La segunda semana después de Pentecostés, muchas parroquias CR organizan procesiones por las calles donde la multitud va caminando detrás de la hostia consagrada que, según la doctrina CR, es el cuerpo
real de Jesucristo.
Los comienzos de esta solemnidad se remontan a la Edad Media y giran en torno a dos dogmas: la necesidad de mostrar el cuerpo de Cristo a la ciudad a fin de manifestar su presencia, y la necesidad de exponerlo a la adoración pública.La solemnidad del
Corpus domini es un microcosmos de la doctrina y de la práctica CR. Es un acontecimiento espiritual y público que tiene sus matices estéticos y litúrgicos.
Combina la teología sacramental con la religión popular y alterna aspectos místicos y sociales. Es una ceremonia tradicional, aunque todavía resulta atractiva en muchas partes del mundo. Su propósito es que Cristo sea ensalzado, pero de una forma que muchos cristianos encuentran embarazosa, por no decir que no es en absoluto bíblica. En definitiva, es el catolicismo romano en una cáscara de nuez.
¿QUÉ ES LA ADORACIÓN EUCARÍSTICA?
El punto central del Corpus domini es la adoración eucarística.Así es como lo explica el
Catecismo de la Iglesia Católica: “La Iglesia Católica siempre ha ofrecido al sacramento de la eucaristía, y todavía lo hace, el culto de adoración, no únicamente durante la Misa, sino también fuera de ella, reservando las hostias consagradas con extremo cuidado, exponiéndolas a la solemne veneración de los fieles, y llevándolas en procesión” (n. 1378).
Después de su consagración, la hostia se convierte en el cuerpo de Cristo y por consiguiente, Su Presencia real se encuentra en ella y los fieles tienen que adorar la hostia transubstanciada. En términos generales, la adoración eucarística tiene lugar dentro de la iglesia, donde la gente se arrodilla y reza delante de la custodia, pero a veces (como es el caso del
Corpus domini), la misma custodia se saca en procesión y se muestra públicamente. Toda esta lógica se rige por un silogismo del siguiente tipo:
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Premisa 1. Jesucristo tiene que ser adorado.
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Premisa 2. La hostia consagrada es el Cuerpo de Cristo verdaderamente presente.
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Conclusión: Se recomienda la adoración eucarística.
El silogismo funcionaría bien si las premisas 1 y 2 fueran verdad. El problema es que, hablando bíblicamente, la premisa 1 necesita calificarse añadiendo “en espíritu y en verdad” (Juan 4:23). Somos llamados a adorar a Jesús como El desea que le adoremos y como nos enseña Su Palabra.
La premisa 2 es discutida incluso en los círculos protestantes. Se debate lo que significa que Cristo está presente en la Cena del Señor, pero incluso una comprensión “realista” de Su presencia debería considerarse por medio del segundo mandamiento que nos dice que Dios no puede ser adorado a través de imágenes y objetos (Exodo 20:4-6).
ADORACIÓN AJENA A LA SOLA SCRIPTURA
La adoración eucarística, por lo tanto, proviene de la doctrina CR de la presencia real de Jesús, la cual no reconoce la Sola Scriptura(la Escritura sola) como su principio rector.
La adoración eucarística es solamente uno de los ejemplos (se puede pensar en la Mariología, la infalibilidad papal, etc.), que refleja la forma en que el dogma CR se ha desarrollado históricamente. Una declaración parcialmente verdadera se acopla a una sentencia bíblica adicional que no es clara. La conclusión silogística está lejos de ser bíblica. La intención (en este caso, la adoración de Jesucristo) es recomendable, pero el resultado la contradice si se examina mediante los estándares de la Escritura.
REGALO ESPECIAL PARA BENEDICTO XVI
La solemnidad de este año de la semana del
Corpus domini se caracteriza por un particular acontecimiento: el 29 de Junio de 1951, Joseph Ratzinger fue ordenado sacerdote y este año se cumple el 60 aniversario de su acceso al sacerdocio.
Con el fin de celebrarlo, la Sagrada Congregación para el Clero (el departamento vaticano que supervisa los asuntos relacionados con los sacerdotes y los diáconos) ha alentado a 3.100 diócesis CR de todo el mundo para que dediquen 60 horas de adoración eucarística cada una como un obsequio a Benedicto XVI.
La cantidad total de horas de adoración eucarística que se ofrecerán al Papa será de 186.000. Se espera que Benedicto XVI se conmueva ante semejante regalo que tan bien refleja los diferentes elementos que se encuentran en la iglesia CR, y que refuerzan la agenda “positiva” de sus tradiciones.
Traducción: Rosa Gubianas
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