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Alfredo Pérez Alencart: un corazón, dos patrias

Una entrevista a Alfredo Pérez Alencart, poeta y ensayista peruano-español, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de Salamanca, miembro de la Academia Castellana y Leonesa de la Poesía y Presidente adjunto de la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos (ADECE).
MUY PERSONAL AUTOR Jacqueline Alencar 06 DE AGOSTO DE 2011 22:00 h

Ha sido director de la revista cultural “El cielo de Salamanca”. Sus últimos publicados libros son “Cristo del Alma” y “Cartografía de las revelaciones”.

Pregunta.- Vuelves a Perú después de casi cinco años de ausencia. Sé que has estado en Lima y ahora visitas la ciudad donde naciste. Imagino que es un momento de muchas emociones…
Respuesta.-Difícil o imposible resulta que el ser humano olvide su tierra primera, aún cuando haya tenido experiencias ingratas o desafectos lacerantes. El suelo donde se dieron los pasos iniciales o se articularon las primeras palabras es inolvidable para cualquiera. En mi caso, habiendo recibido sólo muestras extremas de amor prodigado por mis padres y familiares, además de recordables manifestaciones de afecto tanto de amigos como de conocidos, volver a mi patria natal es motivo de gozo extremo. Por ello, cuando estoy por aquí, soy todo ‘esponja’ tratando de absorber al máximo aquello que me resulta nuevo o reconocible: edificios, expresiones del castellano de Perú, sobrinos que no conocía… Cada instante del retorno se convierte en eterno, pues uno no tiene el control de lo que vendrá mañana. Cada momento en Perú es como habitar el tiempo pasado y lo porvenir.

Ahora bien, mi Tiempo de vida es mayor en España. De Perú salí a los 23 años y llevo 25 años en Salamanca. Por ello, cuando vuelvo, además de emocionarme, también me reconozco como extranjero o visitante con ciertos privilegios. A veces me siento como supongo se sintieron mis dos abuelos varones. Ellos salieron de España y de Brasil, pero fijaron su residencia en Perú, y aquí están enterrados.

En definitiva, mi corazón es mestizo y tiene dos patrias, aunque mi alma pertenece al mejor de los Reinos.

P.- Acaba de tomar posesión el nuevo presidente de Perú, Ollanta Humala. ¿En qué condiciones crees que deja tu país el presidente saliente, Alan García? Se habla de un crecimiento del ocho por ciento…
R.-Son visibles los logros macroeconómicos de Perú, propiciados en buena parte por las exportaciones de minerales y, también, por un comercio y una industria pujante, un creciente turismo y una oferta gastronómica de primer orden. Alan García deja superávit en las cuentas del Estado, algo destacable tratándose de él, pues en su primer mandato, años atrás, su mal gobernar generó una de las mayores crisis de todo el periodo republicano, con una inflación desbocada, propia del apelativo que se le dio, “Caballo loco”. Y es que Alan García supo seguir y mejorar lo bueno que en políticas económicas habían hecho Toledo y Fujimori. Es inusual la estabilidad de la moneda peruana frente al dólar, tres por uno a favor de la moneda norteamericana, algo que dura desde hace más de una década. Eso da confianza a la nutrida inversión extranjera, sin contar con las normas jurídicas sobre propiedad privada o transferencia de capitales, las cuales propiciaron tranquilidad a los mercados internacionales.

P.- ¿Es Ollanta Humala un presidente populista, de la línea de Chávez, por ejemplo?
R.-Este 28 de julio, conmemorativo de la Independencia peruana, tomó posesión el nuevo presidente peruano. Es costumbre antigua que así sea. Las experiencias históricas han demostrado hasta la saciedad que el populismo resulta nefasto para cualquier país. Pero no faltan epígonos que levantan dicha bandera con tal de auparse al poder, aprovechando el descontento de parte importante de la población. En el caso peruano, lo inobjetable es que de todos los contendientes por la presidencia, fueron dos candidatos con fuerte dosis de populismo los que llegaron a la recta final, desbancando a otros que ya presidieron el país, llámese Alejandro Toledo, o que dirigieron el Ministerio de Economía o la alcaldía de Lima. La lectura que no puede obviarse es que existe una notoria asimetría en la distribución de las ganancias. Los sectores populares están disconformes porque no perciben en sus precarias economías esos logros macroeconómicos de los que se jactaba, con fundamento, el ex presidente Alán García, quien no asistió al relevo presidencial por temor a abucheos.

Y si el programa electoral de Ollanta Humala tenía ribetes marcadamente populistas, con nacionalizaciones incluidas, los primeros indicios apuntan lo contrario: ha designado un gabinete de ministros que, en buena parte, seguirán lo trazado por los gobiernos anteriores; ha sido claro en que no menoscabará la libertad de prensa… Y si hace cinco años, cuando perdió las elecciones contra Alán García, estaba decantado hacia el modelo chavista; ya en esta reciente campaña su modelo de referencia fue el Brasil de Lula: mayor pujanza económica, pero también un notorio incremento de la inclusión social de los sectores más desfavorecidos. Habrá que esperar algunos meses para constatar cuánto de verdad hay en estos primeros movimientos que, por ahora, parecen propicios para seguir la senda de desarrollo que emprendió Perú.

P.- Sé que por vez primera presentarás uno de tus libros en Perú. ¿Es que no has sido profeta en tu tierra?
R.- Ser de un país que vio nacer a César Vallejo, el más grande poeta de la lengua castellana tras San Juan de la Cruz, según mi criterio, me hizo comprender que la poesía no es una carrera de velocidad sino una lenta maratón cuya meta final culmina con la propia vida. Así, mientras vas corriendo, aprendes a ser humilde pero huyendo de la diabólica mediocridad. En la literatura, especialmente en la novela, existe mucho perengano altisonante cuya obra, una vez leída, deja mucho que desear. Pero siempre hay excepciones. Tratándose de Perú, algunos nombres relevantes son Mario Vargas Llosa en la novela y Julio Ramón Ribeyro en el relato. Sólo en el siglo XX han existido poetas de magnífica creación, como José María Eguren, Martín Adán, César Moro, Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Alejandro Romualdo, Watanabe, César Calvo o Westphalen, por citar algunos.

Lo cierto es que hasta ahora nunca quise leer mi poesía en Lima, aunque sí ofrecí algunas conferencias sobre literatura, derecho o periodismo. Han pasado veinticinco años de mi partida hacia España y, por vez primera, me quedaré unos diez días en dicha ciudad. Ello ha motivado que cuatro catedráticos de tres universidades peruanas hagan una especie de homenaje en torno a mis ejercicios o garabatos poéticos. Y lo harán en la Universidad de San Marcos, la más antigua de América, pues este 2011 está cumpliendo 460 de fundada. Entonces, el día 23 de agosto, y en la sede que el Instituto Raúl Porras Barrenechea tiene en Miraflores, también se presentará mi último libro, “Cartografía de las revelaciones”. Y como acaba de salir editado por la madrileña editorial Verbum, esta presentación no sólo será la primera que haga de algún libro mío en Perú, sino que también Lima será donde primero se presente mi librito. En Salamanca se presentará el 16 de noviembre; y luego en Valladolid, Ávila…

Pero sí que he sido profeta en mi Tierra-Tierra, en mi ciudad y en mi departamento natal (Comunidad Autónoma). En julio de 2002 acepté varios homenajes de las principales instituciones, llevado en buena parte por gratitud hacia mis padres. Ellos se sentaron en las primeras filas y lagrimearon de felicidad. Fui declarado Hijo Predilecto de Puerto Maldonado; Profesor Honorario de la Universidad Amazónica de Madre de Dios; distinguido por el gobierno Regional; por la Corte Superior de Justicia de Madre de Dios; por los profesores de Lengua y Literatura de la Dirección de Educación; por el Instituto Nacional de Cultura - delegación Puerto Maldonado… Tras el sexto o séptimo acto salí ‘huyendo’ hacia Bolivia, de donde es la dama que ocupa mi corazón.

Uno agradece la estima de los paisanos, por cierto, poco dados a realizar este tipo de reconocimientos. Pero cuando se ponen a ello no hay quién lo pare, ja, ja… Aquellas vacaciones no las olvido, pues hasta pasar la otra frontera estuve redactando discursos y conferencias.

P.- Me consta que reconoces y promocionas la obra de otros autores. En Lima, y en tu antigua universidad, diste una conferencia sobre Emilio Adolfo Westphalen, para así conmemorar el centenario de su nacimiento.
R.-Entre todos mis defectos no está el de la envidia. Admiro a aquellos autores que dejan su poso en mis sensibilidades. Por ello procuro que su obra sea conocida y reconocida, pues, por lo general, eludo hablar sobre escritores laureados, fáciles de ‘vender’ en auditorios que se llenan cuando el presentado es detentador de premios nacionales e internacionales. Recuerdo el caso de Gonzalo Rojas, por ejemplo. En 1990 lo invité a Salamanca y me costó muchos ruegos que le ofrecieran el equivalente a 150 euros. Me empeñé en difundir su obra y en 1992 ganó el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Luego le llovieron premios y compensaciones monetarias: el Nacional de Literatura de su país; el Octavio Paz, en México; el José Hernández, en Argentina, el Premio Cervantes de las Letras, máximo reconocimiento literario del mundo hispánico. Guardo inéditas sus cartas de gratitud… Y como Gonzalo, tengo otros poetas que aprecio, algunos ya fallecidos pero de obra inmensa: Gastón Baquero y Nancy Morejón, de Cuba; Alejandro Romualdo, de Perú; Jesús Hilario Tundidor, de España; António Salvado y Albano Martins, de Portugal; Eugenio Florit, de España-Cuba; Cláudio Aguiar, Reynaldo Valinho Alvarez y Álvaro Álves de Faria, de Brasil, Elicura Chihualaf, de Chile; Ramón Palomares, de Venezuela; Hugo Mujica, de Argentina…

A Emilio Adolfo Westphalen pude invitarle a la Universidad de Salamanca en 1991, y le hicimos un pequeño homenaje, además de designarle como Presidente de la Semana de Poesía Iberoamericana. Allí estuvieron poetas de prestigio, como Álvaro Mutis, Eugenio Montejo, Olga Orozco, Gonzalo Rojas, Pedro Shimose, Sergio Macías, Carlos Contramaestre… Este 15 de julio era su cumpleaños número 100 y, a mi propuesta, el 21 de julio di una conferencia en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de San Martín de Porres. Hablé de su religación con España a través de San Juan de Cruz y de Santa Teresa; pero también de su amistad con Pedro Salinas o Manuel Altolaguirre; hablé de su faceta como promotor cultural a través de la excelente revista Las Moradas; hable, finalmente, de su visita a España en julio de 1991, mostrando un buen número de fotos inéditas hechas en Salamanca y Madrid, además de varios manuscritos suyos que guardo con esmero.

P.- Ahora estás pasando unos días en tu tierra natal, Puerto Maldonado, ciudad anclada en plena Amazonía peruana. ¿Sigue siendo la ciudad de tu infancia y parte de tu juventud?
R.-Uno ama a su ciudad no por conveniencia o cortesía. El presente de mi ciudad no se parece en mucho a aquel pequeño pueblo donde casi todos nos conocíamos. No es que el ahora sea peor, sino que es diferente: en cinco décadas ha crecido a una velocidad vertiginosa, principalmente por la migración de gente andina que en la selva han encontrado su paraíso en la tierra. De unos cinco mil habitantes a cerca de cien mil; de calles polvorientas a calles y avenidas pavimentadas; de algunos comercios a cientos y cientos de tiendas que todo lo venden; de un turismo escuálido, prácticamente inexistente, a un turismo procedente de Norteamérica y Europa, a través de cuatro vuelos diarios desde Lima y Cuzco, además del ingente flujo de turistas brasileños que llegan a través de la ya completa carretera Interoceánica. Antes el río Madre de Dios se cruzaba en canoas y barcazas, ahora acaban de inaugurar el puente más largo de Perú, con 723 metros de estructura entre las dos riberas…

Posiblemente todo esto sea lo que la mayoría entiende como progreso, pero mi concepción de la vida siempre me ha alejado de tanto materialismo. Debo estar equivocado, mas no pienso cambiar de marcha a estas alturas.

Por lo general, la realidad suele ser amarga, y sólo es dulce en momentos especiales, como los que estoy sintiendo al lado de mis padres, que acaban de cumplir cincuenta años juntos. Vine para celebrar, con mis hermanos y demás familiares, unas Bodas de Oro que sirven de ejemplo a seguir. Mis padres, Alfredo y Rosa, se han querido desde entonces y nos han querido en demasía.

Mi ciudad está más grande y mis padres más viejos, pero mi amor de hombre sigue creciendo para que no se sequen sus savias, para que ambos nutrientes no me falten y sigan alimentando mi propia esencia.

P.- ¿Tienes referencias acerca del mundo evangélico en Perú?
R.-De ser un país eminentemente católico, Perú está asistiendo, diría que complacido, al auge de la fe evangélica por todo su territorio. Perú, recuérdese, ha dado al evangelismo mundial al notable teólogo Samuel Escobar, tan querido para mí. Escobar es un ejemplo de creyente que piensa y siente los Evangelios en su integridad, sin parcialismos ni cortapisas, como aquellos que poco piensan en Jesús aunque lo mencionen veinte mil veces.

La obra de Escobar perdurará a su vida, porque no está basada sólo en fragmentos espirituales, nada desdeñables, pero insuficientes cuando se olvida al hombre que necesita salir de la desposesión y la miseria generada por la iniquidad y la codicia de otros hombres mezquinos contra los que resulta necesario clamar, tal como lo hacían nuestros profetas veterotestamentarios.

No tengo datos exactos, pero entiendo que la población peruana que se declara evangélica ronda ya el quince por ciento, impensable dos décadas atrás.

P.- ¿Por qué crees que se ha dado este crecimiento espectacular?
R.-Como experiencia cercana, puedo decir que en mi niñez conocí a unos evangélicos suizos, de la Iglesia Maranata, que hicieron una loable labor social en mi ciudad con un grupo permanente de enfermeras y matronas asistiendo a partos por las casas de pobres o pudientes católicos; con un médico excepcional que hacía de todo, desde cirugía hasta pediatría… Todo ello fue cambiando la concepción de las gentes respecto a los evangélicos, máxime cuando veían que cuando uno de ellos levantaba su casa, numerosos hermanos en la fe le ayudaban en tal cometido. Se extrañaban de esa fraternidad. Hablo de hace cuarenta años, cuando se empezó a sembrar la Palabra por mi región.

Pero antes, al menos hace un siglo, otros misioneros se encargaron de ir preparando el terreno en Lima, Arequipa, Trujillo o Cuzco. Una figura destacable fue Juan A. Mackay, misionero escocés, autor de obras tan recomendables como “El sentido de la vida”, “El otro Cristo español” o “Prefacio a la teología cristiana”. Él no sólo sentó las bases para el pensamiento teológico peruano y latinoamericano, sino que su tolerancia se puso de manifiesto contratando como profesores de los colegios que dirigía a jóvenes intelectuales peruanos de distinta opción política, y que luego despuntaron como líderes o prestigiosos profesionales. Entre ellos están Víctor Raúl Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui o José de la Riva Agüero. Aun siendo extranjero y con impedimentos burocráticos para mezclarse en cuestiones internas, él llevó a la práctica su cristianismo y dio albergue al perseguido Haya de la Torre, hasta que pudo solicitar asilo en la Embajada de Colombia en Lima.

Gestos como estos no se olvidan, más aún cuando la jerarquía católica, por lo general, ha sido proclive a callar ante abusos e injusticias de tantos gobiernos de pacotilla. Pero no todo ha sido positivo, pues también hubo apoyos evangélicos al gobierno de Fujimori, negativo en cuanto a la vulneración de derechos humanos y a la corruptela propiciada por su gestor Vladimiro Montesinos.

Luego ha habido un avivamiento y la implantación de multitud de iglesias y denominaciones evangélicas. Las iglesias bautistas o las pentecostales son las que han sumado mayor crecimiento.

Cuando este 27 de agosto tenga un encuentro con evangélicos limeños, invitado por René Castro, profesor del Seminario Teológico de Lima, para una lectura de poemas de mi libro Cristo del Alma, seguro que tendré oportunidad para conocer algo más del movimiento evangélico peruano.

P.- ¿Has conocido algún caso de cambio personal?
R.-Me han hablado de varios amigos y conocidos de juventud cuya vida, pletórica de alcohol, drogas y desavenencias familiares, ha cambiado de forma radical, una vez que aceptaron a Jesús en su corazón, pero todavía no he contactado directamente con ellos. Sí puedo decir de la situación de un primo, un año mayor que yo, que se ha convertido y me consta su cambio radical. Tuve una conversación con él y me contó que perdió su empleo en una empresa constructora de caminos por denunciar corruptelas de varios chóferes. Gracias a Dios ha vuelto a encontrar trabajo.

P.- Finalmente, ya que también has visitado Bolivia, ¿podrías dar tu opinión sobre el gobierno de Evo Morales?
R.- La llegada a la presidencia de Evo Morales fue vista con cierto beneplácito en muchos lugares. Entonces yo mismo opiné que era de justicia histórica que alguien de etnia originaria ocupara el sillón presidencial. Dije que Evo Morales bien podía convertirse en el Nelson Mandela de Bolivia, buscando la reconciliación entre los habitantes de la región andina (los collas) y los de la región oriental (los cambas), además de lograr una mejor redistribución de los recursos del Estado hacia la gente empobrecida.

Pero han pasado los años y, abreviando, puedo decir que su gestión es reproblable casi en su totalidad, pues se ha vuelto totalitaria e intimidatoria, buscando la confrontación y no la construcción de un país más justo. Está actuando peor que los anteriores gobiernos a quienes denosta de continuo. Ha politizado la justicia hasta extremos vergonzantes, utilizándola para sus revanchas y persecuciones: hay políticos rivales que están en prisión cerca de tres años sin haber sido llevados a juicio, porque, en definitiva, no tienen motivos para estar encarcelados al no haber pruebas incriminatorias en su contra. Hay una abyecta mediocridad en todos los estamentos de la administración, pobre gente que sigue consignas de rencor especialmente contra los ciudadanos de los departamentos orientales. No lo digo de oídas, pues padecí la ineptitud y arrogancia de un jefe de migraciones que no se merece ocupar tan sensible cargo. ¡Menuda imagen de la Bolivia oficial la que se lleva un turista que se aventura por aquí!

Pero además, y esto es lo más grave, hay un cúmulo de corrupción que supera toda la corrupción pasada. Corrupto y narcotraficante hasta el jefe de la inteligencia policial nombrado por Evo Morales; corrupto el gobernador de Estado de Pando, región donde Morales ha implantado el pánico entre la gente originaria, trayendo mercenarios de otras regiones andinas o de la propia Venezuela. En días pasados vi a campesinos que votaron por Evo, quemar sus carnets como miembros del MAS (Movimiento al Socialismo), gritando que les había traicionado al no cumplir con el ofrecimiento de darles más hectáreas de tierra en propiedad. Toda esa demagogia populista se está revertiendo en su contra.

No encuentro logros destacables que reseñar y sí atisbo un camino hacia el despeñadero.


Gracias, Alfredo, por darnos una muestra de la realidad de dos países que bullen en el caldero de América Latina.
 

 


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COMENTARIOS

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Respondiendo a

Manuel Corral Gea
12/08/2011
20:30 h
1
 
Me parece una entrevista de 'pulitzer'. Y las repuestas un verdadero trabajo de sociología, que valdría la pena publicar. Felicidades a la publicación y los interesados. Yo he quedado fascinado po la misma. gracias por llenar de contenido esta sección.
 



 
 
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