APROXIMACIÓN A UN DESCONOCIDO
Recibiendo el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de la República (en julio de 2010 y en Montevideo, Uruguay), la poeta Ida Vitale recordaba a su paisano Enrique Casaravilla Lemos (1889-1967), destacándolo entre los más altos valores de la lírica charrúade todos los tiempos, entre otras consideraciones, “porque su espiritualismo y la sobriedad de su estilo disonaban en el erial con caireles que años más tarde lo rodeó sin tenerlo en cuenta, salvo nobles excepciones como la de Esther de Cáceres”.
Se refiere, claro está, al buen número de mujeres poetas que quisieron seguir la estela marcada por la reconocida Juana de Ibarborou. Vitale salva de este erial a Esther de Cáceres, y lo hace no sólo por su alta poesía, sino también por el fervor con que ésta se impuso difundir la obra de Casaravilla. Sobre este extremo, qué mejor testimonio que el escrito por Juan Ramón Jiménez:“Debo a mi querida amiga la intensa lírica y crítica uruguaya Esther de Cáceres el conocimiento de los poemas que siguen.Sí, es verdad que Esther de Cáceres tiene, como ella misma dice, ‘cierto don’ que le ha sido conferido, el don de percibir la calidad de los artistas solitarios que andan con seguridad y altivez porestrechos caminos escondidos (emocionantes).
Lo extraordinario es que yo, curioso constante de poesía y conocedor, yo lo creía así, de todo lo poético escrito en esta América española, no había leído nada de Enrique Casaravilla Lemos,cuyos libros datan de los años 1911-1920, según veo ahora.¿Por qué leo hoy estos poemas del profundo uruguayo? Porque para mí han sido poesía escondida y quiero descubrir a ustedes, que acaso lo conocen, no su encanto, sino mi triste ignorancia deun caso poético tan bello”.
Pero lo cierto es que hoy a casi nadie, fuera de Uruguay, le suena siquiera el nombre del montevideano Enrique Casaravilla Lemos.Esther de Cáceres insistió en su difusión mientras vivía el poeta; y también prologó el libro
Partituras secretas (1967), publicado unos meses después de su muerte. Ida Vitale también seleccionó una breve antología de su paisano, publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Casaravilla Lemos impone sus coeficientes poéticos sin necesidad de alardes, resonancias o puestas en escena.
Casaravilla tiene a Dios como célula vida de sus versos. Lo tiene hasta en la noche más oscura: “Veo el cielo —El relámpago!/ ¡carro oscuro de Dios/ cuyas armas son los rayos!”. Veamos un par de ejemplos:
LA GRANDEZA DE DIOS
Dios produce a la perfección
los santos dentro de la Iglesia.
Más del otro lado—
tal como nacen también
florecillas
hacia la otra ladera lejana y
propicia
de la montaña—
produce otras maravillas
inesperadas:
los santos libres!
LOS CRISTALES
Los vidrios pobres
de las ventanas
los supo hacer el hombre y los logró
para que ellos le recordaran
constantemente
los severos y diáfanos cristales
a través de los cuales
ve nuestros actos
Dios.
DOS PRESENCIAS DE JESÚS
Profundamente cristiano,
Casaravilla sudoraba remembranzas del Evangelio, dejando señales poéticas de su tránsito por el encantamiento. Y, como no buscaba codearse con celebridades, él mismo se relegaba para ir limando sus versos hasta dotarlos de un temple de pureza y de misterio. Pasaba del inquieto temor: “Entrar en la existencia es el pecado/ primero y repetido/ que debió haber quedado/ sin acción, sin intento en el arcano…”; a la pasión amorosa hacia su musa, una Elena a la que canta: “…Te miro como al mar/ yo, nadador que abraza tu beldad/ tornadiza, misteriosa...// sin tu palpitación de espumas ebria/ que a no retornar lleva/ turbarme, ya!”.
Sobre Jesús, acopio dos textos que bien muestran el tono de su entrega, viéndolo al regazo de la poesía de su Reino, junto a los niños; y también cuando la segunda venida.
LOS NIÑOS Y JESÚS
A Alfredo Cáceres
Es una delicada y ya incorpórea
escena.
¡Un pájaro del Cielo
anda por allí cerca!
...Mientras el otro está con ganas de argumentos
torpe, a cierta distancia.
Él está con los niños
en plena poesía
del Reino...
PARUSÍA
¡Desde lado maravilloso, vino del
misterio —que la fe
con ansia oscura en Dios
vislumbra — ese Ser deslumbrador sensacional…
A ese lado volvió.
De ese lado:
¡Habrá absurdo!
¡Siglo inimaginable! faz grande, entre alas anchas
indescifrables ramos
y hosannas, los del Fin. ¡Puede volver!
No histórico como antes,
a pie ni en asna ingenua el pie desnudo;
mas sí, fuego triunfal!
...Violento viento, luz que juzgará...
— ola de llama, cuevas de robo a deshacer
Pasmosa espada, abierto todo lo alto
en trueno oscuro! llegará recién
hasta la subterránea iniquidad.
Mas inimaginable siglo, en esa
hora final, será también de Él
primaveral la última Piedad...
OTROS TEMAS DEL EVANGELIO
Más que rescatable merece ser la poesía toda de Enrique Casaravilla Lemos,especialmente aquella que se vuelca hacia los temas evangélicos, orientación debida a
su religación genuina con Cristo, entiendo que no derivada de la tradición religiosa familiar, sino más intensa y menos sofocante. El poema titulado “El rico después de la muerte” es una preclara muestra de ello, pues
Casaravilla tuvo una vida austera, casi rayana en la pobreza. ¿Y qué decir de “Betania”? Magnífico texto, que alumbra con luz propia aquel pasaje del Evangelio. Hay otros poemas suyos donde, alabando al vino, recuerda otro instante inolvidable para un cristiano: “Los serenos campos con sus vendimias,/ amparan tus estirpes. Y como el pan, tú tienes/ la gracia de la Cena Antigua!...”.
En vida publicó tres libros de poesía: “Celebración de la primavera” (1912), “Las fuerzas eternas” (1920) y “Las formas desnudas” (1930). Poemas suyos había aparecido previamente en las reconocidas revistas uruguayas, bien en
Alfar o
Cruz del Sur, entre otras.
EL RICO DESPUÉS DE LA MUERTE
(De un tríptico)
Cuando falten los estribos
y no pueda subir al caballo alto y oscuro
(muy alto y muy oscuro)
que lo va a salvar
que conduciéndolo, lo llevará
¡qué gemidos, entonces!
Cuando caído, caiga,
y pregunte a una sombra amarillenta
y sin entendimiento, que no puede moverse,
habitante de aquel mundo:
¿dónde están las monedas?
Ah! los Ricos entonces…
BETANIA
Marta: Se preocupa
de recibirle como
es preciso. Lo sirve preparando
las cosas de la casa para Él,
las manos extendidas con las cosas. María
queda echada a sus pies.
—simple azucena
simple
solo rosa.
Ah Betania!, Betania...
Ay! piedras de la casa
las dos ¡qué hermosas son!
Como nostálgico
de estampas y memorias
sagradas
no distingo más, ya...
cuál es más grande.
Casaravilla Lemos es de aquellos poetas que Son, no de los que semejan ser.Él desabotonó su silencio para que se turbonen en el porvenir: hoy, mañana…
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