Diversos factores, y la concurrencia de distintas voluntades, coincidieron para que la Biblia publicada en 1611 terminara por convertirse en clásica y centro de irradiación de las ideas religiosas y expresiones culturales en el mundo de habla inglesa. Pero antes hubo otras traducciones que circularon en la agitada sociedad inglesa.
Miles Coverdale (1488-1569) se basa en traducciones inglesas existentes y publica en 1535 la Biblia. Sobre todo hace un uso extensivo del Nuevo Testamento traducido por William Tyndale, y del Pentateuco vertido al inglés por el mismo personaje. Los materiales de Tyndale sirven de base también para la conocida como
Matthew´s Bible, publicada en 1537, que es resultado del trabajo de John Rogers. Éste fue un asociado de William Tyndale. La Biblia editada por Rogers se imprime en Amberes y desde allí se envían ejemplares a Inglaterra.
La
Matthew’s Bible incluía notas traducidas del francés al inglés que resultaron un obstáculo para su circulación en territorio inglés. Los comentarios y notas marginales tomados de la edición francesa fueron escritos por Pierre-Robert Olivétan (primo de Juan Calvino), y aunque “su fuerza podían ganarle el favor universal en la Ginebra protestante, Inglaterra, por otra parte, simplemente no estaba lista para tal énfasis protestante”.
[1]
El nuevo
establishment religioso, normado por el primer ministro Thomas Cromwell, ante la urgente necesidad de contar con una traducción de la Biblia que no incluyera las notas de orientación calvinista, pero con la certeza de que iniciar por entero la traducción de Las Escrituras conllevaría un tiempo largo, decide encargarle a Miles Coverdale que revisara la
Matthew’s Bible, que le hiciera los cambios necesarios –particularmente en el tema de las notas– para mantener contentos a los clérigos más influyentes.
En abril de 1539 sale de la imprenta la que llegaría a ser conocida como la
Great Bible, una mezcla de los trabajos previos realizados por Tyndale y Coverdale, y sin las incómodas notas de la
Matthew’s Bible. La ruptura del rey Enrique VIII con Roma tenía pocos años de haberse consumado. A su vez la respuesta del papa Clemente VII fue decretar la excomunión (julio de 1533) en contra del monarca inglés. Por intereses personales Enrique VIII promulga en 1534 el Acta de Supremacía, en la que se reconoce al rey como la cabeza de la Iglesia de Inglaterra. La organización eclesiástica inglesa se reconocía como católica y apostólica pero no romana. Se hallaba en un periodo de transición y vacilaba en identificarse plenamente como protestante.
La oposición religiosa y política al monarca Enrique VIII vino por el lado católico romano, pero también por quienes consideraban que debería existir libertad de creencias en Inglaterra. La mano dura del rey, y del encargado de garantizarle su pretensión absolutista, Thomas Cromwell, persiguió por igual a católicos y a quienes no lo eran. En 1535 envió a la hoguera a catorce anabautistas holandeses. El que John Coffey llama “ecumenismo asesino” de Enrique VIII “decapitó católicos por cargos de traición [al ser súbditos de un poder extranjero] y quemó protestantes por cargos de herejía. En un sólo día en julio de 1540, por ejemplo, fueron ejecutados tres papistas y tres protestantes”.
[2]
A Enrique VIII le sucede en el trono su hijo Eduardo VI, coronado el 20 de febrero de 1547, a la edad de nueve años. El gobierno real lo tiene el
Regency Council, la instancia que profundiza el alejamiento inglés de Roma y el papado. Eduardo muere a la edad de 17 años, y con la nueva reina que le sigue, su hermanastra María (procreada por Enrique VIII con su primera esposa, Catalina de Aragón), Inglaterra es impulsada para retornar al catolicismo.
Los datos muestran que María I fue más violenta en la lucha contra sus adversarios religiosos, que los monarcas protestantes que la antecedieron y sucedieron en el trono, Eduardo VI e Isabel I, respectivamente.
[3] Sine embargo “todos los gobernantes Tudor estuvieron comprometidos con la política de uniformidad religiosa, y no dudaron en emplear alguna forma de coerción contra quienes se salían de la línea”.
[4]
La férrea política de María I contra sus adversarios religiosos resultó en múltiples ejecuciones de disidentes. Entre los condenados a pena de muerte se contó a John Rogers, editor de la
Matthew’s Bible. Fue llevado a la hoguera el 4 de febrero de 1555 bajos las acusaciones de “herética pravedad y execrable doctrina”. El número de exiliados ingleses en busca de mejores condiciones para difundir sus creencias protestantes y practicarlas fue considerable.
Uno de los lugares de refugio de los disidentes ingleses fue Ginebra. Desde esta ciudad, muy influida en su organización política y religiosa por Juan Calvino, un grupo se dio a la tarea de traducir, anotar y publicar la Biblia en inglés. El principal dentro del grupo fue William Wittingham, cuyas convicciones protestantes le llevaron a salir de Inglaterra durante el reinado de María I. En 1557 Wittingham publica su traducción del Nuevo Testamento, y en él se refleja extensamente la obra de William Tyndale.
A fines de 1558 asume la Corona inglesa Isabel I. Algunos refugiados en Ginebra consideran que es tiempo de regresar a Inglaterra, dada la orientación favorable al protestantismo de la reina. Wittingham decide permanecer en Ginebra, para concluir el trabajo de producción de la Biblia, el cual ve concluido en 1560 con la publicación del Libro. Es la primera Biblia en inglés que tiene la división en capítulos y versículos, siguiendo así lo iniciado por Robert Estienne en la traducción francesa del Nuevo Testamento (1551), y de la Bibla en 1553.
El resultado del esfuerzo grupal, liderado por Wittingham, logra salir a la luz pública por el financiamiento de los exiliados ingleses y de sus simpatizantes y colegas en Inglaterra. La que llega a ser conocida como la
Bibliade Ginebra tenía el objetivo de hacer accesible la Revelación a los lectores y oidores de su lectura en Inglaterra. No obstante, los traductores vieron la necesidad de incluir notas aclaratorias, para orientar al público en el entendimiento de los que consideraron pasajes y/o versículos difíciles de comprender.
Como veremos en nuestro siguiente artículo, la
Bibliade Ginebra tuvo buena y creciente recepción del público, pero las notas y comentarios fueron obstáculos para su plena aceptación por parte del clero de la Iglesia de Inglaterra. Sobre todo la cúpula eclesiástica, y en cierta manera también la política, vieron con escepticismo la orientación doctrinal, reflejada en sus anotaciones, de la
Bibliade Ginebra.
[1] Alister McGrath,
In the Beginning. The Story of the King James Bible and How it Changed a Nation, a Language and a Culture, Anchor Books, New York, 2001, p. 93.
[2] John Coffey,
Persecution and Toleration in Protestant England, 1558-1689, Pearson Education Limited, Essex, 2000, p. 79.
[3] Hubo 300 ejecutados por herejía en el reinado de María I, dos con Eduardo VI en el poder y media docena en los 45 años que Isabel gobernó.
[4] Coffey,
Op. cit., p. 81.
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