Amanda Jackson es coordinadora de campañas y políticas de Desafío Miqueas Internacional, una coalición mundial de cristianos para que los gobiernos, en 2015, cumplan su promesa de reducir a la mitad la pobreza extrema mundial. Previamente lideró la campaña en Australia. Con valiosa experiencia en comunicaciones, vida de iglesia y activación de campañas a nivel internacional y nacional.
Desafío Miqueas viene desarrollando su misión en cuarenta países, buscando aumentar el compromiso cristiano con los más necesitados, propiciando también un diálogo con los líderes mundiales para que actúen con justicia.
Con su apoyo acaba de crearse en España la Plataforma Desafío Miqueas, en cuyo lanzamiento estuvo ella presente.
Pregunta.- Para los que no conozcan. ¿Qué es Desafío Miqueas y cuáles sus objetivos?
Respuesta.- En el 2000, con la llegada de un nuevo Milenio, 189 naciones realizaron la audaz promesa de liberar a 600 millones de personas de la extrema pobreza en tan sólo una generación. El Reto Miqueas es una campaña global de cristianos que quieren recordarles a los gobiernos nuestra promesa. Queremos desarrollar un movimiento global para motivar un compromiso cristiano más profundo hacia los pobres, y para hablar a los líderes y así asegurarnos que los Objetivos de Desarrollo del Milenio se cumplan. El tiempo es importante. Tenemos hasta el 2015 para ver si las promesas se cumplen.
P.- ¿Por qué utilizar el nombre de este profeta?
R.- Miqueas, como todos los profetas bíblicos, percibió la conexión entre santidad y justicia.
Le recordó al pueblo de Dios que la verdadera alabanza es “actuar con justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con Dios”. La combinación de amabilidad, justicia y humildad es un modelo de comportamiento que resulta eternamente relevante.
P.- Se pretende cambiar actitudes y estrategias de gobiernos, líderes y personas que pueden influir en la disminución de la pobreza. Y fomentar un mayor compromiso cristiano con los pobres. No es tarea fácil…
R.- No, ¡pero todos necesitamos un reto! El cambio llega a través de una acción persistente y llena de oración. Y si simplemente nos encogemos de hombros y nos damos la vuelta ante las cosas malas que suceden en el mundo, ¿qué diría Dios al respecto?
P.- ¿Contáis con la colaboración de otros organismos para sacar adelante vuestra misión?
R.- Contamos con cristianos de todas partes, así que le pedimos a los grupos de oración, grupos misioneros, iglesias, organizaciones benéficas cristianas y familias que se unan para ser la voz de los pobres. La iglesia de Dios tiene un potencial increíble para traer el cambio y para compartir las buenas nuevas.
P.- 189 países han adoptado la Declaración del Milenio y los Objetivos de Desarrollo del Milenio. ¿Es ésta una oportunidad que los evangélicos no debemos perderr?
R.- La pobreza y el sufrimiento están siempre cerca del corazón de Dios. Ahora que los Objetivos de Desarrollo del Milenio reflejan este corazón, es bueno para los cristianos apoyarlos incondicionalmente. Queremos declarar y mostrar el amor de Dios no sólo a través de la acción social, sino también en una llamada a la justicia en acciones gubernamentales.
P.- Como ya se dijo, los cristianos tenemos un compromiso con los pobres, sin duda alguna. ¿Cómo pueden contribuir en esta misión las iglesias locales?
R.- Nuestras voces son importantes por muchos motivos: Si queremos que nuestra voz se oiga en el ámbito público, debemos mostrar que tenemos las cifras que harán que los políticos nos escuchen. Así que el hecho de que las iglesias hablen como una sola voz es una buena manera de exponer ante nuestros líderes que queremos que las promesas del ODM se cumplan. Nuestra voz es importante porque los cristianos siempre hemos actuado dentro de la comunidad para ayudar a los pobres y marginados, por lo que si hablamos sobre estos temas nuestra perspectiva se respeta.
Otro motivo por el que nuestra voz es importante es que los cristianos somos cumplidores de la ley y bastante respetables (¡!), así que, si hablamos en nombre de los pobres, merecemos que se nos escuche.
P.- ¿Los objetivos que os planteáis son realistas? Algunos pueden verlos utópicos. Sobre todo porque gran parte de los países en vías de desarrollo sufren unos gobiernos corruptos y en sus planes la justicia social brilla por su ausencia. ¿Lo habéis considerado, así como estrategias para una toma de conciencia?
R.- Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son en realidad bastante asequibles. No buscan erradicar la extrema pobreza –pretenden reducirla en un 50%. Este objetivo no es utópico si se tiene en cuenta que la pobreza se ha reducido enormemente en los últimos 100 años. Los economistas están de acuerdo en que podemos lograr estos objetivos si tenemos la voluntad y la determinación necesarias. Hay obstáculos –las guerras, los desastres naturales, la crisis económica mundial y los gobiernos ineficientes son barreras en el camino hacia conseguir los ODM. Por ello, el Reto Miqueas se centra en un buen gobierno y en la integridad como los cimientos en los que sustentar la consecución de estos objetivos.
Sin embargo, no debemos emplear la corrupción como excusa para no hacer nada ante el terrible sufrimiento de más de 1.2 billones de personas, las cuales pasan hambre, no tienen hogar y están enfermas. Y debemos recordar que la corrupción no es sólo un problema en las naciones pobres. Por ello, nuestro mensaje va dirigido tanto a los negocios y estados ricos y poderosos, como a los funcionarios corruptos de los países pobres.
P.- ¿Tiene algo que ver el Pacto de Lausana elaborado en el año 1974 para que cada vez más los evangélicos nos acordemos de los pobres y excluidos del mundo?
R.- Sí. A lo largo de la última generación, los cristianos han re-descubierto la relación entre la evangelización y la preocupación social, y hay mucha más conciencia de la pobreza y la injusticia en el mundo. El acuerdo de Lausana establece que “el mensaje de la salvación implica también un mensaje de condena hacia cualquier forma de alienación, opresión y discriminación, y no debería asustarnos denunciar la maldad y la injusticia dondequiera que existan”. La pobreza es una gran injusticia y creo que todos los cristianos estarán de acuerdo en que, si queremos alcanzar al mundo con el amor de Dios, tenemos que encarar las necesidades de la gente que conocemos –ya sean físicas, sociales o espirituales.
P.- ¿En cuántos países actúa la Red Desafío Miqueas?
R.- El Reto Miqueas está presente en más de 40 países y en nuestra campaña global el año pasado participaron iglesias de más de 70 naciones. Uno de los puntos fuertes del Reto Miqueas es que une a cristianos alrededor del mundo, ricos y pobres, para ser defensores en oración.
P.- Acaba de constituirse en España la Plataforma Desafío Miqueas, conformada por trece entidades. ¿Apuesta por esta iniciativa?
R.- Indudablemente. Los cristianos españoles tienen la oportunidad de hablar acerca de la pobreza. Tenéis la ocasión de hablar acerca de los valores de Dios y de ser un ejemplo. El hecho de que tantos grupos se estén uniendo es prueba de que es un momento en el que la iglesia puede liderar a la nación para re-pensar sus valores y tomar partido por la justicia.
P.- Se ha hablado de trabajo en Red, una asignatura que avanza lentamente entre nosotros... Por ello, se necesita un respaldo significativo. ¿Podrá la Plataforma contar con vuestro apoyo en su puesta en marcha y desarrollo posterior?
R.- Una de las virtudes del Reto Miqueas es que se trata de la iglesia global –los evangélicos y otros creyentes trabajando juntos. Ese es un apoyo poderoso para los cristianos, ya vivan en una ciudad de Portugal o un pueblo de Bolivia. También tenemos un pequeño equipo internacional que planea estrategias y ayuda a que campañas en distintos países se consoliden.
P.- ¿Cuáles las áreas de trabajo planteadas? Me imagino que están estrechamente relacionadas con los Objetivos del Milenio.
R.- Cada campaña nacional tiene sus propias prioridades ODM, en base a lo que está sucediendo en su contexto. Así, la India se centra en niños que viven en la pobreza, ya que, a pesar de las excelentes políticas y leyes, millones de niñas y niños no van al colegio, se abortan o asesinan miles de bebés por ser niñas, ya que no se las valora, y muchos de los niños más pobres se ven obligados a trabajar. En Alemania la campaña se centra en financiar los proyectos que cumplirán los objetivos relacionados con la salud infantil y materna.
De hecho, muchas campañas enfatizan aquellos objetivos que se centran en niñas y mujeres. En la Biblia se habla a menudo de cuidar de las viudas y los huérfanos –son todavía las mujeres y los niños los que sufren lo peor de la pobreza hoy en día, y creo que los cristianos se identifican con aquellos temas que fortalecen a las familias y que protegen a los más vulnerables.
Las campañas incrementan la conciencia acerca de estos temas, conectan la campaña a la oración y a la enseñanza bíblica, y proporcionan a las iglesias maneras de usar su voz y sus acciones para apoyar a los pobres. Queremos políticas que sean acordes a las promesas que hicimos.
Tenemos también un enfoque global hacia un buen gobierno, que es una de las barreras que impiden la consecución de los Objetivos. Es un problema en todo el mundo, aunque quizá es más visible en las naciones pobres. Nos encantaría ver a cristianos tomando partido por la integridad en la iglesia, los negocios y el gobierno, para que el dinero destinado a proveer escuelas, clínicas, puentes y sueldos realmente llegue a las propias comunidades.
El Reto Miqueas no pide dinero para los proyectos (aunque animamos a la gente a dar para el trabajo de las agencias cristianas). Pedimos a los cristianos que se involucren a través de la oración y la defensa. Queremos que los gobiernos sean tan eficaces, honestos y humanitarios como sea posible y que se tomen en serio la tarea de preocuparse por los más pobres y marginados.
P.- ¿Nos podría dejar un lema que nos animara a todos a embarcarnos en este proyecto?
R.- Hay muchos versículos en la Biblia que muestran la preocupación de Dios por los pobres, pero uno que toca mi corazón se encuentra en el maravilloso capítulo de Isaías que plantea la visión de Dios para la justicia y la rectitud. En
Isaías 58:10 dice: “y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía”.
Dar nuestro tiempo, nuestra energía y nuestros recursos es un sacrificio, pero la promesa de la luz y la bendición de Dios es un ánimo poderoso.
Gracias, Amanda, por la gentileza que ha tenido contestando a estas preguntas, aun en medio de intenso trabajo. Que nuestro Dios bendiga vuestra campaña a favor de los pobres y marginados del mundo. ¡No es nada fácil!
Traducción del inglés: Miriam Borham Puyal, profesora de Filología inglesa de la Universidad de Salamanca.
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