Breviario del sosiego/ 63

¿Cuánta la miseria acumulada por los miserables delincuentes que gobiernan el planeta financiero? ¿Encima tenemos que soportar que hagan ostentación de sus tesoros; soportar que además se “bonifiquen” por sus escandalosos latrocinios? Hay más limpieza en las ratas de cloaca que en muchos de esos desalmados a quienes nada importa la vida o subsistencia de millones de congéneres. ¿Callarnos es la respuesta; quedarnos impasibles, oración tras oración? ¡Jesús dio el magno ejemplo, haciendo un azote de cuerdas y expulsando a tanto aprovechado!

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Zozobran los dictadores cuando el pueblo deja de tener miedo al miedo.

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Vuelve a la vieja infancia del amor, vuelve al amparo de su galaxia vertical.

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Una montaña de leyes para tan parva justicia.

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¿Qué Teología se merecen quienes aman con la admiración perfecta? Recomiendo la lectura de un librito que en sus pocas páginas dice más que cien tratados. Lleva por título “Hacer teología junto a María” (Kairos ediciones, Buenos Aires, 2006, pp. 86), del teólogo brasileño Valdir Steurnagel, doctor por la Escuela Luterana de Teología de Chicago: “Es una pena que se haya excluido a la poesía de la teología. Es una pena que la hayamos tratado de convertir en objeto de análisis. Al aplicarle el bisturí de lo que llamamos ‘alta crítica’, intentamos someterla a nuestras intenciones iluministas. Al insistir en hacerle preguntas que ella no quiere responder y al formular respuestas teológicas para las preguntas que reflejan tanto la incredulidad de nuestros días, acabamos haciendo de ella un pobre instrumento de la acción de Dios, La teología, transformada así en el verbo cerebral conjugado por el hombre blanco, acabó convirtiéndose en algo pesado y aburrido. Expresada con largas frases y articulada en un lenguaje filosófico rebuscado, perdió mucho de su encanto”. En nueva entrega citaré otro fragmento de profunda autocrítica al (mal) hacer teológico.

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Casi nadase borrade lamemoria si tu amor supo guardar el secreto.

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Pocos días atrás, esto decía Antonio Lobo Antunes, excelente novelista portugués: “En la boca del lobo no hay ateos y yo, con cáncer, busqué a Dios: los ateos no existen. Dejé el comunismo por autoritario; soy anarquista moderado”. Siempre sucede lo mismo; tras una plaza llena de banderas, lo que resta es la cruz de un llamado o el destetarse en solitario, sin jerarquías de ninguna clase.

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La eternidad también se nos revela en un beso o en otra entrega de la mujer amada.

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Vergüenza sólo cuando haces o dices lo que en verdad no sientes.

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Supiste apartarte de la abundancia del caos. Sabes contentarme con lo suficiente, que siempre es menos que la larga lista de deseos cobijados en tu memoria. Sabrás estar en la pobreza digna mejor que en la riqueza vacilante.

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La primavera: estación para podarnos hasta sentir que otra vez tiene fuerza nuestra savia.

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Sombras del camino, piedras de tropiezo, mudanzas invisibles: tantas cosas que hacen tambaleante o intransitable la existencia diaria si no tienes como asidero la voz de un centinela que nunca deja de ser luz.

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Mujer: sólo en mi solar tu sueño de amor se torna apasionada realidad.

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Autenticidad, y no plagios. Abrazos efusivos, y no ese dar la mano cual furtivo.

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Raíz profunda como sinónimo de acciones eternas.

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Milagroso es mantener un mirar asombrado, tan lleno de inagotable inocencia.