a la caída y restauración del hombre a través de la obra redentora de Cristo. Esta estructura (mítica, según la academia secular) es la que ha informado de una manera u otra a las obras más importantes de la literatura universal. Es la más grande historia jamás contada y los autores bíblicos la narran con una genialidad sin parangón. Su influjo en el mundo de las letras ha sido incalculable. Sobre este tema han escrito críticos importantes como Northrop Frye, George Steiner, Frank Kermode y Robert Alter, entre otros muchos.
P.- Tiene un valioso comentario sobre el libro de Job. ¿Cuántas enseñanzas podemos extraer del mismo?
R.-El libro de Job aporta lecciones prácticas sobre cómo acercarnos a una persona que necesita ayuda espiritual. Los “amigos de Job” proporcionan un ejemplo a no seguir: su frialdad y dogmatismo hunden a Job anímicamente en vez de socorrerle. Pero la lección principal, a mi juicio, se encuentra en la escenificación poética de un drama universal: Job cree que Dios le ha abandonado, y este temor afecta en mayor o menor medida a todo creyente llamado a vivir por fe, cuando desaparece cualquier otro apoyo, y depende solo de la realidad de Dios. En este sentido, Job es un tipo de Cristo, el Siervo Sufriente por excelencia, que clamó en la Cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.
P.- ¿Cómo aplicar los principios cristianos cuando tenemos a alguien a nuestro lado que sabe que va a morir y pide ayuda? Usted ha experimentado una situación de este tipo…
R.-En 2010 publiqué un pequeño libro titulado ‘En el valle de la sombra’, en el que relato mis conversaciones con un querido amigo, Sirio Sobrino, enfermo de cáncer, durante los últimos 20 días de su vida. La valentía y fe de Sirio me conmovieron, y me sentí movido a poner aquella experiencia por escrito, para no olvidar. Leíamos una porción bíblica, hacíamos oración, y charlábamos durante una hora cada día. No puedo releer aquel libro sin que me salten las lágrimas al final.
P.- En los últimos tres años ha publicado numerosos libros, entre ellos: ‘El camino de Emaús’, ‘Doce nombres’, ‘El lucero de la mañana’, ‘Diez historias’, ‘Magnificat’… ¿A qué se debe esta abundante cosecha?
R.-En parte porque creé mi propia editorial para poder marcar los plazos de publicación, y controlar personalmente cada edición. Pero sobre todo porque me jubilé hace un año y medio y tengo un poco más de tiempo para escribir. Solo tenemos una vida, y quiero dedicar al máximo los años que me queden, a lo que creo que el Señor quiere de mí.
P.- ¿Es la Teología sólo para unos pocos? Esta pregunta surgió al leer ‘Diez historias’. O ‘Magnificat’…
R.-La Teología como disciplina académica o profesional, sí. Mi propia aportación es más divulgativa. Trato de llevar la literatura bíblica a la gente de a pie, hacerla práctica y personal, pero siempre desde un fondo serio, riguroso, y objetivo.
P.- Tengo en mis manos “El cetro de oro”, libro que publicó de forma conjunta con David Burt y David Pradales. ¿Podríamos afirmar que el libro de Ester contiene un mensaje contundente para la sociedad actual? ¿Los pasajes del mismo pueden tener cierta semejanza a nuestra cotidianidad?
R.- Ester es un libro poco valorado, pero de una actualidad tremenda. Visitar el campo de la muerte de Auschwitz es revivir en todo su horror la amenaza que se cernía sobre todos los judíos del vasto imperio persa. Es, también, una vibrante historia que pone de relieve la grandeza de la mujer: Vasti, que se negó a perder su dignidad ante la corte del rey, y Ester, que dijo, en un momento crítico: “Si perezco, que perezca”. El libro habla también del erotismo del poder, que sedujo al perverso Amán, y de la manera en que una persona como Ester influyó en la toma de decisiones del todopoderoso rey Asuero, y para bien.
P.- La educación en España no atraviesa sus mejores momentos… El desánimo empieza a notarse, se van perdiendo los valores, los cambios… Pregunto: ¿Es que nosotros como pueblo escogido no tenemos nada que decir, nada que hacer, nada que transformar?
R.-Verna y yo hemos vivido de cerca la educación en España desde 1976, año en que nos afincamos definitivamente en Valladolid. Nuestros hijos estudiaron en un colegio público, y luego en el instituto, antes de completar su formación en Inglaterra. A partir de 1982 nos dedicamos a la enseñanza del inglés en nuestro centro de idiomas, Warwick House, y de 1996 a 2011 ejercí como Director del Colegio Internacional de Valladolid, un colegio bilingüe privado. La educación en todos los países del mundo es desigual. El sistema educativo español tiene excelencias y deficiencias, como en todas partes. Nuestra meta ha sido dar testimonio a través de la calidad de nuestro trabajo profesional. Debemos vivir la fe cristiana a diario, y cuando se presenta la oportunidad, hablar el evangelio a quienes nos rodean. Si nuestros contemporáneos no ven una realidad en nuestras vidas, no escucharán. Debemos hacer “buenas obras”, es decir, hacer cosas buenas, y hacerlas bien, y aprovechar cada oportunidad que se presenta para hablar del Señor.
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P.- Otro libro: ‘Bajo sus alas’, me sugiere apertura, regreso, protección, el abrazo de Dios en toda su plenitud. ¿Por qué piensa que Dios colocó a una moabita nada más y nada menos que en la genealogía de su mismísimo Hijo?
R.-Solo cuatro mujeres figuran en la genealogía de Jesús, y ninguna de ellas tendría cabida según los cánones del mundo: Tamar, que se vistió de ramera para seducir a Judá; Rahab, la ramera que engañó a los guardias y dio protección a los espías en Jericó; Rut, la viuda moabita que siguió a Noemí a Belén, y se acostó en la era junto a Booz; y María, una joven judía embarazada antes de contraer matrimonio con José. Mujeres maravillosas, encomiables, que dan fe de la perspectiva de Dios, que es bien distinta a la nuestra, desde luego.
P.- Acaba de publicar un nuevo libro: ‘Cartas a mis nietos’. ¿Podría comentarnos qué lo motivó a esta nueva entrega de sus reflexiones teológico-literarias?
R.-¡El libro que más ilusión me ha hecho de todos! Me sugirió la idea uno de mis yernos. Se trata de 30 breves cartas acerca de la Biblia, con magníficas ilustraciones en color hechas por mi nuera Anna Kuś. Cada carta tiene una datación distinta: Londres, Valladolid, Ribadesella, Sepúlveda, Philadelphia, San Petersburgo, etc., que aportan “el inicio de un clima”, en palabras de un escritor amigo. Las cartas fueron escritas para mis cinco nietos (de momento), pero también para todos los nietos del mundo, y para sus padres y abuelos, por supuesto.
P.- ¿Cuál la misión de la Iglesia en este siglo XXI?
R.-La misma de todos los tiempos: permanecer fiel a Cristo y a su Palabra, y predicar el evangelio a toda criatura.
P.- ¿Cuáles piensa son las características que debe tener la pastoral cristiana para que la Iglesia sea luz en medio de nuestra sociedad?
R.-Por limitación de espacio, solo mencionaré tres. Primero, el ejercicio del cuidado pastoral concierne a todos los miembros de la iglesia, no solo a los 'pastores' sean estos profesionales o no. Segundo, es imprescindible alimentar a la grey de Dios mediante la exposición sistemática, rigurosa y objetiva de todo el consejo de Dios, siempre desde la gracia y enfocada hacia Cristo. Tres, la oración ha de ser central en la iglesia, tanto en el ámbito personal como colectivo, para conocer las necesidades de los miembros, y tenerlas siempre delante.
Finaliza la entrevista. Gracias, Stuart, porque nos hace ver que a través de la literatura se puede extender la Palabra a otros ámbitos. Es destacable la considerable producción que está consiguiendo en los últimos años.
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