HUMOR Y SERIEDAD DE UN GRAN SENTIDOR
Joven murió el poeta nicaragüense Joaquín Pasos (Granada, 1914 - Managua, 1947), autor del magnífico poema “Coral de los Mendigos”, síntesis perfecta del Evangelio y de la opción preferente por los pobres que legó Jesús. Este poema, oculto o intencionalmente olvidado, es digno de presidir cualquier antología, sea de poesía cristiana o atea, pero preocupada por el ser humano más desprotegido. Y lo escribió un joven de familia católico-burguesa. Un joven que no congeniaba con revoluciones ni extremismos políticos, pero veía y sentía lo que aquejaba a sus prójimos indígenas: una vergonzante pobreza.
Al morir le faltaban cuatro meses para cumplir la edad que tuvo su amado Jesús cuando fue subido al Gólgota. Joaquín mucho quería a sus paisanos, a las gentes de toda Hispanoamérica y a Jesús. Tanto lo uno como lo otro quedó reflejado en el poema “Resurrección”, cuya parte final dice así:
“Todo lo que Jesús me puso entre las manos./ Buenos días, amigos; buenos días hermanos”. Y aprecien lo que se pude decir en sólo cinco versos, como en el fragmento titulado “Consolatio”, que forma parte del poema “Tres nocturnos. Para antes de recogerse”.
Duerme espíritu divino
en lecho de cuerpo humano
que este tu sueño adivino
adivinará el camino
de tu destino cristiano.
En cuanto al humor, hay testimonios que certifican que el poeta siempre reía, especialmente con sus amigos y cuando cuestionaba instituciones o actitudes obsoletas.
En vida no publicó ningún libro de poemas, aunque algunos textos se encontraban desperdigados en publicaciones periódicas. Dos meses después de su muerte se compilo una antología de su obra, titulada Breve Suma. Años después, en 1962, su amigo Ernesto Cardenal poética compiló una muestra más completa, la cual lleva el título que el propio Pasos había escogido: Poemas de un joven.
Yo custodio una reimpresión de la misma, editada en 1984 por Fondo de Cultura Económica, en México. Una sección de la misma se titulada
“Poemas de un joven que no sabe inglés” y contiene 11 poemas escritos precisamente en inglés. Así empieza: “A mong the perfumed atmosphere of the litle rooms…”. Otra sección se rotula
Poemas de un joven que no ha viajado nunca y acopia poemas de intensa belleza sobre lugares que, efectivamente, no conocía, como Noruega: “Oh! Ésta es Noruega/ suave como el algodón,/ con su tierra de galleta/ y sus costas roídas por el mar…”. Y así sucede con las siguientes:
Poemas de un joven que no ha amado nunca (Y hay versos o poemas memorables, como “Mi amor brilla como el mundo sobre el mundo./ El mundo es redondo./ ¿El mundo es pequeño?/ -Mi amor es un mundo”, o “Las bodas del carpintero”
, que reproducimos más adelante). “Misterio indio” es la última sección, antes de “Otros poemas”. Sintió como pocos el sufrimiento de la parte indígena de su pueblo…
Veamos una muestra de su humor y cierta ironía. En carta a su primo, el notable poeta Pablo Antonio Cuadra, que formaba parte los fundadores de la Anti-Academia Nicaragüense y promotor, con él, de un Anti-Parnaso que no llegó a consolidarse, le confiesa: “Tú sabes que yo he gastado últimamente mi tiempo haciendo un censo de los Parnasos que existen en Nicaragua y cuyo número es más alto que el de las cantinas, aunque las personas que forman aquéllos generalmente acaban visitando éstas. Así se corrompen las juventudes de todas las edades y las generaciones de todos los inviernos. Sin embargo, el Ministerio de Higiene no hace nada por suprimirlos aunque se sabe que entrar a un Parnaso es peor que entrar a una caballeriza, tan sucio es el lugar”.
Dirigió dos revistas humorísticas,
Opera bufa y
El Lunes. Fíjense que crítica más seria hace en la primera, por ejemplo en este escrito de 1934:
“Se comercian las ideas, se comercia el honor, se comercia el gobierno, el amor, la mujer, el hombre, el periódico, el voto, el sentido común. Se comercia la razón, la tierra, el canal. Se comercia el sandinismo, el conservatismo y el agua. Se comercia el liberalismo, la luz, el pensamiento y la caricatura. Se comercian: la aptitud, la opción, el verso, la conciencia, la palabra, la prosa, el discurso, la política y el odio. Se comercia la estupidez y la tontería. Se comercian la noticia y La Noticia. Se comercia la nación y La Nación se comercia el comercio y El Comercio”. Claro, el dictador Somoza no sólo secuestro varias ediciones de las mismas, sino que le envió a prisión en más de una ocasión.
JOAQUÍN SABÍA ESTAR CON EL SEÑOR
Comencemos con el poema citado, para luego explicar el por qué del título que he puesto a este abordaje recopilatorio de la poesía de raíz cristiana de Joaquín Pasos. Antes recordar que, a su muerte, el poeta Ernesto Mejía Sánchez, escribió un profundo epitafio, que la familia reprochó, sin comprender el inmenso homenaje que le hacía alguien no cristiano, pero reconociéndole sus creencias, dolido por haber perdido tan pronto al querido amigo:
“Joaquín Pasos se murió. / Dios lo haya perdonado. / Nosotros no”.
CORAL DE LOS MENDIGOS
—Ricos, vosotros los ricos que tenéis la maldición.
—Pobres, nosotros los pobres que tenemos la bendición.
—Rico: saca provecho de tu dinero.
—Rico: sabe negociar tu oro.
Rico: cómpranos nuestro tesoro.
Rico: lo primero compra primero.
—Enfrente de vuestra riqueza. Dios nos hizo ricos.
—Enfrente de nuestra pobreza, Dios os hizo pobres.
Ahora podemos negociar,
vosotros los ricos que necesitáis
nosotros los pobres que necesitamos.
—Aquí va la mercancía del pobre,
aquí va el tesoro de los pobres
la mercancía que entrega nuestro Señor
el tesoro que paga nuestro Señor.
—Esta es la venta de la pobretería
en esta tienda trabaja la Virgen María.
—Rico, abre tus arcas a tu hermano mendigo.
—Sembrador, abre tu granero al mendigo.
Dad de comer al mendigo.
—Una limosna por amor de Dios.
—Una limosna por amor de Dios.
—Una limosna por amor de Dios.
Pedimos una limosna por amor de Dios.
Nosotros los mendigos, pedimos una limosna por amor de Dios.
Nosotros los desposeídos, los que no tenemos alimentos ni vestidos,
pedimos por amor de Dios.
—Exigimos una limosna por temor de Dios.
—Una limosna por temor de Dios.
Una limosna por temor de Dios.
Una limosna por temor de Dios.
—Yo vengo del Norte, huyendo de la guerra.
—Yo vengo del Sur, donde está seca la tierra.
—Yo vengo del Oriente, con la vista apagada.
—Yo vengo del Poniente; no tengo nada, nada.
—Mi cabeza está ardiendo con el fuego del llano.
—No es fuego, son tus ansias, hermano.
—Mis ojos en la sombra sólo ven desventuras.
—No es la sombra, son tus luces oscuras.
—Mi boca hambrienta tiene sed.
—Noes el hambre, no es la sed. Nuestras figuras son apenas figuras
del que vino por el mismo camino. Por eso es divino el polvo
de nuestros pies, y divino nuestro destino.
FONDO BÍBLICO DE SU POESÍA
Como nuestros profetas bíblicos, Joaquín Pasos escribió uno de los poemas que más atención merecen por los que saben de Poesía. Es el titulado “Canto de guerra de las cosas”y está recogido en muchas varias e importantes antologías de la mejor lírica hispanoamericana, como la preparada por mi buen amigo Juan Gustavo Cobo Borda, para Fondo de Cultura Económica. Él no mutila, como hacen otros antólogos, la cita que preside este monumental poema, extraída de la Epístola de Pablo a los Romanos. Y la pone en Latín, entiendo que siguiendo los pasos de su admirado César Vallejo, en
Los heraldos negros. Copio el pórtico:
“Fratres: Existimo enim quod non sunt condignae passiones hujus temporis ad furturam gloriam, quae revelabitur in nobis. Nam exspectatio creaturae revelationem filorum Dei exspectat. Vanitati enim creatura subjecta est non volens, sed propter eum, qui subjecit eam, in spe quia et ipsa creatura liberabitur a servitute corruptionis in libertatem gloriae filiorum Dei. Scimus enim quod omnis creatura ingemiscit et parturit usque adhuc.
PAULUS AD ROM., 8, 18-23”.
Ahora, mi crítica o asombro no radica en esta mutilación o guillotinado de la cita, sino en algo de más envergadura: la práctica desleal de no incidir en la poesía cristiana de Joaquín Pasos, ni siquiera al estudiar este alabado poema. Y eso que él lo había escrito como agonista cristiano, al modo de Unamuno, poniendo a Dios como último refugio ante la destrucción o barbarie humana. Algo de las claves creativas de este Canto las desvela Pablo Antonio Cuadra, en el prólogo de 1947: “Antes de leerme su canto, Joaquín me dio cierta explicación que por el momento no entendía. Se trata, en principio, de la cosa gastada, la cosa baldía. The waste thing, como diría T.S. Eliot. Esa cosa, pero en rebelión. El dolor humano producido por el quejido de las cosas... Luego se rió (siempre se ríe antes y después de un poema) y agregó:
Tiene la técnica admonitiva de un sermón. Este poema está calcado en las reglas clásicas de la oratoria sagrada”. Sólo anoto los versos iniciales y finales del extenso poema, para que puedan sacar sus propias conclusiones.
CANTO DE GUERRA DE LAS COSAS
Cuando lleguéis a viejos, respetaréis la piedra,
si es que llegáis a viejos,
si es que entonces quedó alguna piedra.
Vuestros hijos amarán al viejo cobre,
al hierro fiel.
Recibiréis a los antiguos metales en el seno de vuestras familias,
trataréis al noble plomo con la decencia que corresponde a su carácter dulce;
os reconciliaréis con el zinc dándole un suave nombre;
con el bronce considerándolo como hermano del oro,
porque el oro no fue a la guerra por vosotros,
el oro se quedó, por vosotros, haciendo el papel de niño mimado,
vestido de terciopelo, arropado, protegido por el resentido acero…
(…)
Por fin, Señor de los Ejércitos, he aquí el dolor supremo.
He aquí, sin lástimas, sin subterfugios, sin versos,
el dolor verdadero.
Por fin, Señor, he aquí frente a nosotros el dolor parado
en seco.
No es un dolor por los heridos ni por los muertos,
ni por la sangre derramada ni por la tierra llena de lamentos
ni por las ciudades vacías de casas ni por los campos llenos de
huérfanos.
Es el dolor entero.
No puede haber lágrimas ni duelo
ni palabras ni recuerdos,
pues nada cabe ya dentro del pecho.
Todos los ruidos del mundo forman un gran silencio.
Todos los hombres del mundo forman un solo espectro.
En medio de este dolor, ¡soldado!, queda tu puesto
vacío o lleno.
Las vidas de los que quedan están con huecos,
tienen vacíos completos,
como si se hubieran sacado bocados de carne de sus cuerpos.
Asómate a este boquete, a este que tengo en el pecho,
para ver cielos e infiernos.
Mira mi cabeza hendida por millares de agujeros:
a través brilla un sol blanco, a través un astro negro.
Toca mi mano, esta mano que ayer sostuvo un acero:
¡puedes pasar en el aire, a través de ella, tus dedos!
He aquí la ausencia del hombre, fuga de carne, de miedo,
días, cosas, almas, fuego.
Todo se quedó en el tiempo. Todo se quemó allá lejos
Ahora bien, de esta suerte de intento de salvar a Pasos de un “apestado” cristianismo, salvo al crítico Álvaro Urtecho, quien ha escrito mucho y bien sobre su paisano. Aquí dejo constancia de su parecer sobre Canto de Guerra de las Cosas: “¿Poema religioso, poema místico? Sí, pero expresado no a través de un dogmatismo cómodo, tranquilizante o paternalista, sino a través de la propia subjetividad desgarrada. Definitivamente se puede identificar a nuestro poeta con las más puras corrientes del existencialismo cristiano (Kierkegaard, Unamuno, Dostoievski, Simone Weil, Berdiaev) que se remontan a Séneca, San Pablo y San Agustín. Un cristianismo existencial que no debe confundirse nunca con la catolicidad militante y claramente conservadora del movimiento nicaragüense de vanguardia. Lejos está Joaquín Pasos de cualquier pose. La mística del “Canto” se desprende de una radical y sincera toma de conciencia del mundo que viene configurándose a lo largo de su obra (escasa pero intensísima) anterior. Hay un genuino aliento sagrado en su amonestación a los hombres, amonestación que no implica consigna ni amenaza, ni premio, ni castigo: llamamiento fraterno, amistoso, en donde el poeta arriesga también lo suyo, su porción de dolor y gozo en una época trágica que sigue siendo la nuestra. Por eso su voz, eminentemente personal y lírica, se aproxima a las cosas concretas palpándolas, nombrándolas. Nada de abstracciones gaseosas: al pan pan y al vino vino…”.
OTROS TRES POEMAS ANTOLÓGICOS
Termino, dejándoles tres textos que también merecen estar en cualquier antología, más aún en recopilaciones que se hagan sobre poesía dedicada a Cristo. Y es que el joven Joaquín Pasos sí sabía estar con el Señor. Y también sabía reflexionar con una madurez que extraña por lo ajustada para todos los tiempos, como estos que pasamos por España. Leámoslo: “Sea como fuere, la verdad es que estamos sin poesía. Pero hay algo más hondo y quizás más grave que estar sin poesía. Parece que estamos en un tiempo de transición tan total que no tenemos subsuelo que la produzca. No sólo no tenemos flores: tememos que hayamos secado la raíz y esterilizado la tierra…”.
GRANJA DE GETSEMANÍ
Quieres llorar, no lágrimas ni sangre
en silencio de rojo y cristal,
sino gotas de alma fundida.
Para tu dolor inconcebible
es un rasguño el universo herido,
tu tristeza taladra la materia.
En tus venas la fuerza del sufrir arrodillada,
asesinado el sueño,
la esperanza partida en cruz.
En tu sangre sin palabras helada al fuego
el silencio íntegro se aposenta
la desolación te abraza sin medida.
El aire tiene el verde y espeso color de los olivos,
el doloroso aceite arde ya en la savia
que brota del quejumbroso fruto.
No son las manchas de sangre y lágrimas
las huellas abominables que han quedado en la tierra
sino el sudor espantoso del árbol entristecido hasta la muerte;
el grito hecho polvo de la piedra,
el agua seca.
El calor de la noche lleva la fatiga de todos los trabajos humanos,
el cansancio de sembrar el trigo y el de enterrar al muerto,
el castigo del primer hombre y el del último;
he ahí el aire tremendo que respiras,
he ahí el sudor hecho sangre que beberás pausadamente,
y la hiel y el vinagre,
símbolos de maldición de la vid y la vaca.
Ni el grito inacabable de los ángeles
puede despertar a tus discípulos que duermen
con sus ojos cargados de materia,
pero el bosque duro vigila de pie
la herencia de misterio,
la sangre que paga hasta las treinta monedas
el tesoro de un cielo hipotecado,
y en el propio corazón de la madera
el árbol que hunde su boca en una tierra empapada de angustias,
recoge tu antiguo llanto de carpintero
para regar la tabla de la cruz florecida.
LAS BODAS DEL CARPINTERO
(Canto de Matrimonio)
Las junturas de tus muslos son como
goznes labrados de mano maestra. Es
ése tu seno cual taza hecha a torno.
Cantar de Cantares
HIMNO DEL MARIDO
Oh largo paso hacia la madurez, hacia la ardiente paz
que prepara la madera de María
corazón de cedro fragante!
Es el material vestido de domingo
asomado a tus dedos, es el olor de sándalo de tus manos de palo,
el perfume de tus cuatro costados,
la habitación nueva de tu cuerpo alfombrado,
tu viga recién labrada,
tu palabra de rama recién cortada.
Esta es la serena puerta del tiempo que se abre
ante tu rosa madura, tu frondosa presencia que alumbra
los lugares donde permanecerán los hijos,
el serrín de tu cuerpo taladrado
la tabla de una caja que se ensancha
tu destino en el fuego de la sangre.
¡Oh largo paso hacia el hogar de cenizas sagradas!
Entra, entra a las brasas que esperan en ardiente familia
tu tronco dorado.
CANTO DE LA ESPOSA
Carpintero, labra, carpintero,
labra mi cuerpo entero.
Hazme silla para tu descanso, cama para tu sueño,
tu sueño entero, carpintero.
Hazme mesa para tu almuerzo,
come, carpintero hambriento.
Sueña, carpintero despierto,
pero labra, carpintero,
labra mi cuerpo entero.
Trabájame, artesano,
con el trabajo de tu mano.
Haz de mi cuerpo un lecho, de mi mano un vaso.
Hiéreme con tu amor de filo rápido,
córtame la flor,
corta el racimo de sueños enamorados,
corta también la hoja, corta el árbol.
Corta mi carne de laurel, córtala a tu nivel.
Clávame, martillero.
Púleme, garlopero.
Carpintero, labra, carpintero,
labra mi cuerpo obrero.
EL JURAMENTO
¡María, María,
María de la carpintería!
Aquí estoy, señor,
esperando tu amor.
María, te llaman mis brazos,
te llaman mis labios,
te llama mi sangre, María, te llama mi voz.
Señor, te llama mi amor.
La vida pregunta, María,
si puede dormir con los dos.
Mi vida te llama a la cama, María,
nos llama a los dos.
La mía responde, señor.
La muerte de reglas podridas,
la vieja de tablas desnudas está en el rincón.
La muerte asegura, María,
que luego seremos carbón.
Cenizas seremos tú y yo.
Allí llegarán nuestras vidas,
allí llegará nuestro amor.
Hasta la muerte, María.
¡Hasta más allá, señor!
LA ORACIÓN
Virgen de tabla pintada.
Virgen de dulce madera,
ya nuestras manos unidas
forman una sola regla,
nuestros cuerpos se han juntado
incrustando los deseos,
ya los dos seres de palo
formamos un solo mueble.
Está tu mesa servida,
está tu silla dispuesta,
tu rezador de dos brazos,
tu hermosa cama de suegra.
Nuestra vida y nuestra casa
sólo por ti están abiertas,
sólo esperamos tu entrada
para clavar nuestra reja.
Ahora somos la puerta
de dos hojas, que se cierra,
somos dos leños unidos
que forman la cruz completa.
Virgen de la tabla honrada.
Virgen de dios y madera.
como tu Hijo, llevamos
desde hoy, nuestra obra a cuestas.
EL CORO
La fuerza del trabajo sobre el seno
las pesadas manos sobre el pecho
exigen troncos nuevos a los cuerpos
pan y vino a los elementos
pedazos de realidad al sueño.
Las maderas se abren y crujen en deseos
los sagrados tablones que fabrican y queman
los hogares obreros
el carpintero ardiendo que hace más carpinteros
el mueble en llamas y la savia corriendo
hacia los puntos de retoño, hacia el retoño del fuego.
Oh detenida savia, oh esperanza de hojas
en suspirar de frutos percibida,
una vez más caminarás hacia la vida!
Oh retoño guardado en el ropero,
oh rosa de la puerta, oh flor del macetero,
oh fruta que nace sola del frutero!
Oh nuevo amor de la carpintería,
oh viejo amor de la maderería,
oh eterno corazón de cedro de María!
PLEGARIA CONTRA EL EGOISMO Y EL ORGULLO
Dios nuestro; yo estoy mirando este mundo
que está como árbol podrido, por el orgullo.
En ellos, en mí mismo,
en todos y por todo, el egoísmo.
Mira la mirada de ese hombre
habla la palabra de esa mujer
oye la audición de ese niño
aspira el olor de ese anciano
gusta el sabor de esa vieja.
Asómate al balcón de tu casa
mira, habla, oye, aspira y gusta
los tamborileros.
Egoístas. Orgullosos.
Mira, Señor, el mundo flotando entre dos aguas.
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