Basada en el capítulo El Gran Inquisidor, de la novela “Los Hermanos Karamazov”, se representará una obra en un lugar excepcional: la cárcel de la Inquisición, el castillo de San Jorge, lugar donde Dostoyevski coloca el diálogo entre Cristo y el Gran Inquisidor.
Será en Sevilla, del 20 de septiembre al 7 de octubre. Tanto el director como el actor reconocen el privilegio de poder actuar en el sitio donde se asienta el texto. Por el espacio limitado, habrá solo 40 butacas por función.
En la antigua sede y cárcel de la Inquisición se llevó a cabo la recuperación de una parte pequeña, pero que da opción a la visita de recorrido sobre el desarrollo del Tribunal y sus métodos. Entre otros personajes, el visitante puede contemplar apuntes biográficos sobre algunos de nuestros reformadores.
La visita es gratuita. Ya expresé mi opinión favorable sobre el trabajo realizado (aunque siempre habrá quien pida más). Antes de abrir sus puertas al público, el proyecto se presentó dentro de las actividades del congreso internacional sobre Reforma Protestante y Libertades en Europa que realizamos en la Universidad de Sevilla (2009).
Es un texto de dos o tres páginas de fácil acceso en internet. (Si no lo han hecho ya, les recomiendo su lectura.)
La figuración incorpora la presencia de Cristo, en la Sevilla “acostumbrada” a los autos de fe, renovando un milagro de los relatados en el Evangelio, ante cuya acción el Gran Inquisidor manda apresarlo, y luego en la celda de la prisión de Triana discurre el diálogo. La Libertad y la Tiranía.
Cuando el Inquisidor, sujeto poderoso, con casi 90 años, manda prender a Cristo, “tan acostumbrado está el pueblo a someterse a su autoridad, a obedecer temblando, que la muchedumbre se aparta para dejar paso a los esbirros”. “Los guardias del Santo Oficio, en medio de un silencio de muerte, prenden al Señor y se lo llevan”. “Como un solo hombre, el pueblo se inclina hasta tocar el suelo ante el anciano Inquisidor”.
Ya en la cárcel, de noche, le dice al Cristo: “Nosotros haremos felices a todos los hombres, y las revueltas y matanzas inseparables a tu libertad cesarán. Ya nos cuidaremos de persuadirles de que no serán verdaderamente libres hasta que pongan su libertad en nuestras manos”. “Gobernaremos en tu nombre, pero sin que te acerques a nosotros”. En fin, lean el capítulo, es un tesoro de la literatura, de la libertad.
No me resisto a destacar esta lección: los tiranos y sus esbirros solo pueden actuar cuando el pueblo “se aparta”. Su silencio cobarde, “inclinados hasta tocar el suelo”, es lo que da vigor a la tiranía. Aprendamos.
Aquí podría terminar. Pero
la sombra del Gran Inquisidor nubla a la, por otra parte luminosa Sevilla, hasta hoy. En ese castillo de San Jorge, con el acertado recorrido por las ideologías fundadas en el dominio y el terror contra los derechos humanos, con la correcta referencia de la Sevilla del XVI,
en ese “museo” (aunque no se le de ese nombre oficial) de la Inquisición, se presentó el pasado marzo el cartel de la Semana Santa de Triana y a su pregonero. Una afirmación de la acción del Gran Inquisidor, y una pisada a los que allí sufrieron. Fue una tarde; tampoco es tanto. Que no cunda el ejemplo.
Del 3 de julio al 26 de agosto, casi dos meses, en ese espacio se presenta “DesVELAndo Triana”, un recorrido por la historia de la velá de Santiago y Santa Ana, del barrio de Triana.
Una velá es como una pequeña feria. Se ha celebrado hace unos días; me parece que dura una semana. Hasta ahí, todo bien. Que cada uno celebre lo que mejor le parezca con el santo de su devoción. Pero esa historia y tradición se ha expuesto en el recorrido del castillo de la Inquisición. Se han colocado más de sesenta fotografía y carteles, con alguna imagen religiosa de por medio, que han tapado la historia de la Inquisición que allí se podía contemplar.
Si se hubiera querido, incluso en el espacio del castillo hay lugar para haber colocado esos recuerdos de la velá sin tapar la Historia. Pues nada; velá y santos. Durante casi dos meses. Las autoridades culturales de la ciudad contentas; un buen trabajo. Felices con el Inquisidor.
Y ya puestos, un toque más de la sombra del Gran Inquisidor en Sevilla. Es un tema recurrente, pero que ha salido en los medios por mantener el Gobierno, y aparecer en el BOE precisamente el 17 de julio, el título de marqués de Queipo de Llano para el nieto del general.
Es la guerra civil, es el odio, es el uso del terror como medio. Ese pueblo acostumbrado a obedecer temblando, esa “pedagogía del miedo” como método de la Inquisición. Es el uso de las procesiones y tradiciones religiosas. Queipo está enterrado con los indicadores honoríficos pertinentes en la basílica de la Macarena, una de las imágenes favoritas de Sevilla. Esa imagen procesionaba con el fagín de “capitana” otorgado por el general (me parece que desde hace un año ya no).
¿Y esa sombra tiene tanto poder? No le temas, es la capa del Gran Inquisidor, pero él ya está muerto.
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