EL POETA DE ITABUNA
Carlos Drummond de Andrade (
Itabira,
Minas Gerais, 1902 –
Río de Janeiro, 1987), según mi parecer el más importante poeta brasileño de todos los tiempos, le escribió por Navidad a Cyro de Mattos (Itabuna, Bahía, 1939): “Una noticia irrumpe de este árbol/ y gana el mundo:/ verde anuncio eterno./ Cierto invisible pájaro presente/ Murmura una esperanza en tu oído”. Era su respuesta a un poema enviado por este destacado poeta, periodista, abogado y narrador que ya cuenta con unos cuarenta libros publicados en los diferentes géneros literarios, por los cuales ha recibidos premios y reconocimientos no sólo en Brasil, sino también en Portugal, Italia y España.
La poesía que Cyro de Mattos ha escrito para memorar a Cristo está preñada de Esperanza, de ternura, de corrientes de realidad para sentarnos todos juntos en la mesa del futuro, tal como quería el Amado Galileo. Hace menos de un mes que vengo intercambiando correos y libros con este poeta entrañable, pues grato fue saber de su deseo por conocerme.
En tan breve tiempo me he percatado de su poderosa sencillez, alejado del relumbrón de las grandes urbes, concentrado en Vivir con Poesía, en Poesía, por la Poesía. Y así me escribe en un reciente correo: “El buen poema devuelve al hombre lo que es propio del hombre: Amor. Aunque hace milenios, los hombres, nosotros mismos, venimos caminando desviados de la ternura, olvidando que brazo al abrazo la vida resulta más fácil. Y como todavía estamos en el ambiente de Navidad, que para los cristianos son todos los días, te mando algunos poemas”.
CINCO POEMAS DE NAVIDAD
He recibido un buen manojo de poemas suyos. En esta primera entrega he traducido poemas extraídos de sus libros inéditos “Devoto do campo” y “Rumores”. Y también algún poema del libro Navidad de los niños negros, ya publicado en seis idiomas: portugués,inglés, francés, italiano, español y alemán.
Para la segunda entrega, la semana venidera, dejo los poemas más entroncados con la vida y pasión de Cristo, la mayoría contenidos en ”Agudo mundo”, libro también inédito. Son los privilegios de la amistad y de la fraternidad cristiana.
YO CREO EN ESA MAÑANA
¿Por qué los hombres
Aman las drogas
Y no los panales
De miel de las abejas?
¿Por qué los hombres
Aman los disparos
Y no la paz
Sin fusil alguno?
¿Por qué los hombres
Sólo ven el suelo
Y no la estrella
En su caminar?
Vivir amargados,
Vivir en soledad,
¿Qué otras cosas más
Gustan a los hombres?
Pero yo creo en esa mañana
Anunciada en Belén
Por el pequeño Rey
En su cuna de paja.
Me encanta escuchar
Su canción en la calle
Hablando de todos unidos,
Que vivir sí importa
Cuando la vida es comunión
Hermanando a los hombres,
Cantando como un pajarito,
Sonriendo como un niño.
SIEMPRE NAVIDAD
Una estrella ahuyenta
De la noche el miedo
Que se tiene a las tinieblas.
El canto del gallo
Que hiere a la aurora
Es grato esta vez.
Con silencioso gesto
María virgen conoce
Del amor de Dios en la tierra.
De la flauta de los pastores
Sale esa melodía que conmueve.
Todos los ángeles celebran
El esplendor de este amor,
Mientras en el entorno
Zumban unas abejas de oro.
CENA
Traiga la Navidad
Verdes frutos.
De paz y amor
Cubra la mesa.
Aleje la sed
Triste de los días.
En la luz de la estrella
Ilumine la noche
Del miedo en lo oscuro,
Y en la mañana brille.
ADIVINANZA
Me aparta
De la soledad,
Me guía
En la vastedad.
En el aire, en el mar
Y en la tierra
Su estrella
Me alumbra.
Si vive
En el corazón,
Me da la mano
En la oscuridad.
(El Niño-Dios)
NAVIDAD DE LOS NIÑOS NEGROS
Vieron al viejo gordo
Con la barba blanca
En el televisor de la tienda.
Vivían en el cerro,
El hermano quería un avión,
Una muñeca la hermana quería.
Dejaron las sandalias
En la ventana al sereno.
Nada vieron al otro día.
Del punto más alto
Miraban las nubes blancas,
Quietas en el azul del cielo.
La ciudad a sus pies,
Y en los jardines cada niño
Su juguete mostraba.
Ahí entonces supieron
Cómo el mundo se escondía
De Jesús, María y José.
La Navidad era la lágrima
Que descendía del rostro
Y una canción deshacía.
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