Armonía total cuando el profeta lo es entre los suyos.
***
¡Cuántos misterios a simple vista y tú, todavía, fantaseando con marcianos!
***
Memorar frases o versículos: bien. Aprender a ser justos y a no decir verdades a medias: mejor todavía.
***
Crisis moral, económica y política. Muchos sólo creen en la dignidad cuando padecen indignidades en carne propia. Antes, las injusticias o los chanchullos les parecían leves o, simplemente, volteaban la vista y cerraban la boca, pensando en sus propios intereses y no en lo colectivo. Así, la sociedad fue alimentando su propio cáncer. Y, para que vean cuán tópico es aquello de que la literatura es para evadirse de la realidad, les ofrezco una muestra excelente de todo lo contrario. Lo escribió la norteamericana Ayn Rand (seudónimo de A. Z. R.), en su novela
“La rebelión de Atlas” (1950). Aprecien su actualidad: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias mas que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare en que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.
***
A propósito de la honradez, transcribo la respuesta que di hace poco a una pregunta formulada por el escritor y periodista colombiano René Arrieta. Está inserta dentro de una larga entrevista que será publicada en América Latina, todavía inédita. La pregunta era:
“Ser honesto/ es la debilidad / que te hace fuerte”. En tres versos puede ser sentencioso, hacer juicios de los valores de una sociedad. ¿Puede ser efectivo ese sueño, esa lucha del poeta?
Aquí mi respuesta, que extraigo del texto transcrito por Arrieta: “Estimo que propugnar la honestidad tendría que ser el pan de cada día, empezando por uno mismo, sin necesidad de ser poeta. La corruptela moral y económica ha embarrado la cabeza, el tronco y las extremidades, tanto de España como de muchos otros países del mundo. Una sociedad instalada en el auto-engaño es una sociedad que se merece varias patadas en el trasero y todas las repercusiones negativas de los descalabros que atañen a su bancarrota ética. El placebo era la bonanza y la mayoría estaba tan atenta al espejismo de la buena vida haciendo poco o nada, que no quisieron ver la realidad que tenían delante. A quien hablaba o escribía llamando la atención, se le consideraba inconformista o desquiciado, cuando no trasnochado comunista. ¿Qué está pasando ahora? La indignación de los jóvenes está llenando plazas, trenzando solidaridades… Pero ellos también tendrán que admitir parte de su culpa en la somnolencia o el vivir anestesiado de los últimos años.
Y es que la hipocresía general, preñada desde luego por una falsa religiosidad aparentemente hegemónica, ha cuajado el tópico de que no se deben decir las cosas claras. Falso: a la gente hay que hablarles clarito, exponerles lo bueno y lo difícil, implicarles en las reformas pero también en los beneficios… Esos tres versos que señala bien pueden recolocarse hasta ser uno sólo. Basta un verso, si es bueno, para amamantar al nuevo hombre que surja de esta crisis, si es que surge ese nuevo hombre ya sin su lado deficitario de honestidad.
No obstante, las recientes elecciones dan muestras inequívocas de seguirse con el pésimo guión de los años precedentes: políticos imputados por delitos de corrupción han obtenido mejores resultados que en otras citas electorales precedentes. No sólo existe una cierta impunidad judicial sino que muchos ciudadanos dan su voto a gente que nos está llevando al desastre”.
***
Alcanzar el Cielo por tu Cuerpo. Y girar allí, con el Dios despierto.
***
¡Espero Su llegada, con esa luz que todo lo transforma!
***
Nadie está libre de turbulencias espirituales. Brechas hay siempre, pero siempre pueden reparase.
***
¡Satúrate de bondad, y no de malicia!
***
La enseñanza debe hacerse con desborde de libertad y quitándose toda endiablada máscara del día. En la enseñanza no tiene cabida ningún berrinche de pequeños monarcas caprichosos.
***
El calor de las venas no es sitio para nostalgias.
***
Ay, con los insolidarios: les nace una carcajada cuando se les recuerda que su vida pareciera florecer en los bolsillos.
***
Mi tacto justifica tus susurros; mi lento temblor justifica tu dicha.
***
Juegas a ser león, pero sólo eres un minúsculo ratón.
***
Nunca aceptes una antorcha gigante para mostrar a otros la grandeza de tu corazón.
***
Un cauce abierto a los cuatro puntos cardinales: así tu pasión para dar noticia de lo bueno.
***
Ten siempre dentro de ti lo que dice Proverbios 18.24. Tenlo siempre, aunque alguna ingratitud haga que resbales.
***
Los obreros ya no limpian el piso del local que dicen edificar: ¡el mundo está al revés!
Si quieres comentar o