Escritora e integrante de la Junta Directiva de ADECE (Alianza de Escritores Evangélicos), articulista en diversas publicaciones digitales (P+D; Mujer de Hoy); creadora del portal
www.sentircristiano.com. Ha obtenido numerosos premios, tanto en poesía como en relato. Forma parte de la Asociación Malagueña de Escritores (AME).
Pregunta.- ¿Cuál es la misión de la iglesia en este siglo XXI?
Respuesta.-La misión de hoy es la misma de siempre. El mensaje no ha cambiado. Jesús dijo a sus discípulos: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que cree y es bautizado será salvo, pero el que no cree será condenado”. Marcos 16:15,16. A veces complicamos demasiado este mensaje con nuestras teorías particulares. Sería bueno empezar a vivir el evangelio a la luz del día más que en los templos. Dar ejemplo de honradez. Sería sencillo llorar con el que llora, reír con el que ríe. Sería muy simple ejercitar la empatía. Y sobre todo, no haciendo promesas falsas a los no creyentes.
P.- ¿Y el de la mujer cristiana?
R.-La misión de la mujer cristiana no se diferencia en nada de la del varón. Ambos fueron creados por Dios. Por ambos murió Jesús de la misma manera. Los dos son llamados a la misma misión: ser sacerdotes de Dios en la Tierra. “Cristo nos ama y nos ha librado de nuestros pecados derramando su sangre,y ha hecho de nosotros un reino; nos ha hecho sacerdotes al servicio de su Dios y Padre. ¡Que la gloria y el poder sean suyos para siempre!” Apocalipsis 1,6.
P.- Sé que eres escritora y tienes esa sensibilidad de hacer aflorar versos de toda la belleza creada por Dios… ¿Ese don, tiene cabida en nuestras iglesias?
R.-El poeta (ya sea hombre o mujer) es un ser espiritual que vuelca esa espiritualidad hacia afuera. Más que lo que cuenta es la manera cómo lo cuenta, como juega con las palabras para que encajen con lo que quiere expresar. Ve la vida desde diferente ángulo. Observa con claridad lo que otros no ven. Pienso que el poeta tiene mucho de profeta y por lo tanto de incomprendido. Vive en otro estatus diferente.
Tengo mucho que aprender sobre este género pero me falta tiempo. Es algo que me apasiona; sin embargo, aunque es posible escribir un artículo en cualquier circunstancia, no ocurre así con la poesía. Es ella quien exige el momento. Es ella la que manda. Si lo aprovechas, bien, si no, has perdido ese tren. Yo estoy perdiendo muchos porque suelo tener enganchados otros temas en la estación, y suelo quedarme en tierra. Confío en que más adelante pueda perfeccionar mis versos.
Respondiendo a la segunda parte de la pregunta y por lo que sé, a este don se le suele dar cabida en las iglesias cuando se realizan algunos actos especiales, nada más. A diferencia del tiempo que se aparta para las canciones dentro del culto, incluso dándole más cabida incluso que a la predicación de la palabra, la poesía no se acepta como un servicio más a la congregación (prefiero el concepto de servicio al de ministerio, ya que éste a veces se interpreta como llevar galones más que ejercer un trabajo).
P.- ¿Cómo ser luz en medio de una sociedad que se desmorona?
R.-Entiendo que es primordial que para ser luz hay que huir de la mentira. Hay tres palabras que aborrezco dentro del campo eclesial:
Impacto. Estrategia. Adiestramiento. Me resultan explosivas para el cristianismo. Estimo que no forman parte de la luz y por lo tanto no dan fruto, conducen al fracaso.
He oído y leído infinidad de veces que el proyecto evangelístico ha de ser
impactante. Para cualquier acto se buscan testimonios que llamen mucho la atención del oyente no convertido. Intuyo que la mayoría de las veces los testimonios se engordan para causar sensación. No se valoran las evidencias de personas que nunca han matado a nadie, ni han robado, ni han estado en la cárcel. No se valoran los testimonios de personas sanas, más bien los de las personas con enfermedades incurables. No sé si me explico bien. Quiero decir que se hace discriminación de la obra del Señor en las vidas de sus criaturas. Si el tema no resulta impactante, se cree que el proyecto no dará fruto. Ése es el estudio erróneo que hacen.
Con la palabra
estrategia pasa igual. Hay que embrollar el tema de tal forma que convenza. Atar todos los cabos para que el oyente se entregue al Señor gracias a la estrategia preparada, no gracias a la obra del Espíritu en nuestras vidas.
Y el
adiestramiento que se hace va con fines propagandísticos más que con el evangelio claro. Me da vergüenza saber que se adiestra a las personas como si fuesen a vender un producto milagroso.
Estas tres palabras las incluyo en el marketing de las empresas y por su desagradable aroma las detesto dentro de las iglesias. Las tengo por obra humana, no divina. “Yo soy la luz del mundo, el que me siga tendrá la luz que le da vida y nunca andará en oscuridad”. Juan 8, 12, eso dejó dicho Jesús.
P.- ¿Cómo compaginas el ser madre con tu trabajo y tu faceta de escritora? ¿Es posible alcanzar el equilibrio?
R.-No es fácil pero se puede hacer. Madrugando y ciñéndose a una agenda. No hay más remedio que estar organizada y dejar para otro momento lo no necesario. Reconozco que me resultaba más difícil cuando mis hijos eran pequeños. Doy gracias a Dios por mi marido, porque me apoya y siempre está por mí.
Para no perder el equilibrio hay que tener muy claras cuáles son las prioridades. En mi caso la familia va primero, después la escritura. Si hay que tomar una decisión sé lo que tengo que elegir, pero como digo, estos temas de la escritura se pueden organizar. Algo necesario que tiene que ver con el equilibrio es aprender, aunque cueste, a decir que no cuando una ve que no puede comprometerse. Es importante no defraudar. Decir que sí y no responder, no cumplir, es un mal testimonio. Siendo cristianos no podemos caer en esto de ninguna manera y solemos caer.
P.- Eres la secretaria de actas de ADECE: Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos. ¿Qué valor tiene esta entidad para los de tu gremio?
R.-Muchos escritores evangélicos de diferentes países hemos tenido la oportunidad de unirnos en ADECE. En esta respuesta puedo resumir la nota que aparece en
www.adece.es,pues está todo muy bien explicado:
La «Alianza de escritores y comunicadores evangélicos», ADECE, es una asociación que ha sido creada con el apoyo y vinculación de la Alianza Evangélica Española (AEE) y los Grupos Bíblicos de Graduados (GBG), aunque funciona de manera totalmente autónoma.
Esta Asociación surge de la realidad que se ha ido creando alrededor del magazine Protestante Digital (revista de la Alianza Evangélica Española), que ha aglutinado a un gran número de escritores y comunicadores de fe evangélica. A partir de ahí, se estudió desde la Alianza Evangélica Española (AEE) cómo impulsar el proyecto de una asociación de escritores y comunicadores, hasta llegar al modelo de ADECE. La participación de los GBG se ha basado en el hecho de ser la entidad que agrupa a gran parte de los periodistas universitarios de fe evangélica españoles.
El hecho de incluir en el nombre de la asociación a “escritores y comunicadores" es debido a un concepto amplio del hecho de comunicar, de manera que sean no sólo los profesionales que escriben, sino también los dedicados al mundo de la radio, la televisión, las publicaciones e internet en sus múltiples facetas (webmasters, diseño gráfico...), los que pueden solicitar ser miembros de ADECE.
Los fines de ADECE son estimular a los escritores y comunicadores evangélicos a buscar los más altos niveles de ética y calidad profesional, fomentando como ADECE un pensamiento cristiano constructivo presente en la sociedad y en la comunicación. Además de –como es lógico- facilitar la amistad, comunicación y cooperación entre los escritores y comunicadores evangélicos. Organizamos al menos un encuentro anual de escritores y comunicadores, con seminarios y talleres, manteniendo, por otro lado, relación con otras entidades similares en otros países y continentes.
P.- ¿Cómo ha cambiado Cristo tu vida? ¿Ahora es un camino de rosas?
R.-Bueno, no puedo expresarlo en pasado puesto que cada día continúan los cambios y confío en que el Señor siga limando mis aristas. Jesús, bueno
siempre y siempre perfecto, trajo esperanza a mi existencia. La trajo, la trae y sé que la traerá. Creo que Él perdonó mis pecados y que por su gracia me voy convirtiendo en otra criatura distinta poco a poco.
Siempre he creído en la existencia de Dios. Mi conversión fue un proceso que comenzó siendo niña, un camino en el que avanzo a pesar de las piedras que aparecen y entorpecen mis pasos, la mayoría de las veces esas piedras están por mi culpa.
No me gusta cómo van las cosas en este mundo, ni quiero formar parte del laberinto sucio que la sociedad nos presenta envuelto en papel de colores brillantes. Quiero para mi familia y para mí una vida llena de valores cristianos. A la vez lucho por no entrar en la mojigatería rancia que se da en nuestros círculos de creyentes. Sé que esta actitud mía no se interpreta bien en muchos casos, pero he decidido seguir hacia adelante de esta manera; ojalá lo consiga.
El camino de rosas no existe, el que verdaderamente encontramos es un camino lleno de las espinas que las rosas de la vida dejan caer a nuestro paso. Vivir no es fácil, pero es hermoso porque el aroma de las rosas nos llega de cuando en cuando, a rachas, y podemos disfrutarlo. Después nos abandona y seguimos los pasos con dolor. A pesar de todo, vivir con fe es estar lleno de la Gloria del Señor. Creo que quien da testimonio de lo contrario miente. No hay ninguna promesa de Dios hacia el hombre que diga que al cristiano todo le será más fácil. Si fuera así el cristianismo se parecería a un contrato de compraventa como expresé antes. Muchos lo creen así, allá ellos.
Una vez, siendo yo muy joven alguien me dijo que el camino del creyente pasa por desiertos y, que dentro de ellos, hay etapas en las que el Señor nos pone un caramelo en la boca para endulzar lo amargo del ambiente. Creo que este ejemplo ilustra lo que quiero decir.
P.- ¿Podrías deleitar a nuestros lectores con un poema inédito?
R.-Este poema largo, de versos cortos, lo escribí hace algunos años. Es un testimonio de fe. Antes de conocer el mensaje de Jesucristo en su Palabra fui católica comprometida durante 20 años. Estudié en un colegio de monjas hasta los 18. Asistía a misa y rezaba ante las imágenes (yo creía en el poder de las imágenes) en esta capilla que menciono. Me invitaron a un acto y acudí. El resultado de mis sentimientos lo expresé así:
HE VUELTO
(Visita al colegio después de 23 años de ausencia y ver de nuevo, bajo la cúpula central de la capilla, la imagen de Cristo crucificado, ante la cual yo rezaba de niña)
He vuelto al colegio
sintiendo la nostalgia
de correr por los pasillos,
nostalgia por los libros
nostalgia por mis trenzas
de otros siglos.
He vuelto
como vuelve la tormenta
con su ciclo
a revisar los campos.
He vuelto
por razones ajenas a mí misma
y por compromisos
que me crea el nuevo tiempo.
He vuelto
y tu imagen sigue ilesa
bajo la cúpula central de la capilla.
Podría decirse
que por ti no pasa el tiempo,
sujeto como estás a esa cruz milenaria
de otros íntimos milenios.
He vuelto
recordando en ti la fe
de aquella época.
Creía que esa imagen tuya
sustentaba mi vida.
Porque mi vida se basaba
en tu tronco de madera,
en la pintura que dibuja aún tus rasgos
y tu sangre seca.
He vuelto.
Renovada
por una lluvia espiritual intensa.
He sabido que de niña
no era tu figura sin vida
quien me hablaba,
sino tu Espíritu vivo
que por doquier me acompañaba.
He vuelto
y aunque todo impasible permanece
tú ya no me eres carne y hueso,
sino un trozo de olivo
de tal modo en la pared dispuesto.
Mas creo en ti, Jesús.
Fuera ya de todas las efigies
que están muertas,
mi fe no se quebranta.
Hoy he vuelto
y todo aparenta estar igual que entonces.
Sin embargo,
tú estás muerto, muerto, muerto
como muerta está, de Jesús,
cualquier obra
que los hombres expresen en maderas
o lindos lienzos.
He vuelto al colegio
como regresa la tormenta
con su ciclo
a revisar los campos
y se aleja
sin revelar la fecha
de su próximo regreso.
Gracias, Isabel, por abrirnos tu corazón y animarnos a continuar nuestro peregrinaje cristiano, sabiendo que esta caminata no es en vano; tiene futuro.
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