El 30 de noviembre Jim Wallis publicó una nota en la cual cuestionó la consistencia moral de muchos
evangelicals al acercarse a las elecciones del 2012 (
Evangelical Consistency and the 2012 Elections).
Su argumento básico es que
muchos creyentes votan principalmente por sus intereses políticos y no sus valores cristianos. Si un candidato refleja la postura política deseada entonces se le perdona que tenga valores no cristianos o aún anti-cristianos.
Un ejemplo común de esta contradicción es la actitud de muchos
evangelicals hacia el pecado sexual del Presidente Clinton y la infidelidad que estaba cometiendo Newt Gingrich mientras estaba tratando de sacar a Clinton de la presidencia. El pecado de Clinton era visto como “terrible”, pero los divorcios y las infidelidades de Gingrich eran acciones que se podían ignorar.
Esta situación se está complicando para muchos evangelicals republicanos durante este período de elecciones. A muchos de ellos les gusta la política de Gingrich, así que están dispuestos a aceptar como candidato a una persona que tiene una trayectoria de pecado sexual.
La moralidad cristiana de estos
evangelicals les dice que uno debe vivir conforme a las normas bíblicas y que los líderes nacionales debieran ser personas de fe. Pero, siendo que les gusta la política de Gingrich, entonces ponen su compromiso cristiano en segunda plana.
Siendo que nos estamos acercando a elecciones presidenciales el año que viene,
es importante suscitar, de nuevo, la pregunta sobre la relación entre el compromiso cristiano y mi participación en la política.
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¿Cómo es que mi compromiso cristiano debe afectar mis posturas políticas?
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¿Qué tan importante es votar por alguien que tiene un compromiso cristiano claro?
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¿Qué significa ser consistentemente cristiano en la participación política?
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¿Qué es un voto cristiano en los Estados Unidos hoy?
Mi problema es que mi fe cristiana me deja en una tensión política.
A causa de mi compromiso cristiano
tiendo a compartir la postura social de los demócratas; creo que el estado debe ayudar a los débiles de nuestra sociedad. Y porque creo en la pecaminosidad total de los humanos también estoy persuadido de que necesitamos controles gubernamentales para darle orden al mercado.
Pero
como cristiano también comparto con los conservadores sociales la importancia de una moralidad personal cristiana. El libertinaje sexual que se ha hecho común en las sociedades occidentales es pecado y destructivo a la familia y a la sociedad. Sé que la vida es sagrada y que el aborto no agrada a Dios. Así que ninguno de los partidos políticas tiene una postura consistentemente cristiana. Los dos tienen algunas posturas que se asemejan a lo bíblico, pero los dos también niegan la fe en maneras claves.
Siendo que éstas son las opciones reales por las cuales tendré que votar el año que viene, reconozco que tendré que votar por una parte de mi compromiso cristiano y reconocer que otras partes de mi fe no quedarán representadas. Pero, ¿cómo decido entre los dos?
Sé que cristianos de ambas opciones de las grandes posturas políticas me dirán por qué debo apoyar a su candidato o partido. Pero para mí la situación es más complicada. No importa por quién vote, tendré que ir en contra de partes importantes de mi fe.
De lo que sí quiero estar seguro es que mi fe sea la base determinante, no mis posturas políticas. Pero aún eso será difícil porque estoy seguro que mis amigos cristianos con posturas políticas marcadas me dirán que es más cristiano ser parte de su partido que del otro.
Pero sé que todos nos podemos dejar engañar cuando tenemos intereses políticos fuertes. Es fácil etiquetar como cristiano las posturas de mi comunidad, mi partido, mi familia o mi etnia. El reto es poder cuestionar mis posturas profundas a la luz del evangelio.
Si deseo ser fiel a Cristo Jesús tengo que confrontar el hecho de que todo partido político es humano y falible. También tengo que reconocer que algunos candidatos tendrán un compromiso cristiano claro, algunos no serán cristianos y otros se llamarán cristianos pero sus vida no reflejarán la vida de Cristo. ¿Por quién votaré?
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