Si alguna vez les han preguntado a ustedes que pedirían si alguien les concediera un deseo, quizá muchos o todos, de alguna u otra manera, hayan pedido vivir en un Universo alternativo, es decir, uno en el que las cosas no fueran como son en este.
A lo mejor no es tanto porque no nos guste el que tenemos, que en principio y mientras no intervenga demasiado la mano del hombre, funciona como un reloj. Es más bien que hemos llegado a un punto en el que suspiramos por un mundo mejor, en el que no pasaran ciertas cosas, no hubiera que preocuparse por otras y no estuviéramos pensando siempre con cierto desánimo en cómo serían las cosas si no fueran como son. En ese sentido,
lo que no funciona, más que deberse al Universo mismo, se debe a quienes lo habitamos, tal y como ya sugerimos líneas atrás, pero Dios, que es Dios del contenido y del continente, ha dirigido también Su acción hacia nosotros y eso no puede dejarnos indiferentes.
Hartos de pedir y soñar y suspirar por un mundo mejor donde las cosas, efectivamente, fueran distintas, nos hemos cansado de planteárnoslo y, decididamente, buena parte de la gente ha tomado una posición al respecto: o se han resignado a que no existe (¿”para qué darle más vueltas?”) o, teniéndolo al alcance, no lo disfrutamos. Por esta misma razón que comento dirán muchos de los lectores que me he vuelto loca al afirmar que existe, que es y que puede disfrutarse. Probablemente no estoy hablando en los términos que la mayoría se imaginarían, pero entenderán en breve a que me refiero.
· ¿Somos capaces de hacernos una idea acerca de lo que significaría estar protegidos por el Dios de ese Universo, el Creador de todo ellos, el que sostiene cada cosa en su lugar, el que marca sus tiempos, sus órbitas, sus ciclos…?
· ¿Cómo sería nuestro mundo si ese Dios además fuera uno y sólo uno, pero además cercano, dispuesto a comunicarse con nosotros y a relacionarse íntimamente con sus criaturas por excelencia, que somos nosotros, los seres humanos?
· ¿Imaginan qué amor derrocharía ese Dios gobernador del Universo si estuviera dispuesto, a pesar de los muchos errores y desplantes humanos, a sacrificarse entregando a Su único Hijo en rescate por muchos?
· ¿Pueden concebir lo que significaría que tomara todos nuestros males, nuestras faltas, nuestros pecados, presentes, pasados y futuros, los perdonara y los tirara al fondo del mar, olvidándolos para siempre?
· ¿Qué pensaríamos de un Dios que, además, en ese sacrificio, no ha elegido el camino más fácil para ese, Su Hijo, sino el de mayor dificultad, el de mayor servidumbre, el de mayor conflicto, humillación y recorrido?
· ¿Qué tintes tendría nuestro Universo si Dios hubiera ofrecido las consecuencias de salvación y redención del tal sacrificio de forma gratuita a los que tantas veces le ofendieron y dieron la espalda sin pedirles a cambio más que su aceptación?
· ¿Podemos imaginar un Universo en que el perdón, la misericordia y la justicia sean las características de quien lo coordina y que los que Él redimió puedan, de manera inexplicable, aunque no inmediata ni mágica, parecerse más y más a Quien les amó?
· ¿Se imaginan un universo alternativo en el que no fuéramos esclavos de tantas y tantas cosas que nos rodean, en el que conociéramos la verdadera libertad?
· ¿Cómo sería vivir en uno en el que no sintiéramos que aquello que no queremos hacer es justo lo que hacemos porque no somos dueños ni siquiera de nosotros mismos ni de nuestras emociones?
· ¿Imaginan despertar por la mañana y saber que lo que nos sucediera estuviera en manos del Dios Altísimo y Todopoderoso y que nada ni nadie pudieran hacer más allá de lo que Él y sólo Él permita?
· ¿Qué tal si alguien llevara por nosotros nuestras cargas y malestares, si pudiéramos descargar en Él nuestra ansiedad porque Él tuviera verdadero cuidado de nosotros?
· ¿Imaginan que alguien, en ese Universo, pusiera delante de nosotros aquello que necesitamos, incluso antes de que nosotros podamos sabemos?
· ¿Podemos pensar en tener vía “directa” con Él, el Dios y Señor de ese Universo alternativo, al que todas las cosas se sujetan, y poder hablarle cada vez que queramos, sabiendo que él nos responde?
· Piensen durante un minuto: un Universo que, además, estuviera bajo la promesa de ser renovado, convertido en cielos nuevos y Tierra nueva, ¿no sería diferente completamente a la idea de Universo que normalmente tenemos, en que se deteriora más y más?
Aún con toda la ilusión que podamos poner en un mundo mejor podemos pensar con acierto en un Universo tal y como Él lo ve, con un nivel de renovación y riqueza, esplendor y grandeza como no podemos ni imaginarnos.
Ese, Su Universo, sólo puede ser abarcado por Su mente, no por la nuestra. Pero sin embargo, dentro de Su plan y Su misericordia, nos es dado empezar a disfrutarlo. No podemos verlo aún en su grandeza, en su extensión, ni disfrutar de todos sus beneficios. Pero lo tenemos como promesa, como una promesa del Dios Altísimo, que no muda ni falla en Su palabra y que ha dicho (y se cumplirá) que será así y no de otra manera. En Su tiempo lo hará visible y, para los Suyos, no sólo visible, sino disfrutable por toda la eternidad.
Quiero mi Universo alternativo, el que Dios ha preparado para los Suyos según Su sabio propósito y no puedo vivirlo en su magnitud e intensidad todavía. Pero no quiero renunciar tampoco a disfrutarlo y apreciarlo en la medida que ya, desde este momento, es justo hacerlo. Nosotros, Sus hijos, tenemos acceso ya por Su gracia, a un Universo alternativo. Y olvidarlo es casi, casi, negar que ese Universo existe.
Que nuestra memoria no nos falle… que nuestra corta visión tampoco.
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