Breviario del sosiego/ 99

Alondra cantadora bajo dos pulsiones. Cantan tus ojos, minuto a minuto, lo que nace ahora en tu pordentro.

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Habla bajo, no grites, aunque ya el mundo te parezca tan lejano.

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Por ahí tiembla la pasión que sólo un Corazón conoce.

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Lo que resiste a la quemazón es lo que realmente merece la pena.

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Planeas por mis aires como grácil gaviota.

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Poco sé de negocios. ¿Tal ineptitud me hará ser mal visto hasta por aquellos que se saben las Escrituras de principio a fin?

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Como héroe prefiere siempre al derrotado. Aparentemente Cristo lo fue.

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Dorada flecha que no hiere. Así el genuino Amor.

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Hay rosas y zarzas; hay prestigios y desprestigios; hay flojeras neolíticas y voluntades futuras, hay amaneceres sublimes y atardeceres mostrencos, o viceversa…

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¿Si vuelves ahora, Señor, volverá contigo ése tiempo que no presenciamos?

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Veo una paloma volando por la Esperanza irreversible.

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Preñadas noches cuando claman los cuerpos en la fragua de su calor.

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Que tu dignidad sea luminosa y telúrica.

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Oferente y sin tregua prosigo hacia la Comunión insoslayable.

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Con el Verbo es bastante; también con la Matriz nutricia y con el Vino del milagro medular.

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Indecente la insaciable codicia. Duele ver a quienes no les tiembla el pulso a la hora de dar preeminencia a la divinidad del dinero.

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Otra vez la huída. Sigue huyendo de la boca negra de los lobos.

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¿Volverás a nacerme dentro de tu ausencia Presente?

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El trabajo, si es para bien de los demás, al menos debería ser loado y no sujeto a tantas zancadillas o monsergas de los orantes contemplativos.

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Concibo tu tacto como una caricia vencedora. Y tus labios me saben a verdad.