En contra de la extendida opinión popular de que la Inquisición es un invento hispano, Francia e Italia fueron las primeras en adoptarla.
El Tribunal del Santo Oficio se impuso en los Países Bajos por orden del Emperador en 1522, aunque ya existía previamente una inquisición eclesiástica.Esta decisión facilitó la persecución contra los protestantes flamencos, ya que dotó de autoridad civil a los juicios meramente eclesiásticos. En 1523 fue quemado en Bruselas el primer mártir evangélico. En la década de los veinte se asesinó a una treintena de personas y se quemaron muchos libros de Lutero.
Aunque la represión no pudo frenar la influencia evangélica en el país, existiendo en cada ciudad una o varias comunidades luteranas. Otros movimientos como los ana-baptista, con su fe sencilla y al alcance de todos, conquistaron los corazones de miles de personas, creciendo poco a poco. A estos dos grupos se unieron más tarde las comunidades seguidoras de Bucero y de Bullinger (sucesor de Zwinglio) .
Se calcula que más de 2.000 personas fueron asesinadas en los Países Bajos por la Inquisición bajo el reinado de Carlos V, pero la población castigada, multada o desterrada por sus creencias fue aún mayor.
Aunque existía represión y persecución, tal como vimos que ocurría en Lovaina a la llegada de Francisco,
el control sobre personas y libros no era tan duro como llegó a serlo en la España de Felipe II.
En la década de los cuarenta se creía haber sofocado la Reforma en los Países Bajos, pero
un nuevo impulso iba a crecer y a consolidarse, el Calvinismo.
La organización y entusiasmo de los primeros calvinistas desdibujó el mapa del protestantismo. Las antiguas fronteras se desbordaban y por todos lados se encontraban parejas de misioneros calvinistas recién salidos de Ginebra. Aunque la ola más fuerte de seguidores de Calvino fue en la década de los cincuenta y sesenta.
Los impuestos socavaban la moral de los Países Bajos, que debían aportar al Imperio parte de sus recursos en las guerras italianas, contra el turco (Imperio Otomano) y en las guerras de Alemania. En 1539 se rebeló Gante, pero la llegada el Emperador al frente de un ejército un año después sofocó la rebelión.
Francisco fue encerrado en la cárcel de la Vrunte, llamada vulgarmente “El Amigo”, que se encontraba en la misma Bruselas.Parece ser que era poco rigurosa, dado el alto índice de fugas, y los presos eran tratados dignamente. A su cargo había un mesonero al que tenían que pagar los propios encarcelados. Se cree que el carcelero que atendía el establecimiento cuando Enzinas estuvo preso era Juan Thyssens, el cual siempre trató con amabilidad a Francisco, accediendo incluso a llevar una carta al Arzobispo de Valencia, donde Enzinas le explicaba su situación y le pedía que pusiera en conocimiento de sus parientes en Amberes la noticia de su encarcelamiento.
El estado de ánimo del prisionero no era muy bueno. Según Francisco declara en sus memorias, la primera noche que pasó en la cárcel (13 de diciembre de 1543), no pudo dormir pensando en los terribles peligros que se cernían sobre él. Guarda resentimiento hacía el Confesor del Rey, que con tantas argucias le había engañado y buscado su mal.
Pero en la cárcel también va a encontrar varias personas, que le reconfortarán y con los que llega a entablar amistad. Aquella primera noche, en la oscuridad de la celda que le había asignado el carcelero, el criado que le llevó hasta ella le anima diciendo “Anda y ten buen ánimo, hermano, no vayas a consumirte sufriendo tan sin medida...”.
Mientras Enzinas sufría su encarcelamiento, sus parientes y amigos luchaban por su liberación.Uno de ellos, el obispo de Jaén, hacía todo lo posible para pedir clemencia hacía el acusado, cuyo único delito era la traducción del Nuevo Testamento al castellano.
Continuará
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