Jordi Salvador es, además, coordinador del
Proyecto Man, una iniciativa que nació y continúa centrando sus objetivos en favor de la infancia y de la juventud de Costa de Marfil, especialmente de la región de Man. Hoy, su trabajo se ve empañado por una crisis política que amenaza con desestabilizar el país.
Pregunta.- Recientemente declarabas: “Hace un tiempo visité una tierra increíble, y nunca volví a ser el mismo; Dios estaba presente en cada esquina… su poder se hacía real en los rostros de nuestros hermanos…”. ¿Qué ocurrió para que en CercÁfrica derraméis lágrimas?
Respuesta.- Nuestras lágrimas vienen de un profundo pesar por la situación que Costa de Marfil está pasando en estos momentos. Después de una cruenta guerra civil que duró 5 años (2002 – 2007), los habitantes del país, con una entereza digna de resaltar, se pusieron manos a la obra para levantar una nación en ruinas.
Desde ese instante, Costa de Marfil esperó el momento para elegir a su gobierno de forma democrática, pero muchos fueron los impedimentos, primero el tiempo de post-guerra, luego la dificultad de censar al pueblo. Y entre diferentes circunstancias, las elecciones se iban demorando.
Sin embargo, llegó el día, el 28 de octubre de este año se celebraron las primarias de las elecciones. De ese proceso salieron dos candidatos que serían los que se disputarían el poder en las urnas el día 31 de noviembre.
Hasta ahí todo fue muy bien, incluso la ONU y los observadores internacionales recalcaban la madurez del pueblo marfileño en ese proceso, pero pasado el 31 de noviembre todo cambió. La comunidad internacional, ONU, observadores internacionales y la CÉDÉAO (Comunidad económica de los estados de África del Oeste) daban como ganador a Alassane Ouattara, candidato que competía con el hasta entonces presidente Laurent Gbagbo. Pero lejos de admitir su derrota, Gbagbo anuló los votos de varias provincias proclamándose ganador. Costa de Marfil se encontró a principios de diciembre con dos presidentes y dos gobiernos.
Laurent Gbagbo se aferra al poder sin importarle el precio de ello. Por su parte, la comunidad internacional ha cerrado cualquier trato con Gbagbo e incluso se está especulando que se podría utilizar la fuerza para derrocarle. Mientras, en el interior del país los enfrentamientos entre partidarios de ambos candidatos se repiten, y la ONU está afirmando que se están cometiendo verdaderas atrocidades contra los derechos humanos.
Actualmente, mientras Laurent Gbagbo ejerce el poder, mantiene recluido a su contrincante en un hotel de la capital, teniéndole completamente cercado. Hoy las balas y los machetes vuelven a surgir y el peligro de una nueva guerra civil está más vivo que nunca. Hoy nuestras lágrimas vuelven a caer, al ver que la sombra de la guerra vuelve sobre Costa de Marfil, sabiendo que eso sólo producirá muertes y más muertes; volveremos a ver a niños combatiendo, a niñas violadas, más huérfanos, más viudas y a gente que huye despavorida para salvar sus vidas a campos de refugiados establecidos ya en Liberia, Guinea Bissau y Ghana.
P.- Ante estos hechos, ¿cómo se ha pronunciado la Comunidad Internacional?
R.- Como he dicho anteriormente, la comunidad internacional reconoce a Alassane Ouattara como presidente del país, y a día de hoy está agotando toda negociación diplomática para solucionar la situación.
La Unión Europea ha retirado unos 250 millones de euros que tenía destinados para la cooperación al desarrollo en Costa de Marfil mientras no haya un cambio de gobierno.
Todo el mundo rechaza el gobierno de Gbagbo y han amenazado con derrocarle por la fuerza. El mundo ha dejado solo a Costa de Marfil a nivel económico y ha sido expulsado de organismos internacionales.
P.- ¿Cuál debe ser nuestra respuesta como evangélicos? ¿Debemos manifestar públicamente nuestra opinión? Estamos hablando de violaciones, ejecuciones, campos de refugiados, secuestros, etc…
R.- El pueblo de Dios siempre se ha caracterizado por dar al ser humano el verdadero valor que tiene por ser hecho a imagen y semejanza de Dios.
Es bueno que como evangélicos clamemos en contra de cualquier violación de los derechos humanos que se haga un cualquier lugar del mundo, aunque creo que lo más importante es hacerles saber a nuestros hermanos allí que no están solos, que cuentan con nuestras oraciones y ayuda.
Hacerles saber que sus sufrimientos son los nuestros, y que les acompañamos en la difícil tarea de la que Dios les ha hecho tristemente expertos, que no es otra que predicar el evangelio en medio de un ambiente tan hostil. Doy gracias a Dios por su fidelidad y amor por el Señor.
P.- ¿Qué se sabe de los familiares de Annette, una de vuestras coordinadoras que reside en España?
R.- Annette, en este tiempo está sufriendo mucho por su familia, añadiéndose
todo ello a que se encuentra en el último mes de embarazo de su tercer hijo. Annette pertenece a una familia de ocho hermanos, cinco de ellos están en diferentes lugares de Costa de Marfil, específicamente en tres zonas: Abidjan, la capital comercial del país donde se están librando enfrentamientos entre los partidarios de ambos candidatos. Man, aunque el peligro está en todo el país, está relativamente tranquila. Zougboubue, situado al sureste de Man en la región de Daloa, es el lugar más peligroso, allí están la familia de una hermana de Annette y su madre. En este lugar, dominado por la etnia Beté a la que pertenece el presidente Gbagbo, se está atacando de forma muy violenta e indiscriminada a cualquier persona que pertenezca a otra etnia, especialmente a los Baulés, etnia del centro del país. Decir, para que puedan tener una idea, que en esta zona prácticamente toda la mano de obra es baulé, por lo que hay mucha población inmersa en estos enfrentamientos.
La madre de Annette nos pide que oremos por ellos ya que su vida corre peligro, y el miedo, sobre todo por la noche, es mucho ya que la etnia beté está llevando a cabo verdaderas atrocidades y ellos se encuentran sin poder salir de su casa, recluidos para salvar su vida mientras les sea imposible poder viajar a Man.
P.-Lleváis a cabo una obra admirable a favor de los perjudicados por cinco años de guerra y destrucción. ¿Puede comentarnos cuál es el trabajo que la Asociación viene realizando en Costa de Marfil, concretamente en Man?
R.- La Asociación CercÁfrica trabaja desde hace tres años y medio en la región de Man, región que fue de las más castigadas por la pasada guerra civil.
En estos años hemos contribuido, con la ayuda del Señor, a relanzar el ministerio con los niños, hemos realizado 4 campamentos con un total de más de 2.000 niños, ayudado a que más de cien niños fueran escolarizados y distribuido material médico siempre en contacto y con la cobertura de la Unión de iglesias evangélicas de Costa de Marfil (UEESOCI).
En este tiempo Dios nos mostró qué tipo de ministerio nos ponía delante. El proyecto consiste en 4 áreas: 1) Centro de formación (donde los niños-soldado y huérfanos puedan formarse en diferentes oficios a la vez que aprenden a leer y escribir. 2) Orfanato (un lugar donde poder acoger a algunos de los más de 40.000 huérfanos existentes en la zona, dándoles una oportunidad no sólo de formarse, sino de tener una vida digna). 3) Viudas y Madres solteras (por medio de micro-créditos ayudarles a poder establecerse y así poder ganar su propio sustento). 4) Formación de monitores (Cursos para ayudarles sobre todo en organización y aprovechamiento de sus recursos en el ámbito de lo que aquí conocemos como ocio y tiempo libre). Remarcar que esto es algo en lo que nos insistieron mucho.
Pero lo más importante es que deseamos que todo ello se haga en un ambiente cristiano, donde todas estas personas no sólo tengan la oportunidad de formarse y ver el futuro con una mayor esperanza, sino que el evangelio sea predicado y tengan la oportunidad de decidir a quién quieren entregar sus vidas. Como siempre decimos: “Queremos ver a chicos y chicas convertirse en grandes profesionales, pero por encima de ello queremos verles convirtiéndose en hijos de Dios”. Para ello y fruto de las oraciones, este verano el ayuntamiento de Man nos dio un terreno de 15 hectáreas para la edificación del centro y la ejecución del proyecto. Además, la Unión de Iglesias Evangélicas nos donó un terreno de 6 hectáreas para cultivo. Otro regalo del Señor en este año ha sido la formación de la junta directiva de la asociación en Costa de Marfil. Dios nos proporcionó cinco preciosos hermanos que son los encargados de gestionar el trabajo en el país, además de ser nuestros representantes legales.
P.- ¿Vienen encontrando obstáculos de diversa índole para poder canalizar las ayudas?
R.- Hasta el pasado verano no teníamos ningún problema para canalizar las ayudas que desde España eran enviadas, pero ahora estamos frente a otro escenario muy distinto, un ambiente de pre-guerra.
Hoy Costa de Marfil está cerrado a la recepción de ayudas. Las tiendas, bancos y otros comercios están cerrados desde octubre, al igual que los colegios.
Las oficinas de envío y recepción de dinero abren muy de vez en cuando, por lo que cualquier envío no es del todo imposible pero sí muy difícil.
Poder enviar cualquier tipo de ayuda también tiene un riesgo elevado, ya que la gente en la zona no trabaja, por lo que no tiene dinero y los robos y el pillaje están a la orden del día.
De todas formas estamos en continuo contacto con la Embajada de España en Abidjan, y con nuestros hermanos allí para buscar la forma mejor y más segura de hacer llegar cualquier tipo de ayuda.
P.- Estamos celebrando la llegada de Aquél que traía el Amor, la Paz… ¿Podemos tambalear por lo que puede hacer el hombre?
R.- La Palabra de Dios nos dice en Hebreos 13:6 “De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”.
En esta promesa estamos confiados, pero no podemos obviar que estamos en un mundo que está dirigido por el diablo, el príncipe de este mundo, y su objetivo es matar y destruir; y lo que ahora vemos en Costa de Marfil es sólo una muestra más de lo que el pecado y el no tener en cuenta a Dios puede hacer en la vida de las personas.
Sabemos que la situación cada vez se pone más difícil, pero la obra de Dios nunca se lleva a cabo sin dificultad. Confiamos que cuanto mayor es la oposición mayor es la manifestación del poder de nuestro Dios.
P.- ¿Cómo se puede ayudar a la población en general y a los hermanos que allí están?
R.- Ante todo en oración. Desde aquí os pido que nos tengáis presentes y recordéis a nuestros hermanos en Costa de Marfil, que se están jugando la vida para seguir llevando el mensaje de esperanza a un pueblo que está perdiendo su confianza en un futro mejor.
Estamos trabajando en la posibilidad de crear un fondo de emergencia para que además de la edificación del centro que albergará el proyecto, se pueda ayudar de forma práctica en las necesidades que la población está teniendo.
Para cualquier información podéis contactar con nosotros en:
[email protected] o en los teléfonos: 947 292 081 o 654 535 651. Si deseáis apoyar este ministerio podéis hacerlo al siguiente número de cuenta: La Caixa: 2100 – 1261 – 32 – 0100402019. Gracias a todos por vuestro apoyo y oraciones. Dios os bendiga.
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