Jesús Londoño es colombiano. Fue director ejecutivo de COMIBAM Internacional desde el año 2001 hasta el año 2009. En su país fue director ejecutivo del Centro Colombiano de Misiones Mundiales.
Ha sido profesor de institutos y seminarios bíblicos en el área de teología y misiología. Es miembro de OC Internacional–SEPAL (para Latinoamérica). Tiene una licenciatura en teología y una Maestría en misionología. Actualmente es el director de SEPAL–España y director Asociado para las relaciones globales de COMIBAM. Coordina la iniciativa “Back to Europe” que reúne varias organizaciones europeas trabajando en la evangelización de Europa.
Pregunta.- ¿Hay que replantearse todo después de 20 siglos de misión de la iglesia en el mundo?
Respuesta.- Creo que no. Decir esto sonaría reduccionista cuando entendemos que la base de la misión proviene de la Biblia y del deseo de Dios expresado en la gran comisión (Mateo 28:18-20). Las bases de la
“missio Dei”, que provienen de un estudio concienzudo de la Escritura, deberían ser la plataforma misional para todos los tiempos.
Con esto quiero decir que la esencia de la misión será siempre la misma. De lo que se debería hablar entonces es de la forma que toma esta misión dependiendo de tiempo, contexto y cultura. Es la forma la que debemos revisar cuidadosamente y sin mancillar ni por un momento la esencia; deberíamos transformarla según la necesidad de los elementos mencionados anteriormente. Hoy por hoy, los métodos misioneros usados en los siglos XIX y principios del XX no serían relevantes. Nuestro acercamiento a la misión del siglo XXI debe tener una nueva lectura con la ayuda del Espíritu Santo para poder discernir el cómo transmitir un evangelio que sea relevante a la vida y a las necesidades de esta época. El seguir adelante con los mismos parámetros de misión, solo por el hecho de guardar cierta clase de tradición cristiana, no es el camino que acercará a las multitudes al conocimiento de Cristo.
P.- Si hacemos un diagnóstico del movimiento misionero mundial, ¿cuáles serían sus fortalezas, cuáles sus debilidades? ¿Estamos utilizando el estilo misionero que nos dejó Jesús?
R.- El movimiento misionero mundial de hecho es diverso y complejo. Actualmente podemos ver dos claros bloques en este movimiento: los antiguos países enviadores de misioneros (países anglosajones mayormente) y los nuevos países enviadores de misioneros (países del mundo de los dos tercios). En los primeros, estamos viendo un fuerte declive de su fuerza misionera, de sus vocaciones y de su trabajo de campo. En los segundos, estamos viendo un gran auge de llamamientos a la misión, un serio compromiso con la gran comisión y un deseo de ayudar a completar la tarea. Es necesario entender este enfoque para analizar fortalezas y debilidades en conjunto.
Lo que puedo vislumbrar, en mi opinión, es que la lucha que existe entre los proponentes de los “antiguos” paradigmas misioneros y el relevo de vanguardia del nuevo liderazgo misionero no ha dejado espacio para una reflexión seria, objetiva, renovada, que nos muestre cuántos elementos de los dos paradigmas, el viejo y el nuevo, se pueden sumar para convertirse en bendición para los no alcanzados. Siempre he creído que la unión de la experiencia anglosajona (sin orgullo ni prepotencia) con el denuedo de los nuevos países enviadores (sin orgullo ni baja autoestima) nos dará la suficiente fuerza para concluir la tarea juntos.
Una de las grandes debilidades internas, si así puedo llamarla, está allí, en encontrar caminos de cooperación entre Norte y Sur que aceleren el cumplimiento de la gran comisión. En esto no puedo decir que el modelo misional de Jesús quede bien representado. La comisión de llevar el evangelio trasciende el envío de misioneros y las actividades evangelísticas. Tiene que ver con el traspaso de un modelo de vida que sea contrario al que propone el mundo, y ese modelo es el modelo de la unidad.
“Que ellos sean uno como tú y yo somos uno… para que el mundo crea”.
Por otro lado, tengo que decir que el movimiento misionero mundial sigue creciendo. Una de las ventajas que debemos aprovechar ahora es el crecimiento en las vocaciones misioneras de los países del mundo mayoritario. Si algo es imprescindible en la misión son las personas, más que el dinero, más que las estrategias. Jesús ya lo había dicho:
“Rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. Pues esta es una ventaja de la que tenemos que sacar provecho en este tiempo. Tenemos que intentar proveer todas las herramientas y caminos necesarios para que todos aquellos que tienen una genuina llamada a la misión se sumen a ella.
P.- ¿Qué foros se están utilizando para diagnosticar fallos, y plantear nuevos retos en la actividad misionera?
R.- Existen hoy día varias plataformas globales que intentan agrupar muchos de los movimientos misioneros del mundo. Si habláramos primero de estos movimientos a nivel regional podría mencionar: MANI (Movement of African National Initiatives), COMIBAM (Cooperación Misionera Iberoamericana) e IMA (Indian Mission Asociation), entre otras. Pero al mismo tiempo, existen algunas redes globales como: Lausana, WEA, y otros.
Mi apreciación, muy personal, es que muchas veces estas grandes redes globales están desconectadas de la realidad del campo en el día a día, por lo que sus acuerdos no llegan más lejos de ser análisis de situación sin poder determinar de manera directa soluciones a los desafíos. Las redes regionales, antes mencionadas, tienen más acceso al liderazgo medio que está involucrado directamente con el trabajo de campo y con aquellos que, de una u otra manera, pueden cambiar el rumbo de las cosas.
P.- En el III Congreso de Lausana de Ciudad del Cabo no se consideró a Europa, y por lo tanto a España, entre las zonas con necesidad de ser evangelizadas, siendo que lo que vemos en este continente es una tendencia acelerada hacia la secularización. ¿Por qué no se pidió que se la considerase como una de las prioridades?
R.- En su momento, mientras ya transcurría el congreso de Lausana en Ciudad del Cabo, la delegación española presentó una nota formal al liderazgo del congreso sobre este hecho. El problema de fondo es que la agenda del congreso no fue compartida con líderes de todo el mundo con antelación. La mayor parte de la agenda fue manejada por un grupo de líderes que ven a Europa como un continente evangelizado. Aquí no tenemos el tiempo de entrar a profundidad para ver los detalles de estas diferencias de conceptos en cuanto a la evangelización en el siglo XXI. Pero sí puedo decir abiertamente que el no considerar la evangelización un proceso simultáneo, y a la vez generacional, es un error misionológico. Si las generaciones de europeos gustaron de las riquezas del evangelio hace un par de siglos, para muchos esto ya es suficiente. Además, debemos decir también que el enfoque hacia los no alcanzados nunca por el evangelio, enfoque que es correcto y que apoyo personalmente, es usado muchas veces fuera de contexto para anular el foco en otras áreas del mundo que también necesitan ser evangelizadas o reevangelizadas como es el caso de Europa.
P.- Se está hablando de que nos enfrentamos a una Europa secularizada, posmoderna y poscristiana. ¿Qué significa esto?
R.- Estoy seguro de que todos alguna vez hemos leído, escuchado o experimentado que estamos viviendo en una Europa posmoderna, poscristiana y secularizada como nunca antes. Esta clase de definiciones sobre la Europa del siglo XXI merecen, por lo menos, una mención u acercamiento que nos ayude a entender los detalles de la vida cotidiana de los europeos.
Posmodernidad es básicamente una reacción a la modernidad cuyos fundamentos fueron la razón y el conocimiento. Este nuevo movimiento intenta desarticular toda estructura o sistema con el objetivo de dar la mayor fuerza posible a la “libertad” individual por encima del bienestar colectivo. La posmodernidad se arraiga en conceptos como el relativismo y la búsqueda de experiencias personales que satisfagan los diferentes deseos personales. Es por eso que, hoy día, el culto al cuerpo, el nihilismo, los juegos electrónicos, la incredulidad hacia las metanarrativas o las doctrinas del éxito individual se venden en cada esquina con frenesí.
Poscristiandad es una pérdida de todo sentido de pertenencia a una identidad espiritual basada en principios de vida que en este caso, que nos ocupa de Europa, sería Cristo y la Biblia como palabra inspirada. Dice Bonhoeffer:
“La encarnación de Dios en Jesucristo determina el pensamiento –consciente o inconsciente de Europa. El Jesucristo histórico es la continuidad de nuestra historia”. La conexión entre la Europa de todos los tiempos y el mundo antiguo no fue otra que el camino de las misiones. Todo el desarrollo de la mentalidad cristiana, antes y después de la Reforma, se debe al peregrinaje de aquellos humildes pero valientes misioneros que transportaron el evangelio hasta lejanas tierras. Nosotros podemos considerarlo como un continente poscristiano porque sus raíces fueron cristianas y su fundamento fue el conocimiento de la verdad en Cristo Jesús.
En último lugar hablemos un poco de la secularización: “
A este fenómeno se le conoce como el proceso que experimentan las sociedades a partir del momento en que la religión y sus instituciones pierden influencia sobre ellas, de modo que otras esferas del saber van ocupando su lugar. Con la secularización, lo sagrado cede el paso a lo profano y lo religioso se convierte en secular”.
Esta secularización ha tenido un fuerte y progresivo avance sobre la totalidad de la vida europea. Tanto las guerras en el siglo pasado como los desastrosos modelos evidenciados por las “religiones” tradicionales han abierto un camino expedito para este movimiento seglar. Además, se suman todos los elementos traídos por la globalización que en conclusión están formando un sincretismo universal basado en multitud de religiones, filosofías y expresiones culturales.
Yo daría un paso más allá al unir estas tres definiciones de posmodernidad, poscristiandad y secularización para decir que estamos frente a una pérdida total del sentido de la vida de la raza humana tal como Dios lo planteó. Al mismo tiempo, estos conceptos nos dejan ver que el hombre no tiene un destino seguro para su vida aquí en la tierra y mucho menos para la eternidad. El vivir día a día esperando qué sucede mañana, es la base de estas tres corrientes o movimientos que envuelven hoy la mayor parte de Europa.
P.- ¿Realmente ha pasado España de ser un país receptor de misioneros a un país que envía misioneros a distintas partes del mundo?
R.- Yo no creo que podamos hacer esa afirmación todavía. Creo que España, por la gracia de Dios, ha estado involucrada en el envío de misioneros a otras partes del mundo desde hace muchos años a pesar de contar con una iglesia pequeña y en crecimiento. No obstante, tenemos el desafío de fortalecer un proceso de visión misionera al seno de las iglesias desde sus inicios. En mi opinión, y por la experiencia que hemos visto en diferentes lugares del mundo y momentos de la historia, dejar la visión misionera para las iglesias que ya están maduras es un error. La mayoría de veces creemos que la misión es una tarea o actividad que la iglesia puede desarrollar cuando su número de asistentes o sus finanzas han crecido. La misión de Dios desde una perspectiva bíblica es la razón de la existencia de la iglesia como tal. La misión no obedece solo al envío de misioneros o al desarrollo de actividades evangelísticas, es más que eso. Por eso, estoy convencido de que la enseñanza sobre la misión desde nuestros púlpitos ayudará a fortalecer y expandir nuestras iglesias.
P.- ¿Qué papel juegan las migraciones en el desarrollo de la misión global?
R.- Es increíble ver como hoy día las masas de gente se mueven de un lugar a otro. Los sociólogos hablan de éxodos más que de migraciones, tomando en cuenta casos como el de China. Lo más sencillo es pensar que estos movimientos poblacionales obedecen exclusivamente a procesos económicos, políticos y sociales que obligan a la gente a buscar nuevas fronteras. Sin embargo, la historia bíblica nos enseña claramente que dentro de la soberanía de Dios, Él siempre ha usado diferentes métodos para “ayudar” a los pueblos a involucrarse en el cumplimiento de su voluntad. La historia de Israel en Egipto es evidencia de esto. Dios pidió al pueblo que fueran a Egipto por mucho tiempo, pero al no recibir una respuesta positiva usó de otros métodos para llegar al mismo punto. Israel se enfrenta a una hambruna en toda la tierra y en el único lugar donde existen provisiones es en Egipto. ¿Qué casualidad, verdad? Hoy en día, estamos viendo que muchos creyentes, que supuestamente son movidos a dejar sus tierras por problemas económicos, se están convirtiendo en lo que el Maestro siempre nos pidió: “Ser sal y luz de la tierra”.
Muchos de los migrantes desde los países del Sur llegan a Europa habiendo conocido del evangelio en sus tierras. Esto ha hecho que en varias naciones tengamos hoy iglesias donde antes no había testimonio cristiano, esto a mi parecer es de gran ayuda. Sin embargo, también estamos viviendo una baja integración de muchos de los inmigrantes a las culturas receptoras. Esto trae, por un lado, la formación de “guetos” espirituales al formar iglesias étnicas o grupos de estudio bíblico solo de inmigrantes. Y en segundo lugar, como resultado del primero, no vemos que el evangelio tenga la potencia de llegar a los nacionales debido a que estos no ven un evangelio con identidad local.
P.- ¿Qué está pasando con las iglesias del Sur? ¿Debemos mirar hacia ellas desde el Norte?
R.- Sí. Deberíamos entender más a fondo qué está pasando con la iglesia del Sur. Hay muchos enfoques que podríamos dar a nuestra mirada a esa iglesia. Podrían ser enfoques numéricos, como algunos lo hacen; podrían ser enfoques en grandes milagros, como lo hacen otros; o en el aparente éxito de algunos de sus líderes. Creo que la mayoría son distractores para ver a fondo lo que Dios está haciendo. Cuando vemos la historia del mover de Dios en las naciones de la tierra, podemos hacer un seguimiento y encontrar que existe una serie de ciclos en los que su manifestación ha sido clara en diferentes momentos de la historia y en diferentes lugares. Uno de ellos es un ciclo geográfico. Ahora mismo vemos cómo la mano de Dios se está moviendo en el Sur como antes ya lo hizo en Europa y Norte América de maneras asombrosas. Esto es lo que debemos ver para preguntarnos, sin miedo a equivocarnos, por qué deberíamos mirar a las iglesias del Sur. No por su crecimiento, no por ningún motivo diferente a entender la razón que Dios tiene en mente para hacer esto. Esto no se trata de verlos como alguien al que ahora Dios ama más que a nosotros. Es mirar por detrás y entender que hay un plan para completar la gran comisión en este tiempo que pasa por la iglesia del Sur.
P.- Actualmente usted coordina la iniciativa “Back to Europe”. Háblenos del trabajo que a través de ella se lleva a cabo y de los retos a los que se enfrentan. Nada fácil, supongo.
R.-Back to Europe es un movimiento que oficialmente se desarrolló después de la consulta de Málaga en el año 2009, donde cerca de 30 organizaciones europeas tomaron el desafío en conjunto de llevar adelante esta visión. Básicamente B2E pretende dos cosas principales: movilizar a la Iglesia alrededor del mundo hacia Europa y concienciar a la iglesia europea sobre la necesidad de trabajar en unidad con los misioneros que están llegando. Estas dos columnas encierran en sí mismas muchos objetivos que creemos que son primordiales para vitalizar y fortalecer el evangelio en Europa.
La visión y misión de B2E son:
Visión.-Motivar y apoyar a la iglesia europea y del mundo para trabajar juntos y ver manifestado el reino de Dios en la Europa de hoy y del futuro.
Misión.- Conectar las diferentes fuerzas misioneras con las necesidades en Europa para mostrar el amor de Dios a través de la evangelización, el discipulado, el crecimiento y fortalecimiento del pueblo de Dios, el establecimiento de nuevas iglesias y el alcance de grupos no alcanzados.
P.- ¿Qué quiere lograr este movimiento?
R.- Básicamente:
Unir esfuerzos.El movimiento B2E “Regresemos a Europa” intenta unir esfuerzos entre los diferentes ministerios e iglesias trabajando en este continente con el fin de hacer un
“llamado macedónico”a la iglesia alrededor del mundo.
Mostrar a Europa como campo de misión. Este movimiento intenta hacer hincapié en una misionología equilibrada en el hecho de ver la necesidad de todo el mundo como una responsabilidad y una oportunidad.
Movilizar a la iglesia alrededor del mundo hacia Europa. Es necesario que la iglesia se involucre más activamente en la evangelización.
Guiar a los enviadores con perfiles y parámetros. Debemos ayudar a los países enviadores de misioneros a entender ampliamente qué perfil misionero es el que se necesita en este tiempo en Europa.
Crear puentes de cooperación entre la iglesia europea y los misioneros. Es necesario que encontremos las mejores formas de trabajar juntos con el fin de aprovechar el momento oportuno que Dios está trayendo a Europa para compartir el evangelio.
Hacer esfuerzos evangelísticos hacia las etnias en Europa. Tenemos una de las mayores olas de inmigrantes en la historia de este continente. Podemos contar más de 55 millones de inmigrantes de multitud de naciones que viven aquí. Muchos de esos grupos étnicos se consideran grupos no alcanzados por el evangelio, en sus contextos.
Gracias, Jesús. Le deseamos lo mejor en esta tarea de llevar a otros al conocimiento de Cristo.
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