Breviario del sosiego/ 87

Vivir, sentir, vibrar la fe con intensidad, especialmente en lo profundo, pero también en lo presentido y en lo visible. Ningún creyente goza de impunidad para no sentir o para no enriquecer las muestras de Amor que legó el Maestro.

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Mucho debo a los hitos que demarcan mi espíritu. En ellos están ancladas mis vivencias y mis esperanzas.

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El cristianismo es fuente primordial de compromiso y responsabilidad en un mundo donde se ha resquebrajado el sentido de justicia y donde, por ello, se busca eludir el cumplimiento de las reglas morales y legales de convivencia en sociedad.

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Hay una realidad que es imposible de expresar, tal como hay seres queridos que se han extraviado por los senderos del tiempo y de la muerte.

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Tengo para mí al Dios siempre invocado. No la idea filosófica de la presencia de Dios, sino la realidad de que uno nada es ante todo lo creado por Él.

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Olores, voces, paisajes, momentos dignos, oraciones a lo más sagrado: todo se valoriza para no caer en el despeñadero, para tratar de ser verdadero hasta dignificar la existencia de lo creado.

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Esmérate en superar las cataratas interiores o las ineludibles dudas esenciales.

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No le interesa el bullicio o el brindis del banquete. Lo suyo está alejado de tantas francachelas. Pero hace alguna excepción, casi siempre por fraterna Amistad.

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Cualquier percance puede ocurrir en el instante más inesperado. Y puesto que de hoy para mañana lo importante es vivir, hay que contar con la oración y con la poesía para tener una armonía interior y con los demás.

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Si algo falla o yace muerto en lo escrito, la voz viva puede regenerar el impulso inicial.

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El pánico se ha vuelto el argumento central de los detentadores del poder. Infunden o generan miedo para así lograr un control más pleno.

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¿Qué es lo que mueve la maldad de los malignos? ¿Cuál el motor que les impide acostarse si antes no han lastimado lo suficiente? ¿Cuánto de irracional es su cinismo y su falta de escrúpulos? Bien sabe el Maligno no mostrar todas las caretas de su disfraz.

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Mi morada la levanté sobre los pilares de la Poesía. Cierto es que la toco y la siento, pero también la sueño. En su interior suceden las cosas del corazón. Y si todavía no sucedieron, seguro que sucederán.

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Me pregunto por qué la gente no se rebela contra una modernidad neoliberal que entrega el bien público al vientre omnívoro del mercado. Lo ético y hasta el Derecho justo se socavan hasta sustituirlos por el cálculo de beneficios. El Estado desprotege a sus ciudadanos cuando permite privatizar, sin reglas, la salud o el suministro eléctrico, por ejemplo.