Breviario del sosiego/ 94

Lumbres y congojas ante el cedazo de la Justicia que resbala por todo el orbe. A veces se apresura, pero lo cotidiano es que filtre su urgencia. Quienes la ejercen con manos extendidas y ojos desmesuradamente abiertos a los atributos de la cuenta corriente del encausado, resultan simples oficiantes de un poder de hojalata.

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Por ahí tiembla el incendio fugaz que sólo un Corazón conoce.

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Por ahí cabecean nuevas apariencias, Frutos o muñones bajo las hojas del sueño.

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Por ahí, bajo un árbol rojo, alguien dice adiós al Futuro.

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El Misterio es pan de cada día para el que se arropa con mantas metafísicas y, en amoroso silencio, espera el auxilio boca a boca que recibirá del que muy adentro brujulea su Destino.

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Se amoneda la codicia, de mano en mano, mariposeando.

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Relámpagos de la Forma, visiones. Pero se intuye la médula del Primer trazo en el aire, la intimidad sobreviviente del Espíritu que conmueve.

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¿El tiempo más corrupto de todos los tiempos?

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Cuando brotan las rosas el jardín recupera su imperio.

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Anuente virtud la tuya, siempre bajo los encajes del Amor.

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Si en verdad quieres ser heterodoxo, procura evitar la ruta de los navegantes acomodaticios, aquellos que en sus travesías sólo saben bordear la costa.

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Salgan del recinto maloliente; huyan del fuego de artificio.

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No por habitar una almohada común se puede afirmar que por la mañana habrá un desayuno feliz.

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Todo está dicho. Poco, o casi nada, está hecho.

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La confianza dispone sus aperos cuando no merma el manantial de la ejemplaridad creíble.

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Razón suficiente para ser feliz: Amar y ser Amado.

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La fe nos rehace a diario.

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Haber sobrevivido a los ingratos: he ahí el mérito mayor.

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Ser hospitalario, abrir tu morada, es la prueba fehaciente de que en ti caló el Mensaje.

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Un olor es de repente; una patética crueldad acopia tiempos mensurables.

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Encargo del Amor: hacer respirables los instantes.