La Teología, con mayúscula, fue definida por el ensayista y crítico inglés Gilbert K. Chesterton como “el pensamiento aplicado a la religión”. A Ortega y Gasset no gustaban los teólogos. Decía que eran espías de Dios. Enredan en sus elucubraciones la sencillez del Evangelio. Hacen complicado lo fácil. En ocasiones escriben más desde la razón que desde la fe.
Por el contrario, la Teología que tenga por base el Nuevo Testamento ha de ser concebida como exposición doctrinal de los principios cristianos que recorren los libros desde Mateo a Apocalipsis. En este sentido están concebidas las obras teológicas de Cullman, Bultman, Bonsirven y, especialmente, de Stauffer, quien introdujo la historia de la salvación en la Teología del Nuevo Testamento.
Libros sobre interpretación teológica de la fe cristiana, desde mediados del siglo primero hasta ayer, abundan tanto como las estrellas del cielo, si se me permite la hipérbole.
El teólogo protestante nacido en el país vasco Juan María Tellería nos ofrece ahora un bello manual sobre los métodos teológicos.
¿Quién es Tellería?Su curriculum da para llenar muchas páginas. Aquí se impone la síntesis. Es licenciado en Filología Clásica, con especialidad en griego, y Filología Española. El Centro de Investigaciones Bíblicas que desde las islas afortunadas –Tenerife en su caso- preside ése gran trabajador que es José Manuel Díaz Yanes, figura destacada del protestantismo español, concedió en su día a Tellería otra licenciatura, ahora en Sagrada Teología.
En ese Centro imparte enseñanzas a estudiantes del mismo el autor del libro que comento. De este libro dice Diaz Yanes que “tras recorrer los veinte siglos de Historia de la Teología Cristiana, su autor nos propone una sencilla y al mismo tiempo profunda reflexión acerca de la necesidad del retorno a las fuentes de nuestra identidad”.
Así es, en efecto.
La obra de Tellería consta de dos partes principales. En la primera inicia una aproximación a la historia de la teología cristiana en el Nuevo Testamento y en los llamados padres de la Iglesia, escritores que durante los cinco primeros siglos compusieron obras de contenido profundo y comentaron cada libro, cada capítulo, cada frase del Nuevo Testamento. Una literatura de oro, ascética y mística, apologética y hermenéutica, moral y pastoral. Tellería dice de ellos que están considerados como “figuras descollantes de la antigüedad cristiana”.
En esa aproximación a la historia de la Teología cristiana, a la que el autor dedica 50 páginas, Tellería afirma que “las elaboraciones teológicas que hallamos en el Nuevo Testamento nos permiten vislumbrar la forma de comprender y estructurar el mensaje de Cristo por parte de los tres grandes pensadores apostólicos: Pablo, Juan y Pedro”.
En la segunda parte del libro Tellería discurre sobre teología y teólogos en la actualidad. En plan pastoral y partiendo de una frase del teólogo católico francés Ives Congar, el autor de EL MÉTODO EN TEOLOGÍA escribe. “El hombre de hoy sigue necesitando a Dios, sigue precisando la Palabra de Dios para su vida, sigue requiriendo el mensaje del Evangelio de Cristo. Es decir, sigue siendo perentorio que exista una teología cristiana, un pensamiento cristiano que vehicule de forma conveniente la Buena Nueva. Pero ¡atención!, ha de ser una Nueva Real, un Cristo Real, el Dios auténtico del Cristianismo”.
En las últimas páginas del libro el autor realiza certeros y excelentes comentarios a los principios que impulsaron la Reforma religiosa del siglo XVI: Sola Escritura, Solo Dios, Solo Cristo, Sola Fe, Sola Gracia.
En los anaqueles de mi Biblioteca particular se ordenan ahora mismo cinco mil libros, después de los regalados a la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España. Entre estos libros cuento unos 30 sobre teología de la Biblia. Pero, lo escribo como lo siento, ninguno como este.
Juan María Tellería, a quien no conozco personalmente, me ha sorprendido con su obra. ¡Qué belleza de libro! ¡Qué profundidad de pensamiento!¡Qué argumentación sin fisura! ¡Qué prosa tan bien estructurada, tan natural! ¡Qué vocabulario tan selecto!
Impresiona la abundancia de documentación que maneja el autor. Este vasco es una lumbrera. Programa el libro en un perfecto orden lógico y cronológico. Reflexiona con serenidad y objetividad, apoyado en documentos fidedignos.
Digo yo: ¿Para qué andar traduciendo obritas de autores norteamericanos que apenas conocen la historia del Cristianismo en Europa cuando tenemos en casa este valioso método de teología bíblica? ¡Bien hecho, Juan María!
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