Es decir, a nivel molecular, celular o embrionario (que vimos las pasadas semanas), como individuo adulto (que veremos en el presente artículo), y también desde el punto de vista de las poblaciones, aspectos este último que trataremos en un próximo artículo.
MANIPULACIÓN GENÉTICA DE INDIVIDUOS: TERAPIA GÉNICA
Por terapia génica (TG) se entiende la introducción de material genético en un ser humano con la intención de corregirle algún defecto o enfermedad hereditaria.Hay que decir que dentro de tal administración de genes, hoy por hoy, se descarta totalmente la manipulación de la inteligencia, así como del comportamiento o el aspecto físico. De manera que cuando se hable acerca de los problemas éticos de tales aplicaciones, se deberá tener en cuenta que se está pensando en un futuro relativamente lejano.
Desde que en 1991 se celebró el primer congreso internacional dedicado a la terapia génica, son numerosos los casos de transferencia de genes realizados en América, Europa y Asia.
Los temores que al principio despertaban tales técnicas parecen haber disminuido considerablemente a la vista de los resultados obtenidos. Las principales dolencias candidatas para la aplicación de la TG son, ante todo, aquellas que se originan a causa de un solo gen defectuoso recesivo. Es decir, las llamadas enfermedades monogénicas. En las demás afecciones hereditarias, como las producidas por anomalías en los cromosomas, por genes dominantes o por varios genes a la vez (enfermedades poligénicas), no es posible de momento aplicar la TG.
Algunos de los padecimientos que fueron señalados para ser tratados mediante esta técnica son: la enfermedad de Lesch-Nyhan, debida a la ausencia de la enzima HPRT (hipoxantina-guanina fosforibosil transferasa) que produce deficiencia mental y una tendencia compulsiva al automutilamiento; la PNP o deficiencia en polinucleótido fosforilasa que origina una grave inmunodeficiencia y la ADA o deficiencia en la enzima adenosín desaminasa, conocida también como enfermedad de los “niños burbuja”, pacientes que deben permanecer aislados ya que su sistema inmunitario no posee las necesarias defensas. Estas tres enfermedades se caracterizan, cada una, por la falta de una determinada enzima que viene, a su vez, codificada por un gen concreto. Bastaría con sustituir tal gen deletéreo por otro sano en algunas células de la médula ósea, que es la región productora de esta enzima, para que el organismo comenzara a producirla y el enfermo sanara. Esto ya se ha podido realizar y los éxitos en tales trasplantes de médula indican que se va por el camino correcto.
La terapia génica teóricamente podría aplicarse a las células somáticas (TG somática) o también a las células germinales (TG germinal). Tanto la metodología como las implicaciones éticas de cada uno de estos dos tipos de manipulación genética son diferentes.
TERAPIA GÉNICA EN CÉLULAS SOMÁTICAS
La TGen células somáticas, llamada también
terapia de paciente,
consiste en extraer células del enfermo para insertar en ellas los genes sanos que poseen un efecto dominante sobre los defectuosos. Estas células manipuladas se introducen de nuevo en el órgano afectado del paciente para que comiencen a fabricar las enzimas que le curarán.
En cambio, en la TG en células germinales lo que se manipularía serían espermatozoides, óvulos o las células madres que les dan origen (espermatogonias u ovocitos). Esto debería hacerse antes de la fecundación o en las primeras fases del desarrollo embrionario.
Para introducir genes terapéuticos en células somáticas enfermas pueden seguirse dos estrategias: la TG in vivo y la TG ex vivo(Coloma,
Genes en el laboratorio y en la fábrica, Trotta. Madrid, 1998: 75).
En el primer caso el material genético se transfiere directamente al interior de las células del enfermo. Esto se realiza mediante la inyección de vectores adecuados, como ciertos virus o liposomas, cuando no resulta posible extraer las células del paciente y hacerlas crecer en un medio de cultivo adecuado. Tal sería el caso de las neuronas del tejido nervioso.
En la TG
ex vivo, por el contrario, se extraen las células del paciente y en el laboratorio se les implanta el gen clonado. Una vez que se han multiplicado convenientemente son reimplantadas en el mismo individuo. Esta técnica sólo puede realizarse en tejidos capaces de sobrevivir fuera del organismo como las células sanguíneas, la piel, el tejido hepático, etc. Hay varias formas de realizar la TG en las células somáticas: a)
insertando un gen sano que anule el efecto del gen causante de la enfermedad; b)
modificando el gen defectuoso en el interior mismo del núcleo celular y c)
sustituyendo el gen anómalo por el normal en una especie de cirugía genética. Sin embargo, en la actualidad sólo es técnicamente posible la primera forma de TG aplicada al ser humano, ya que las otras dos sólo se han conseguido en determinados microorganismos.
La primera TG en células somáticas humanas se realizó en Estados Unidos el 14 de septiembre de 1990 en una niña de cuatro años que padecía una inmunodeficiencia grave, la ADA o enfermedad de los niños burbuja. El tratamiento se hizo en dependencias del NIH (National Institute of Health) bajo la dirección de R. Michael Blaese, Kenneth Culver y W. French Anderson. Se trataba de la carencia de la enzima adenosín desaminasa que hacía que ciertos productos tóxicos se acumularan en los linfocitos T de la sangre. Como consecuencia, éstos dejaban de producir anticuerpos y la paciente se quedaba sin defensas, vulnerable a cualquier tipo de infección. De la pequeña se extrajeron linfocitos T a los que se les transfirió el gen ADA por medio de ciertos virus modificados. Posteriormente se le volvieron a introducir por vía endovenosa, de manera intermitente a lo largo de un año. La niña mostró una clara mejoría, abandonó la burbuja que la protegía y empezó una vida normal.
La mayoría de los ensayos de TG que se realizan hoy conciernen a distintos tipos de cánceres (tumores cerebrales, ováricos, de mama, de colon, leucemia, etc.) así como a la hemofilia, mucoviscidosis e incluso enfermedades contagiosas como el SIDA. Las perspectivas en este sentido son amplias y alimentan muchas esperanzas. También se está intentando la terapia génica cerebral que hasta el presente era imposible ya que las neuronas son células que no se reproducen. Sin embargo, en el futuro mediante la utilización de vectores derivados del virus
Herpex simplex, que permiten introducir genes modificados en tales células, es posible que se consiga (Archer,
Terapia génica humana, UPC, Madrid, 1993: 129).
Se están llevando a cabo tentativas de TG para tratar la distrofia muscular por medio del trasplante de mioblastos genéticamente manipulados; asimismo determinadas dolencias oculares pueden ser tratadas con vectores que actúan sobre la córnea; se intenta alterar y retrasar el proceso de envejecimiento a través de transferencias génicas. Y, en fin, en un futuro próximo será posible la inyección por vía endovenosa de genes modificados que viajarán en el interior de ciertos virus y enviarán a través de la sangre mensajes genéticos que irán a parar a los cromosomas de células del hígado, cerebro, músculos, páncreas, etc. Será entonces cuando la TG expresará todas sus posibilidades y revolucionará por completo la medicina. No obstante, los mecanismos que regulan la expresión de muchos genes son todavía mal conocidos y la inserción correcta de estos genes en el genoma de las células afectadas continúa siendo azarosa o poco controlada. De momento, hace falta mucho estudio e investigación biomédica para perfeccionar todas estas técnicas y hacerlas más seguras de cara a su aplicación en la sanidad pública.
TERAPIA GÉNICA EN CÉLULAS GERMINALES
La TGen espermatozoides y óvulos, llamada también terapia del embrión, es bastante más difícil de practicar que en el resto de las células somáticas.Los gametos masculinos presentan un núcleo muy compacto que se resiste a las técnicas químicas o físicas de penetración. Pero es que además, como se necesitan tantos, sería menester manipular millones de ellos para tener una cierta seguridad de que alguno consigue fecundar al óvulo. Los gametos femeninos, óvulos u ovocitos, son más fáciles de tratar que los masculinos y esta operación podría realizarse también antes de la fecundación. No obstante, para estar seguros de que tal manipulación genética se ha realizado de forma correcta habría que tomar células o tejido del embrión. Y aquí es donde aparecen los problemas éticos. ¿Qué ocurriría si las células del feto no hubieran asimilado bien los genes manipulados? ¿Se aplicaría el aborto?
Es evidente que los riesgos de la TG germinal son notablemente superiores a los de la TG somática, ya que las posibles modificaciones en el primer caso afectarían al nuevo individuo y alterarían la herencia genética de las futuras generaciones, mientras que la manipulación genética de células somáticas sólo influiría sobre un determinado órgano y no podría ser heredada por los hijos. Hasta el presente, la TG en células germinales solamente se ha realizado en animales por medio de la microinyección del gen adecuado en el pronúcleo del óvulo recién fertilizado. Los resultados obtenidos indican que esta técnica, por el momento, no puede ni debe ser aplicada a los seres humanos. Las principales razones científicas que lo desaconsejan son: el elevado número de fracasos, ya que el éxito sólo se consigue en el 2% de los casos; los efectos secundarios indeseables, pues como el gen se integra al azar puede ocurrir que se exprese en tejidos y órganos incorrectos; así como la escasa utilidad de esta técnica, ya que en realidad únicamente podría ser eficaz en aquellos casos en que ambos progenitores fuesen homocigóticos recesivos para tal enfermedad. Situación bastante improbable. De todo esto se deduce que, incluso desde el punto de vista técnico, la TG germinal no debe ser aplicada al ser humano.
En el siguiente artículo, como cierre del presente, realizaremos una valoración ética de la terapia génica.
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