Cuando lean esto, d. v., ya se habrá realizado el Congreso Internacional sobre “La Conquista de Navarra y la Reforma Europea (1512-1620)”, previsto para el 31 de mayo y el 1 y 2 de junio, en Villava, pegado a Pamplona. Metan en un buscador Asociación Xavier Mina y les saldrá el programa y pormenores.
Se ha pretendido aquí reflexionar sobre asuntos en los que el lenguaje no siempre es un vehículo claro, al revés, tantas veces se torna en estorbo para comprender la verdad de las cosas. Ya sabemos que en el mismo inicio de la Historia la confusión y la muerte llegan por la confusión y la muerte de la palabra (= ¿Conque Dios os ha dicho …?). Para recuperar la memoria del pasado, de la Historia, nos encontramos no solo con la dificultad propia de la investigación sobre hechos ya lejanos, sino con todo lo que sobre tales acontecimientos se ha “hablado” o escrito. Hay que “escavar” no solo la tierra, sino el discurso con el que se ha ido cubriendo la verdad. Navarra es un modelo cercano de esto. Incluso su escudo es paradigma de equívoco interesado.
El escudo inicial, que era un “escudo” con su refuerzo (señalado como carbunclo) se ha ido arreglando estéticamente hasta convertirse en cadenas. No pasa nada, si no se encadena el significado de la Historia.
Las cadenas del escudo idealizan a una Navarra cuyo rey, Sancho VII, pelea contra los moros en las Navas de Tolosa (y dicen que se llevó unos trozos de cadenas, y las “puso” en su escudo). Lo parejo de las fechas ha encadenado dos acontecimientos: julio de 1212, batalla de las Navas, con julio de 1512, conquista del reino de Navarra por Fernando el Católico. Al final suena una musiquilla que adormece. Lo que queda es “España” (
católica, dirán algunos) unida frente a los extraños. Se ha expulsado a los “invasores”. Lo que la “coalición” cristiana hizo contra los moros de Al Ándalus, se repite por Fernando contra el reino “extraño” de Navarra. Con el humo del opio cultural institucional, entrevemos un escudo navarro, símbolo de la unidad de los reinos cristianos de España contra los moros, y con el éxtasis final de la adormidera, a Fernando consiguiendo por las armas que Navarra “siga” como buen reino, liberado de sus malos reyes legítimos. Si alguno todavía no ve claro, se le coloca delante una bula papal, ordenada al efecto.
Ya sin adormidera.
Fernando el Católico conquistó por las armas un reino cristiano libre. Y eso tuvo y tiene consecuencias. España se “unificó” no por la expulsión del moro en Granada, sino por la conquista de un reino cristiano. Con todo tipo de engaños. La unidad es el resultado de la mentira y la fuerza bruta. Y esto tuvo y tiene consecuencias. La Contrarreforma se nutre de lo que es esta conquista: mentira y fuerza bruta, en nombre del cristianismo (que para algunos ya es igual a iglesia de Roma).
Ignacio, el mentor y brazo armado esencial de esa Contrarreforma, es herido en la muralla de Pamplona cuando sus legítimos soberanos la reconquistan, por un poco de tiempo, en 1521. (En sus biografías se cuenta que fue herido contra el “invasor francés”.)
Al final queda un reino de Navarra legítimo tras los Pirineos, y otro conquistado y sometido en nuestro mapa. En ese reino libre de Navarra se dan frutos de libertad. Ahí podemos encontrar las consecuencias de la libertad de conciencia. Margarita de Navarra, su hija Juana de Albret/Labrit y otros personajes ejemplares. Con sus circunstancias difíciles, donde tienen que vivir la fe en medio de grandes oposiciones.
Sin entrar en otras consideraciones,
en ese reino de Navarra, y los otros territorios de sus soberanos, se presenta en el siglo XVI la libertad de una conciencia libre (la Reforma) y la conciencia adormecida y esclavizada (la Contrarreforma). Por supuesto, la Reforma tuvo y tiene que “reformarse” continuamente; no la ha hecho, y se ha muerto en muchos lugares, se ha convertido en contrarreforma. El ejemplo de Navarra en el XVI es un buen terreno para ver la energía de libertad de la Reforma, por eso sufrió, hasta hoy, tanta oposición de los que no la quieren. En 1620 acabaron con su libertad.
Propuestas. Una: Que se recuerde este suceso con sus consecuencias. Puede ser un buen tema para estudiarse en la celebración del Día de la Reforma este año. En algunos lugares se hará. Pero sería valioso que muchos lo tomaran en sus actividades como materia de estudio. Es “nuestra” Reforma. Recordémosla en el Día de la misma.
Dos: Ayudemos a que Navarra recobre su libertad. De pie, gente libre.
La próxima semana, d. v., les informo de cómo va la “desconquista” de Navarra.
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