En relativamente poco tiempo he comentado para PROTESTANTE DIGITAL dos libros de Mario Escobar: SOL ROJO SOBRE HIROSHIMA y EL PAÍS DE LAS LÁGRIMAS.
Con apenas cinco libros publicados, Escobar está destacando como uno de los escritores más interesantes del protestantismo hispano. Acabo de regresar de un viaje que me ha llevado a Colombia y Ecuador y en librerías evangélicas de Bogotá, Medellín y Quito he hallado expuestas obras de nuestro autor. Sus libros, magníficamente construidos y con un texto narrativo impecable, tienen ya legión de seguidores. Su forma de describir capta la atención del lector por su tremenda vivacidad.
Al comentar el nuevo libro de Escobar tengo en cuenta factores internos del mismo como son la estética, la psicología, la interpretación de los hechos, la parte biográfica, histórica, gramatical y el temperamento sentimental del autor.
Combinando tan distintos ingredientes, el genio de Escobar acierta en la difícil tarea de enfrentarse a una figura tan conocida, de la que mucho se ha escrito, como es la de Martín Lutero.
Con esto queda dicho que
MATAR A LUTERO es una novela histórica. Dice Menéndez y Pelayo que la novela histórica española, en sus orígenes, se encuentra injerta en el tronco de la novela caballeresca. En pleno siglo XXI, la novela histórica tiene en nuestro país un gran cuadro literario. Mario Escobar cultiva este género con maestría, situando a sus personajes en el ambiente de la época y procurando entender lo que significaron en su tiempo.
Los amantes de este género literario hemos tenido dos novelas sobre el mismo personaje, Martín Lutero, separadas entre sí por algo menos de trece años.
EL HEREJE, DE Miguel Delibes, ganó el Premio Nacional de Narrativa en 1999. Ahora le sigue MATAR A LUTERO, espléndida novela de Mario Escobar.
La narración de Delibes no se circunscribe a la figura del gran reformador alemán. El personaje principal es Cipriano Salcedo, vallisoletano enamorado de los principios cristianos de la Reforma, finalmente quemado vivo por la inquisición en Valladolid. Escobar incide más en la vida del reformador. A diferencia de Delibes, quien con frecuencia expone los hechos desnudos y fríos, tal como aparecen en la historia investigada, las páginas de Escobar están escritas partiendo del fondo espiritual que le proporciona su condición de creyente evangélico y su conocimiento de la Biblia.
Estoy diciendo que en Delibes prevalece la razón, en Escobar la emoción. En Delibes los datos, los números, en Escobar el entusiasmo, el sentimiento.
@MULT#IZQ#41454@Delicioso este párrafo del capítulo cuatro. Delicioso, familiar y cercano al cristiano que acude cada domingo a reunirse en el culto a Dios. Nicolaus Hausmann sube inquieto al púlpito y dice a los congregados: “Hermanos y hermanas, nuestro querido Lutero está en peligro. El hombre que ha traído luz y serenidad a nuestros corazones, aquél que ha rescatado la Palabra de Dios de las manos de los impíos, ahora es juzgado por ellos. Seguramente, como los apóstoles en Jerusalén, será empujado a callar. Pero, como ellos, dirá a ese Sanedrín “que no puede dejar de hablar lo que ha visto y oído”.
El lector convendrá conmigo en que para escribir de esa forma se requieren las dos condiciones que reúne Mario Escobar: Haber crecido en una iglesia evangélica y conocer el texto de la Biblia.
Aquí mismo, en PROTESTANTE DIGITAL, se le dedicó un merecido elogio a la obra que estoy comentando: Decía el autor del escrito: “MATAR A LUTERO, de Mario Escobar, nos acerca a la figura del reformador desde una perspectiva única, que sólo el autor nos podía ofrecer. Convertir a Martín Lutero en el protagonista de un thriller es un ejercicio muy arriesgado, con muchas posibilidades de resultar un desastre. Pero si el autor es un historiador riguroso a la vez que un maestro del thriller, como es el caso de Mario, no podemos extrañarnos de que estemos ante una novela redonda, sorprendente y apasionante”.
La novela comienza con Lutero sentado ante una mesa, tomando cerveza, queso y pan, siempre temeroso de que alguien decida envenenarlo. Concluye con Lutero abrazando el cuerpo agonizante de Juan, un joven amigo que expone su vida por salvar la de él. Cuando Lutero dice a la joven viuda que la muerte de Juan le parece un hecho injusto, Escobar pone en labios de la mujer todo un programa de liderazgo cristiano.
-“¿Injusto? Injusto es vivir sin sentido, dejar pasar los años sin más misión que la de sobrevivir. Vos habéis dado esperanza a todo un pueblo, habéis iluminado una habitación oscura y todavía tenéis una misión que cumplir”.
No mataron a Lutero.Murió cumplidos 66 años cuando, enfermo, emprendió viaje hacia Eisleben, en Turingia, donde mismo había nacido, para arbitrar en el conflicto surgido entre los señores de Mansfield.
Escobar incluye dos oportunos apéndices en la novela.Una completa tabla biográfica que recoge los principales acontecimientos y fechas en la vida de Lutero y el texto completo de las 95 tesis contra el papado que el reformador publicó el 31 de octubre de 1517.
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