Como parte de una serie de aportes didácticos de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA) ha publicado el pequeño volumen Vocabulario teológico desde la perspectiva protestante, de Luis Segreda Mena, quien en 142 páginas hace un muy breve resumen de ciertas doctrinas, autores y conceptos básicos de la fe evangélica.
En 2009, esta institución dio a conocer
Teología y cultura en América Latina, de Luis Rivera-Pagán, y en 2010,
Los tejidos del caos. Hermenéutica bíblica desde América Latina, de Francisco Mena, profesor de la UNA. La obrita se inscribe en la feliz tradición de vocabularios teológicos entre los que hay que recordar el de Xavier Léon-Dufour, en el ámbito católico, y el de Jean-Jacques von Allmen, en el protestante. En México, el ya fallecido jesuita Luis del Valle publicó otro muy pertinente en los años ochenta.
De origen pentecostal y ministro luterano, Segreda es doctor en teología por la Universidad Pontificia de Salamanca, al igual que un selecto grupo de estudiosos latinoamericanos, entre los que se encuentran el también costarricense Victorio Araya Guillén, ex profesor de la UNA y de la Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL), el chileno Sergio Ojeda, presidente del Seminario Evangélico de Puerto Rico, y el colombiano Hugo Zorrilla, misionero, profesor y escritor menonita de amplia trayectoria.
Segreda es autor de
Fundamentos de la pastoral: Módulo fundamental en pastoral (SEBILA, 1993) y fue profesor de la UBL, pastor en comunidades indígenas, como Guatuso, en la zona norte de Costa Rica y en barrios pobres de San José, con una fuerte población de migrantes nicaragüenses, además de activista en la defensa y promoción de los derechos humanos.
En esta oportunidad, y luego de que se anunciaba su aparición desde hace un par de años (por parte de la Universidad Estatal a Distancia), ve la luz esta publicación tan necesaria en tiempos de diálogo interconfesional e interreligioso, aunque a decir verdad, en el mismo ámbito protestante hacía falta un manual de estas características para dejar constancia de la importancia de algunos tópicos que siguen definiendo el ser y el quehacer de las comunidades e iglesias.
Las nuevas generaciones de estudiantes, pastores y gente interesada requieren insumos serios que expongan adecuadamente esta identidad teológica que, acechada por la enorme diversidad, parecería que se difumina o adquiere rumbos incontrolables.
En un contacto con quien escribe al preparar este volumen, Segreda señaló: “Mi trabajo, al escribir un
Vocabulario de Teología Protestante, consiste en definir palabras claves en nuestra tradición eclesial: justificación por la fe, la sola fe, la sola gracia, el “principio protestante” (Tillich), ecumenismo, teologías protestantes, teólogos protestantes latinoamericanos, pentecostalismo, Biblia, etcétera”.
En el prólogo, explica que este nuevo libro quiere dar seguimiento al
Vocabulario fundamental de teología, del profesor José Francisco Rosales (2008), a quien rinde homenaje, comenta que en este esfuerzo “se asumió un nuevo lenguaje proveniente del quehacer teológico de diversos sectores otrora excluidos, como los grupos ecológicos, de mujeres, sectores discriminados o en desventaja social” y advierte que es importante tomar en cuenta este lenguaje porque “no será extraño… que sea el lenguaje teológico de la próxima generación”.
Mediante 34 entradas(aunque el plan original era incluir 50), que, lamentablemente, no aparecen consignados en el índice para visualizarlos panorámicamente,
el libro se desdobla en una serie de definiciones y abordajes muy personales (en el estilo de Fernando Savater y du
Diccionario de filosofía)
a un conjunto depurado de temas que reflejan el universo teológico protestante en un abanico que va desde “amor” hasta “teo-ecología” y que pasa por la explicación de conceptos obligados como el bautismo y la eucaristía, o doctrinas soteriológicas como el arrepentimiento o la gracia, sin faltar las correspondientes a la Biblia, los libros apócrifos o la crítica textual, sin olvidar los planteamientos del calvinismo, la idea luterana de los dos reinos o .el origen y desarrollo de los organismos ecuménicos internacionales (CMI y CLAI).
En estas páginas conviven temas controversiales como el dispensacionalismo, el neopentecostalismo o el diezmo.
En “comunión”, uno de los textos más amplios (pp. 43-49), por ejemplo, sigue muy de cerca los postulados bonhoefferianos. Sobre Calvino, comenta: “En cuanto a la relación de los creyentes y la iglesia con la sociedad, Calvino ve la imposibilidad del estado secular de realizar obras buenas. Sin embargo, tanto en el individuo como en la sociedad podemos hacer obras buenas por medio de la acción del Espíritu Santo” (p. 29).
En “cristología” (pp. 52-55) expone bien las ideas luteranas y las relaciona con la llamada “teología de la cruz”. “Cultura y fe cristiana” es una entrada que concentra las ideas de pensadores como H.R. Niebuhr, Rahner y Hans Küng. Y una muy novedosa en este tipo es la correspondiente a los derechos humanos, que en otras épocas no hubiera sido incluido. Luego de una revisión histórica del asunto, Segreda destaca la importancia de la teología de la liberación en la denuncia de la violación de estos derechos por parte de las dictaduras militares (p. 66).
Por último, destacaremos tres entradas muy llamativas y “obligatorias”: “fundamentalismo” (103-106), “método teológico” (111-116), y “neopentecostales” (117-120).
En la primera, se hace un magnífico recuento de sus orígenes y desarrollo, además de que se ubican sus lazos con otras corrientes como la “teología de la prosperidad” y con casos tan recientes como las desafortunadas opiniones de Pat Robertson sobre la tragedia acaecida en Haití. La segunda se ocupa de las raíces antiguas de la teología y de sus características principales. Sus palabras son diáfanas y bien situadas, porque si bien reconoce que “desde una perspectiva protestante la teología tiene un matiz menos filosófico especulativo, y más bien se preocupa por la realidad humana del hombre en sociedad” (p. 111), también agrega: “La teología no es un ensayo ni un tratado. La teología exige un esfuerzo de ordenación y de rigurosidad que le dé seriedad. En este sentido, requiere de la explicitación de sus fundamentos epistemológicos” (p. 115). La última describe el comportamiento socio-religioso y el enorme activismo de algunos movimientos, así como algunas de sus prácticas y creencias.
Se trata, por lo tanto, de un libro muy pertinente y necesario para quienes se introducen al campo de la reflexión teológica en nuestro continente. Puede solicitarse en la dirección electrónica:
[email protected] o en el Apartado 86-3000, Heredia, Costa Rica.
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