Acuerdo de Sanidad y…

En principio, aunque hayamos desarrollado un saludable escepticismo, eso es bueno en si mismo. Por otro lado el sistema sanitario español, que tiene sus lagunas, disfuncionalidades y deficiencias, es uno de los tres mejores del mundo. Esto, se mire como se mire, es una excelente noticia.

Ante el agujero económico de nuestro sistema nacional de salud y para evitar que se haga un uso partidista de la sanidad han sido capaces —tal vez esa sea la novedad— de llegar a acuerdos.

Es tranquilizador que nuestros dirigentes sean conscientes de que tenemos un buen modelo de sanidad, que tiene serias amenazas y que ellos estén dispuestos a tomar medidas a tiempo para garantizar su futuro. Si como parece este es un primer paso para alcanzar en el futuro un pacto de Estado por la sanidad, estamos en el buen camino.

Se han tomado medidas sobre el consumo farmacéutico en relación con el sistema de precios de referencia, el uso de medicamentos genéricos y los fármacos para síntomas menores para reducir el gasto en mil quinientos millones de euros. La lucha contra el despilfarro y el uso racional de los medicamentos es un objetivo más que lógico, basta mirar las cajas de fármacos que esperan su fecha de caducidad en los cajones perdidos de cualquier casa.

Será saludable conocer los costes reales de cada servicio de urgencias, una operación quirúrgica o la permanencia en un hospital mediante las llamadas “facturas en la sombra”.

Si se hace bien no hay razón para que sea un recorte en la calidad de la sanidad —así lo esperamos todos— sino un ajuste imprescindible y que no se vuelvan a cargar sobre los mismos las estrecheces. Si ahora se puede recortar es porque antes se ha gastado en exceso, eso es evidente, pero siempre es buen momento para tomar medidas correctoras que a todos nos gustaría fueran adecuadas y no abusivas.

Nuestra sanidad, siquiera sea desde la perspectiva de usuario y observador, necesita ajustes y todos debemos estar dispuestos a asumir nuestra parte, en primer lugar nuestros dirigentes políticos.

¿Para cuándo algo parecido en el terreno de la enseñanza? Mientras los partidos políticos tiran cada uno hacia donde le parece y se enfrascan en peleas tan estériles como cargantes, aumenta el número de profesores desmotivados, desacreditados y quemados, el abandono escolar no hace más que aumentar y los jóvenes llegan peor preparados a la universidad. Es hora ya de que quienes han sido elegidos para hacer lo que toca hacer lo hagan sin más cortinas de humo.