A finales de los sesenta, la cultura juvenil se expresaba a través de la música pop y los acontecimientos masivos. Woodstock (1969) fue un compendio de estas enérgicas tendencias en la sociedad occidental. La juventud llegó a ser un sujeto social y los eventos juveniles entraron en la historia, influenciando aquella generación y la siguiente.
¿Cómo reaccionaron los movimientos religiosos ante la cultura Woodstock? Los evangélicos fueron rápidos en adivinar el cambio y respondieron inmediatamente. Los acontecimientos juveniles masivos recibieron un impulso en los EE. UU. (Urbana) y a partir de finales de los setenta empezaron a tener lugar también en Europa (congresos de Misión). Entonces, como la marea cultural cambió y la crisis económica tuvo su efecto, estos eventos juveniles disminuyeron y dejaron de tener el impacto que habían tenido inicialmente.
COMIENZO LENTO, PROYECTO PERSISTENTE
La Iglesia CR reaccionó con menos celeridad ante estos cambios de la sociedad.El hecho de ser una institución dirigida por personas mayores, hace que necesite, por regla general, más tiempo para llegar a un entendimiento con las costumbres de las generaciones más jóvenes.
No obstante,
Juan Pablo II presentó la idea de celebrar “Días Mundiales de la Juventud” para atrapar la imaginación de la población joven global y encontrar oportunidades habituales para convocar acontecimientos masivos que mostraran la cara “juvenil” de la institución antigua.
Así,
después de algunos intentos preliminares, a principios de los ochenta, el primer gran evento tuvo lugar en Buenos Aires (Argentina) en 1987 en el que tomaron parte cientos de miles de jóvenes. El Día Mundial de la Juventud había empezado y se ha llevado a cabo con regularidad desde entonces: Santiago de Compostela (1989), Czestochowa (1991), Denver (1993), Manila (1995), París (1997), Roma (2000), Toronto (2002), Colonia (2005), Sydney (2008) y ahora Madrid (2011).
Lenta para responder, la Iglesia CR se ha convertido, sin embargo, en el principal organizador de los sucesos mundiales de la juventud. Una vez en el buen camino, el poder la institución da continuidad a eventos que otros movimientos religiosos tienden a desempeñar durante un tiempo, pero que al final son incapaces de darles estabilidad.
MADRID 2011
La vigésimo sexta Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) tendrá lugar en Madrid del 16 al 21 de Agosto de 2011. La elección de Madrid está estrictamente relacionada con el deseo del Papa Benedicto XVI de recuperar el alma de Europa como un continente “cristiano”. España es una nueva frontera en la interfaz entre las culturas tradicionales CR y las tendencias secularizadoras.
Se espera que cerca de un millón de jóvenes procedentes de todas las partes del mundo, y especialmente de Europa, participen en la JMJ.
El programa incluye múltiples sesiones de catecismo, vigilias de oración, llamadas a la confesión auricular, así como también arte seleccionado y festivales de música. La estrella del acontecimiento será el propio Papa Benedicto que celebrará la misa de clausura al aire libre.
Puesto que Juan Pablo II fue el iniciador de la JMJ, después de su reciente beatificación ha sido proclamado patrón y protector del evento. Se ha preparado una nueva edición del
Catecismo de la Iglesia Católica, teniendo en cuenta a la juventud como audiencia. Se titula
YouCat (acrónimo de las palabras “Youth Catechism”, o sea, “Catecismo para Jóvenes”) y es una versión más corta y más cercana a los jóvenes que el texto oficial, con imágenes, historietas, etc., todo ello presentado en un formato innovador. Se distribuirán 700.000 copias para captar la atención de la gente joven.
LA GRAN IDEA DE LA JMJ
Si resulta difícil resumir los contornos de la cultura Woodstock,
prever la gran idea que hay detrás de la JMJ es mucho más fácil. Primero, la Iglesia CR es un hogar grande y acogedor y también un lugar para los jóvenes, donde se puede encontrar diversión, la Eucaristía, música, amistad, devoción a María, comunión, etc., porque la Iglesia proporciona todo esto. La Iglesia combina las prácticas de la Edad Media con los hábitos postmodernos. Incluso los viejos papas, que aparentemente están tan distantes de las preocupaciones de la juventud, son jóvenes de espíritu y “padres” dignos de confianza para ser escuchados.
Segundo, la CR no esconde nunca su visión, sus objetivos ni sus proyectos.Algunas veces, por el bien de la contextualización o la pertinencia, las iniciativas evangélicas aflojan la centralidad del evangelio y se convierten en eventos superficiales. No sucederá eso con la JMJ. La visión CR en su plenitud es cristalina del principio al fin. Las más altas jerarquías con todas sus vestimentas tradicionales estarán allí, en el centro del escenario. Se fomentarán todas las prácticas tradicionales. La enseñanza tradicional retumbará.
Juventud sí, pero siempre católico romana. La JMJ no venderá barato el catolicismo romano.
Probablemente, no toda la juventud que vaya a Madrid vivirá su fe de una forma coherente, como serán alentados a hacerlo. Muchos continuarán buscando donde pueden elegir su espiritualidad.
Pero este no es el punto principal. La gente joven volverá a casa con una sólida impresión del poder de la Iglesia de Roma, una Iglesia que tiene un perfil juvenil y que ofrece un compromiso espiritual y una pertenencia cultural a la nueva generación. Hoy en día la Iglesia CR parece ser el único organismo religioso en Europa y en el mundo entero que es capaz de atraer a un gran número de personas a eventos de juventud como este. La JMJ es un suceso altamente simbólico con implicaciones a largo plazo. ¿Las captamos nosotros?
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