Los que niegan la fe católica de Shakespeare citan asimismo la circunstancia de su hospedaje en casa de un hugonote francés. Astrana
Marín refiere el hecho así: “El poeta cambió de domicilio, instalándose como huésped en casa de un hugonote francés llamado Cristóbal Montjoy, que, huido de su país con otros compatriotas de la misma secta, se había refugiado en Londres…. La familia Montjoy se hallaba compuesta del padre, la madre y una hija llamada María”
[1].
Una querella entre el esposo y el padre de María llevó a éstos a los tribunales, hecho que también registra Astrana Marín. Pero Astrana olvida decir que el juicio no se celebró ante el Tribunal Civil, sino que pasó a la jurisdicción de la Iglesia Protestante Francesa en Londres, donde Shakespeare compareció como testigo
[2].
Un hugonote huido de su país, ¿habría dado hospedaje en su casa a un miembro de la religión católica? Y un católico sincero, ¿se habría hospedado en casa de un hugonote en aquella época de discordias y de intolerancia religiosa? ¿Habría asistido sin escrúpulos de conciencia a prestar testimonio ante representantes de una religión que se hallaba en pugna abierta con la suya?
¿Cuál fue, entonces, la religión de Shakespeare? La respuesta no es fácil.
Me parece muy sensato este otro juicio de Ballester Escalas: “Como contemporáneo y súbdito de Isabel de Inglaterra, lógicamente podríamos admitir que Shakespeare hubiese pertenecido al anglicanismo; pero…. es imposible situar las creencias de Shakespeare en límites reducidos ni tampoco en extremos absolutos….”
[3].
En esto tiene razón Carlyle: “¿No podríamos decir que Shakespeare fue el Sacerdote más melodioso aún de un verdadero Catolicismo, de la “Iglesia Universal” del futuro y de todos los tiempos? Ni estrecha superstición, ni áspero ascetismo, ni intolerancia, ni ardor supersticioso, ni perversión, ¡sino Revelación, hasta donde alcanza, de que tan innumerable belleza escondida y divinidad reside en toda la Naturaleza; que permite a todos los hombres adorarla del modo que puedan! Podemos decir sin ofensa: ¡También de nuestro Shakespeare brota una especie de Salmo universal; no impropio para dejarse oír junto a los Salmos que son más sagrados! ¡No en desarmonía con ellos, sino en armonía!”
[4].
Ha sido en Francia donde más se ha trabajado para dotar a Shakespeare del espíritu racionalista y ateo que ha caracterizado a la gran mayoría de los intelectuales de ese paísdesde los tiempos de Voltaire y de Renan. Taine, Artaud, Gide, Saint-Beuve y Camus, por no citar más que unos cuantos nombres, han querido hacer de Shakespeare un existencialista ateo, despreocupado e indiferente al problema espiritual.
Paul Claudel llegó a decir que “la fe se hallaba tan ausente del teatro de Shakespeare como si el Evangelio jamás hubiese sido predicado a los hombres”[5]. ¡Mentira! Como mienten también quienes quieren un Shakespeare católico o protestante, pretendiendo interpretar su pensamiento al tiempo que prescinden de sus propias palabras.
Otros evitan, irresponsablemente, tratar el tema. La religión de Shakespeare y la religión en las obras de Shakespeare, temas que fascinan a pocos estudiosos, son ignorados en algunas biografías del poeta, como la escrita por F.E. Holliday, traducida y publicada por Biblioteca Salvat en 1984 o la que sin nombre de autor dio a conocer Planeta Agostini en 1995.¡Lástima!
[1] Astrana Marín: OBRAS COMPLETAS DE SHAKESPEARE.
[2]Véase Lamborn y Harrison: SHAKESPEARE, THE MAN AND HIS STAGE, Londres, 1928.
[3] Ballester Escalas, O.C.
[5] Paul Claudel: LE ROY LEAR EN “LE FIGARO”, 4-12-1946.
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