¡PADRE, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN!
¡Perdónalos...!
Y estalló en el aire
un rayo fulminante,
una semilla germinada;
Porque esta palabra hiere,
pero también florece.
Los días de la ciudad transcurren,
y entre el sol y la luna
se roba la inocencia a una niña de 10 años.
No hay vacantes, no hay techos,
pero sí abundancia de injusticia y duelo;
hoy con quijadas de metal se derrama
sangre inocente.
De la cruz, como rayo y semilla,
viene el canto yla aurora…
perdón, perdón,
perdón, porque hay que reconocer
que después de esta palabra –rayo y semilla–
entre Caín y Judas, el corazón humano...
aún hoy seguimos sin saber lo que hacemos.
HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO
Aquí síhay respiro.
Entre los días del caos,
y de la miseria humana,
una voz herida,
un cuerpo exhausto…
un último grito apagado
pedirá auxilio,
en el lugar y la hora menos pensada.
Entre el asfalto y los miedos,
de una niña, un joven,
un anciano,
desde su infierno,
o lágrima, o duelo,
miran una pequeñísima luz
que se despierta.
Viene de esa cruz:
aliento nuevo… respira vida...
respira.
MADRE, HE AHÍ A TU HIJO; HIJO, HE AHÍ A TU MADRE
Concibe y gesta… es
matriz fecunda.
pero por allí hay ángeles
olvidados
que se tiran en la basura,
o se esconden en las alcantarillas.
Porque para comer
se vende el cuerpo,
o la sangre,
o la vida,
por las esquinas de la noche.
–porque hay tantas madres e hijos
que no tienen hijos o madres–
Si esta cruz empezó en una cuna,
entonces no hay soledad;
en esta cruz, habrá familia:
siempre será matriz fecunda.
¡DIOS MÍO, DIOS MÍO!, ¿POR QUÉ ME HAS DESAMPARADO?
Como una lanza que traspasa,
como una lanza, esa cruz.
Un grito desgarrado
de misterio,
de agonía,
de cansancio.
Un grito deestrellas
errantes,
entre tanta multitud,
el galope de mil caballos,
entre tanta multitud y tanto ruido…
los sueños de la muerte.
Un grito ignorado,
como mano que pide,
como ojos que suplican,
como una lanza que traspasa.
Esa cruz, como una lanza:
su grito nos acerca a un Dios lejano.
TENGO SED
Ella es el agua,
una gota de lluvia encendida.
Mas el desierto continúa
aquí, entre el asfalto y la jungla de acero;
y la estopa y el lanza fuegos,
son sequedad y vacío;
como esa hiel y ese vinagre
aún damos lo que no se pide,
lo que no sacia, lo que no llena,
lo que no salva.
Esta cruz es una gota de lluvia encendida,
es fresca y cristalina,
es gratuidad, fuente y río.
Dejarla caer es saciar los sueños:
porque de ella viene la vida.
CONSUMADO ES
Esta cruz es una misión cumplida.
Concluye su destino de amor y de pasión.
Pero sabemos que aquí donde vivimos,
en esta ciudad,
aún con la misión cumplida
del hijo encarnado,
los sueños se quedan a mitad del camino…
e inconclusa la tarea de ser felices.
Que hay más rupturas que uniones,
que hay más caos que creación.
No, mientras no haya más oportunidades,
que como polvo de estrellas
y aliento de cristales,
hagan menos difícil
forjar un destino digno y justo;
mientras no llevemos esta cruz
a la medida,
habrá que seguir muriendo...
y consumar este amor que no termina.
EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU
La cruz y las manos de Dios se funden.
Ahora son una, son el mismo amor
y el mismo sacrificio.
Aquí termina la agonía,
aquí se calla el dolor de la carne
y la sangre, de los clavos
y las espinas
...el silencio de la muerte.
Sus manos como cruz,
y su cruz como manos
abiertas, tiernas, seguras,
extendidas
–rompen el velo que ignora y separa–
Es temprano aún, pero en esta ciudad
ya despierta (o que nunca duerme),
la cruz y las manos inician su recorrido.
La luz de una estrella muere,
mas inician su camino los ángeles,
y una piedra espera ser removida.
Las mujeres se preparan y esperan...
en sus manos.
Pronto, una cruz quedará vacía.
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