Inmersas en todo lo anterior,
algunas de las iglesias evangélicas se organizaron para responder a esa crisis para promover el respeto a los derechos humanos, la justicia y la no violencia.
En una reunión con un grupo de anabautistas mexicanos la directora de Justapaz, Jenny Neme Neiva, expuso los antecedentes históricos del Centro Cristiano para Justicia, Paz y Acción No Violenta, así como las líneas de trabajo que gobiernan su accionar.
El Centro Justapaz fue creado en 1990, como una expresión de la Iglesia Cristiana Menonita de Colombia para responder a la violencia e injusticia que azotaban a las comunidades. El motivo de la fundación fue, y es, en fidelidad al llamado a la construcción de paz en la sociedad colombiana desde su compromiso de seguimiento a Jesucristo.
El desarrollo de Justapaz se dio con base a los valores arraigados en la tradición históricamente pacifista, e igualitaria, surgida de los movimientos religiosos y sociales que dieron vida a la iglesia que se conoce hoy como menonita. La anterior propuesta eclesial, y organizacional, valora una praxis comunitaria y valorcéntrica, modelos de liderazgo horizontales, y prefiere una amplia participación democrática de las comunidades de fe que hacen parte de su proceso.
Las líneas metodológicas que sigue Justapaz toman en cuenta el qué y el cómo del resultado logrado, ya que lo anhelado —no violencia, justicia, paz— es producto de un estilo de vida basado en el conjunto de valores que sustentan la no violencia y la justicia, y no solamente de una serie de técnicas o acciones dirigidas al desarrollo o la paz.
El Centro tiene un claro compromiso con el cambio social basado en los valores de la no violencia, justicia e identificación con los más marginados y golpeados por la sociedad. Busca incorporar el
aprender haciendo, en el que las actividades de capacitación y acción se diseñan juntamente con las comunidades, y se emplean métodos que ayudan a avanzar hacia una transformación tanto personal como comunitaria y social.
Reflexión-acción-reflexión-acción: de la reflexión sobre principios, valores y marcos teológicos y conceptuales, y desde las necesidades sentidas y vividas, se define acción responsable; y desde esa acción se identifican lecciones aprendidas y nuevas claridades conceptuales que se llevan a la práctica.
Los servicios de capacitación, organización y acción desarrollados por Justapaz han tenido lugar en iglesias, grupos comunitarios, escuelas y colegios; lo mismo que en ámbitos académicos, con instituciones estatales y en organizaciones y redes regionales y nacionales de movimientos por la paz de la sociedad civil.
El organismo es un ministerio de la Iglesia Cristiana Menonita de Colombia, con fundamento en el seguimiento de Jesucristo, que
construye procesos conjuntamente con las iglesias y otros espacios de la sociedad civil que contribuyen a la vivencia de la no violencia, la dignidad human, la justicia y la paz sostenible en Colombia. Tiene como visión ser un ministerio menonita con presencia nacional, que encarna y sirve desde la no violencia a través de programas concretos, cohesionados con las iglesias locales y articuladas con otros sectores de la sociedad colombiana para incidir en la transformación de la misma hacia una paz justa.
Su objetivo general es fortalecer la capacidad de las iglesias menonitas, anabautistas, y de otras denominaciones, como también de otros sectores de la sociedad civil, en áreas de formación, acción e incidencia para potenciar y ampliar su contribución a modelos sociales de justicia, paz y no violencia, con perspectiva de género. El objetivo general debe generar evidencias concretas, ejemplos de que es posible crear alternativas sociales en un ambiente general caracterizado por la exclusión, violencia real y simbólica.
Las iglesias con las que trabaja Justapaz son una especie de
laboratorios sociales, en los que se adelantan modelos de convivencia para impactar a la sociedad en general y mostrarle alternativas a las hegemónicas. En este sentido las iglesias son activas en la visión de establecerse como Iglesias Santuarios de Paz, evidenciado en un compromiso y ejercicio de la no violencia, la justicia, los derechos humanos y la paz como parte de su identidad.
Se han realizado talleres de formación como Iglesias Santuarios de Paz en Medellín, noroccidente de Cundinamarca y se acompañan procesos de mujeres constructoras de paz en las cuatro regionales de la Iglesia menonita. También se han apoyado diálogos sobre nuevas masculinidades en el marco de la construcción de la paz en la región occidente de Colombia. Se está iniciando el proceso de fortalecimiento en construcción de paz a iglesias en Saravena, Arauca y Arauquita en el departamento de Arauca.
Por otra parte hay buenos avances en el proceso de Construcción de Paz desde la Transformación Comunitaria (CPTC) conjuntamente con el Secretariado Nacional de Pastoral Social, en el que participan ocho comunidades de fe cristianas/evangélicas y ocho comunidades católicas en zonas como Chocó, Antioquia, Santander, Cazucá, Soacha, Caquetá, Arauca, Huila. Sus componentes giran alrededor del fortalecimiento de capacidades locales para la construcción de la paz, el acompañamiento integral a víctimas desde el enfoque de la reparación integral y la proyección de planes de vida para las víctimas del conflicto armado. Esto incluye acompañamiento para que las iglesias puedan hacer asistencia psicosocial, jurídica, humanitaria y socioeconómica.
Justapaz tiene un cúmulo de materiales impresos y audiovisuales que recogen su experiencia de dos décadas en la promoción de la justicia, el respeto a los derechos humanos y la no violencia como el camino para construir mejores relaciones humanas.
De uno de esos documentos nos ocuparemos en nuestro próximo artículo, del titulado
Quinto informe: un llamado profético.
Las iglesias colombianas documentan su sufrimiento y su esperanza.
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