“Soy feliz, soy muy feliz!, repetía la escritora. “He dado toda mi vida a esto que es escribir y ser parte de la literatura. Es pretencioso decir que este premio es un reconocimiento, porque quien tiene que reconocer a un escritor siempre es un lector, a quien llegas o no llegas, a quien le abres puertas o se las cierras. Pero sí, para mí es un reconocimiento. Si no a la calidad, sí al esfuerzo y a la entrega total”.
El Cervantes, galardón más importante de la literatura en castellano, actualmente dotado con 125.000 euros, fue instituido por el Ministerio de Cultura en 1975. El año pasado lo obtuvo el escritor mejicano Emilio Pacheco.
Ana María Matute es la tercera mujer en conseguir el premio, tras los logrados por María Zambrano en 1988 y la cubana Dulce María Loynaz en 1992.
El jurado, presidido por el miembro de la Real Academia Española Gregorio Salvador, destacó la trayectoria de Ana María Matute “como escritora realista y con proyección a lo fantástico; una sorprendente conjunción de cualidades”. “Merecía haber recibido ese premio hace mucho tiempo, pero desde luego más vale tarde que nunca”, reconoció la ministra de cultura. Por su parte, uno de los novelistas más leído en nuestros días, Carlos Ruiz Zafón, emitió este juicio sobre la escritora galardonada: “Me parece un premio merecidísimo para una gran escritora. Creo que esta es una de esas raras ocasiones donde el honor es más para el premio Cervantes que para la premiada. A Ana María Matute no le hace falta medalla alguna porque es una de las mejores plumas españolas del siglo XX”.
Ana María Matute, quien acaba de cumplir 85 años, nació en Barcelona el 26 de julio de 1925, no 1926, como dicen algunas fuentes. El padre era catalán y la madre castellana. Escribió su primer relato a los cinco años. Le gusta definir su niñez como una vida de papel, poblada de cuentos maravillosos. Entre sus grandes pasiones estuvo siempre la literatura, la lectura. Citando al gran poeta de Buenos Aires, escribe: “Borges decía que estaba más orgulloso de los libros que había leído que de los libros que había escrito, y a mí me sucede lo mismo. La mitad larga de mi vida la he pasado leyendo”.
A los 17 años, cuando redacta PEQUEÑO TEATRO, que no sería conocido hasta mucho tiempo después, ya había leído, según confiesa, a autores anglosajones y a clásicos rusos. “Gracias a ellos –dice- entré en la gran literatura”. “Para mí –añade- Dostoievski es lo máximo, y mi amor por los cuentos viene de Chéjov”.
En 1948 queda finalista del Premio Nadal con la novela ABEL. Seis años más tarde, en 1954, gana el Premio Planeta con PEQUEÑO TEATRO, libro que había escrito a los 17 años, como queda dicho. En adelante le llueven premios, galardones, reconocimientos. Premio Café Gijón en 1952 con FIESTA DEL NOROESTE. Siguen EL TIEMPO y LOS NIÑOS TONTOS, dos relatos que la reafirman como una gran promesa de la literatura española. LOS HIJOS MUERTOS es distinguido en 1958 con el premio de la Crítica y en 1959 le llega el Nadal por la novela PRIMERA MEMORIA. El prestigioso Premio Fastenrath se le concede en 1969 con LOS SOLDADOS LLORAN DE NOCHE.
En una de sus mejores novelas, PRIMERA MEMORIA, Ana María Matute expresa con realismo el paso de la infancia a la edad adulta, etapa que ella considera como la primera traición amorosa.
Toda la obra de la autora catalana está marcada por la constante lucha de los humanos, donde el mal suele ganar la partida al bien. Es preciso tener en cuenta que cuando estalla la guerra civil en 1936 la autora tiene 15 años. La suya fue una adolescencia perdida, duramente castigada por la guerra. En esa línea dura y de realismo social está inspirada parte de su obra. La visión de una niña trágica y horrorizada que no logra entender la miseria de la guerra ni la desolación de la posguerra, “en la que todos los seres humanos que la pueblan parecen haber nacido con la maldición bíblica de Caín sobre sus espaldas”.
Ana María Matute es autora de bellos libros de cuentos para niños, entre los que destaca SOLO UN PIE DESCALZO, por el que en 1984 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. También para niños ha publicado EL POLIZÓN DE ULISES, EL TIEMPO, la colección de doce relatos LA VIRGEN DE ANTIOQUÍA, y así hasta 18 libros de cuentos, además de 15 grandes novelas y el libro de ensayo SUIZA Y LA MIGRACIÓN: UNA MIRADA DESDE ESPAÑA.
Cuando en 1977 escribe LOS MERCADERES, la autora entra en un período de depresión profunda que la tiene años postrada, inactiva. Después de largo silencio, en 1996 aparece en las librerías una novela que ella considera su libro preferido. OLVIDADO REY GUDÚ. Esta obra la devuelve a la escritura tras los años de tristeza sufridos. Nuria Cuadrado afirma que el libro “reúne, como ningún otro, todas sus obsesiones literarias”. Es la culminación de su carrera como autora. Una prodigiosa mezcla de Historia, fantasía, aventuras y reflexión sobre los prodigios y los males de la existencia humana, como apunta Emma Rodríguez.
A sus 85 años esta prodigiosa señora de las letras sigue en activo. Su pluma no admite tregua. Ahora mismo la tenemos pensando en nuevos proyectos literarios. Sus libros han sido traducidos a 23 idiomas.
Cuando un periodista le preguntó qué libro regalaría, respondió con firmeza: LOS EVANGELIOS.
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