El relato del capítulo treinta y dos del libro de Números nos describe a dos tribus que comenzaron a buscar beneficios para ellos mismos y dejaron a un lado el interés por todo el Pueblo de Dios.
Como pueblo y comunidad las tribus tenían que permanecer en la visión de Dios (Éxodo 3:7-8). Implicaba seguirle con todo el corazón. Salir de Egipto en busca de la tierra prometida no fue nada fácil. Después de 400 años de ser esclavos ellos eran desafiados a tener una nueva mentalidad y actitud espiritual. En el umbral de comenzar a concretar este sueño las tribus de Rubén y Gad le dijeron a Moisés:
“No nos hagas cruzar el Jordán” (v5).
Surge el peligro de otra visión y los antivalores que representa:
-Avaricia versus Generosidad.
-Individualismo versus Cooperación.
-Condicionalidad versus Incondicionalidad
-Desobediencia versus Obediencia.
-Rebelión versus Sujeción.
-Etnocentrismo versus Alcance local y global.
Moisés les interpeló preguntando:
¿Les parece justo que sus hermanos vayan al combate mientras ustedes se quedan aquí sentados? ¿No se dan cuenta de que esto los desanimaría?(v6-7)
Renglón seguido les recuerda lo que había pasado con los espías que enviaron a inspeccionar la tierra
en Cades Barnea.
Ellos habían desanimado al pueblo (v9)
e hicieron caer su moral. La consecuencia fue
que ningún mayor de veinte años entró a la tierra prometida (v11),
todos murieron en el desierto a excepción de Caleb y Josué. Sobre estos últimos la palabra de Dios dice:
“…
los cuales me siguieron de todo corazón” (v12)
Seguir a Dios con el corazón es renovar la mente por su Palabra y por el Espíritu Santo. Es creer que todo se hace posible en las manos de Dios. Es la Fe opuesta a la fatalidad, resignación y egoísmo. Es dar lugar a la constancia, lucha y generosidad.
Cuando le seguimos con todo el corazón las promesas y bendiciones que Dios tiene son hechas realidad.
Permanecer en la visión de Dios (Isaías 49:6) significa experimentar su poder en nuestras vidas e iglesia. La visión esta ligada a la fe. Sin fe es imposible agradar a Dios. Es salir de lo natural y vivir en lo sobrenatural. Las señales y milagros siguen a los pasos de fe.
Moisés tuvo que enfrentar un serio problema moral. Estaba en juego la unidad del Pueblo de Dios. Estas tribus se negaban a ser solidarios y cooperar con la misión.
¿CÓMO RESOLVIÓ EL PROBLEMA MOISÉS?
1-
Los confronto con su pecado. Les dice: “Caterva de pecadores… Si ustedes se niegan a seguir al Señor, él volverá a dejar en el desierto a todo este pueblo, y ustedes serán la causa de su destrucción” (v14-15). Moisés se pone firme y no recurre a explicaciones psicológicas causadas por el stress del desierto. Esto no es producto de una insolación.
Es un problema del corazón del hombre.
2-
Les exigió un compromiso y sobre la base de su respuesta seria su herencia (v20-22, 28-30). No tendrán lo que piden hasta que cumplan su parte.
3-
Les dio una advertencia “Si se niegan estarán pecando contra el Señor. Y pueden estar seguros de que no escaparan de su pecado”
“Sabed que vuestro pecado os alcanzara” (v23) Cuando no obedecemos el pecado nos alcanza y nos daña. Perdemos la bendición y la iglesia pierde fuerza y poder.
El llamado a la cooperación, comunión y solidaridad es un desafío para toda la iglesiay no solo para algunos. El proyecto del Reino de Dios va más allá de las cuatro paredes del templo.
Debemos auto examinarnos cuando no estamos dando pasos de Fe.
La experiencia cristiana tiene que ver con ajustar nuestra visión a la visión de Dios. Es ampliar la vida. Requiere estar abiertos cuando somos desafiados y ser valientes cuando se nos llama a la acción. La tendencia natural es ocuparnos de lo conocido, lo que solemos hacer y controlar.
Se nos llama a depender y tener temor de Dios, no de las circunstancias adversas. El gran desafío esta en pensar como “Pueblo de Dios”. Lo que “hacemos como cuerpo” tiene mayor impacto que lo que podemos lograr como individuos.
Cada iglesia local es “comunidad del reino de Dios” en unidad, cooperación, comunión y solidaridad con toda la iglesia global. “Nos necesitamos” (1 Corintios 12:21). Somos miembros los unos de los otros.
La cooperación comienza a funcionar cuando cada uno de nosotros esta dispuesto a reconocer su propia debilidad y la necesidad de una sana interdependencia.
El apóstol Pablo dice:
“y como si fuera poco, cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias” (2 Corintios 11: 28-29). Cuidémonos de menospreciar a la iglesia del Señor.
Necesitamos experimentar una transformación de carácter: Ser semejantes a Jesús.
“A propósito,
Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro sobre la tierra” (Números 12:3). Esto le permitió enfrentar los desafíos más difíciles y tener el favor de Dios.
La encarnación del modelo y carácter de Jesús tiene la última palabra. (Mateo 11:28-30)
¿CUÁL FUE LA RESPUESTA?
“No volveremos a nuestras casas hasta que cada uno de los israelitas haya recibido su heredad.” (v18).
“Tus siervos harán lo que el Señor ha mandado” (Números 32:31).
Fueron humildes y aceptaron la exhortación transformándose en líderes siervos.Estimaron a los demás y no miraron por lo suyo propio.
Cerraron filas sirviendo a Dios y unos a otros. Cuando esto sucede Dios es glorificado y la tarea es cumplida. “Entonces Moisés… les entrego la tierra con las ciudades” (v33).
La cooperación implica un compromiso a la unidad en Cristo y al amor unos con otros.
Que
“toda la iglesia” en cooperación, comunión y solidaridad lleve todo el evangelio a todo el mundo hasta que el Señor vuelva
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN
¿Cuáles son los obstáculos para que podamos avanzar mucho mas en la cooperación, comunión y solidaridad entre el Pueblo de Dios?
¿Cómo podemos superarlos?
¿Qué pasos concretos estoy dando para mantener la unidad y avanzar en la cooperación?
¿Qué será lo esencial para trabajar juntos en comunión y proyectarnos en solidaridad hacia las necesidades no alcanzadas de los menos alcanzados?
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