Pluralismo positivo

Respuesta al artículo de Mark Chan “Afirmando la verdad en un mundo relativista”

Se me hacía la boca agua cuando leía el erudito artículo de Mark Chan. Singapur me evoca recuerdos de cenas al aire libre al anochecer, con una mesa llena de los mejores manjares que los puestos ambulantes ofrecen: sopas tailandesas, pollo malasio, fideos chinos al estilo Szechuan, fiambres dulces de Sri Lanka, y muchas cosas más. Hay mucho que alabar en el artículo de Chan, pero al leerlo uno puede olvidarse que la diversidad es buena y no solamente en los sabores.

Ya no es necesario estar en la soleada ciudad de Singapur para experimentar la interconexión de culturas. La diversidad la tenemos en nuestras puertas y esto nos trae oportunidades increíbles a los cristianos para la misión y la teología, así como también un sabor de eternidad. Ya no necesitamos pasaporte para descubrirlo. Muchos de nosotros únicamente tenemos que ir al trabajo, arrancar Firefox o telefonear a los padres de los compañeros de clase de nuestro hijo.

Cuando guiamos a nuestras sociedades pluralistas tenemos que evitar dos riesgos en los que los turistas caen a menudo. No queremos ser los turistas sin tacto que se imaginan que hablando más alto harán que nuestra lengua extranjera sea más descifrable. Tampoco deberíamos ser los turistas poco dispuestos que buscan McDonals en Madrid, Dunkin Donuts en Delhi o Burger King en Bangkok. Pero, desafortunadamente, estas son las orientaciones que con frecuencia adopta la iglesia cuando intenta atraer el pluralismo.

TURISMO FALTO DE TACTO
El enfoque del pluralismo sin tacto puede conducir a la iglesia a refugiarse en un arrogante absolutismo. Por temor y malentendidos terminamos creyendo que no tenemos nada que aprender de la gente de otras culturas y religiones y, de este modo, recurrimos a gritarles la verdad del evangelio y casi nunca perdemos ni un minuto para escuchar su respuesta.

Me gustaría decir algo para equilibrar las estremecedoras advertencias de Chan a los peligros de la postmodernidad con algunas cosas positivas que los postmodernos pueden aportar a la discusión. Los postmodernos nos ayudan a reconocer que culturalmente somos parciales y, por consiguiente, en cada encuentro misionero tenemos algo que aprender. El apóstol Pedro pasó tres años con Jesús en los caminos y predicó el sermón de Pentecostés donde había muchos convertidos y, sin embargo, todavía tenía mucho que aprender acerca de las implicaciones del evangelio. Sólo cuando cruzó los límites culturales para evangelizar se dio cuenta de que “Dios no hace distinción de personas, sino que en toda nación le es acepto el que le teme y obra justicia” (Hechos 10:34-35). Creo que el evangelio es la única verdad de Dios, pero también creo que los cristianos no podemos atribuirnos que lo comprendemos exhaustivamente. Debemos aprender la valentía para hablar pero también la humildad para escuchar y aprender.

TURISMO REACIO
El segundo riesgo es que estamos poco dispuestos a introducirnos en otras culturas y nos retiramos a nuestros propios guetos. Yo he comido en McDonald en Repulse Bay de Hong Kong, en la Plaza Pushkin de Moscú y en el Boulevard de Hollywood, y los conozco así que traspaso la puerta, no importa el continente en el que me halle. Y, tengo la misma impresión de confusión cultural cuando entro en muchas iglesias del mundo y encuentro libros, canciones y maneras reconocibles.

Estoy de acuerdo con Chan en que el evangelio es “la verdad universal”, pero cuando se enfatiza el mismo a costa de valorar la cultura, podemos acabar proclamando un evangelio “Mcdonalizado”, insípido. Un mensaje de “comida rápida” no puede compararse con el sabroso alimento ofrecido por una iglesia local orgánica.

UNIDAD EN LA DIVERSIDAD
No tenemos que temer o evitar la diversidad sino que debemos darle la bienvenida y celebrarla. Cuando una iglesia predominantemente blanca en una zona multicultural de Londres empezó a comprender esta realidad, la iglesia empezó a cambiar. Pasó de parecerse a la diversidad cultural del Ku Klux Klan a reflejarse la riqueza étnica de toda la comunidad que es del reino de Dios. Naturalmente, algunos miembros de muchos años la abandonaron, incapaces de enfrentarse a los cambios; pero los que permanecieron aprendieron que los conversos del Kurdistan tenían una gran cantidad de cosas que enseñarnos acerca de la persecución. Llegaron a la conclusión de que los cristianos kenianos podían ayudarnos a ser más apasionados -y rítmicos- en nuestros cultos. Incluso supieron que los administradores de un asilo musulmán en Kosovo podían enseñarnos mucho sobre comunidad y generosidad.

El pluralismo cultural dentro de la iglesia habla del evangelio de paz de una forma que las iglesias monótonas nunca lo harán. En una sociedad cada vez más diversa y fragmentada, necesitamos proclamar con autoridad la única esperanza que tenemos: el Cristo que murió por el mundo. Pero también necesitamos modelar la unidad y diversidad de nuestro Dios Trinitario. Únicamente entonces nuestro evangelio dará a la gente el sabor del multicultural reino de Dios.

Ellos entonaron un cántico nuevo diciendo:

¡Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos!
Porque tú fuiste inmolado
y con tu sangre has redimido para Dios
gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.
Tú los has constituido en un reino y sacerdotes para nuestro Dios,
y reinarán sobre la tierra.
(Apocalipsis 5:9-10)

LA CONVERSACIÓN GLOBAL
El movimiento Lausana entra en la recta final de su tercer encuentro (Lausana III, en Ciudad del Cabo, en octubre de 2010). Con este motivo, organiza un foro global por internet llamado “Conversación Global de Lausana”. A través de blogs, forums de discusión y otras herramientas interactivas como Twitter y Facebook, la conversación global permitirá que se oigan las voces de todos. Por ello, este foro está abierto a todos los cristianos evangélicos del mundo entero, y servirá para debatir las cuestiones centrales que se debatirán en CP2010, incluyendo el contenido de este artículo.

Ésta es la web de la “Conversación Global de Lausana” ¡No dejes de participar!

Kris Kandíah es director ejecutivo de “Churches in Missión” (Iglesias en Misión) de la Alianza Evangélica del Reino Unido, y autor de “Destiny: What´s Life All About?” (Destino: ¿Qué es la vida?) (Monarch 2007).

Traducción Rosa Gubianas