Somos co-creadores

¿Cómo nos servimos unos a otros en una iglesia global heterogénea que debe ser un lugar de conmunión y ayuda mutua? A esta pregunta contestaba el pastor y teólogo brasileño Valdir Steuernagel con el lema de “La iglesia, una mesa familiar muy heterogénea”.

Responde a Steuernagel Ruth Callanta.

Se comenta con frecuencia que la asociación en la misión es mucho más compleja hoy en día debido a la globalidad y a que la gente que toma parte en ella es más diversa. Yo no lo creo así. Nuestras relaciones mutuas no son una cuestión de ricos y pobres como tampoco son un asunto de cultura, raza o nacionalidad. Esencialmente, es una cuestión de corazón. Si lo reducimos a lo básico, sólo estás tú, el Señor y la otra persona. Juntos, estamos delante del Señor.

Aprecio el énfasis que pone Valdir Steuernagel en el llamado de Dios a la comunidad, y la importancia de escuchar si queremos experimentar la asociación. En todo caso quisiera involucrarme más intensamente.

Mi organización, el “Centre for Community Transformation” (Centro para la Transformación de la Comunidad), trabaja con los más pobres de los pobres en las Filipinas. Cuando haces tu labor entre los pobres, llegan fácilmente los prejuicios y los estereotipos, a menudo a causa de una falta de experiencia y de relación. Oyes decir que los pobres no son hábiles, no pueden arreglárselas con el trabajo, se aprovecharán de ti, lo destruirán todo, huelen. Por eso, los pobres se convierten en objeto de caridad.

En cambio, tenemos que comprender que los pobres están creados a la imagen de Dios. No son únicamente nuestros iguales, También somos co-creadores. Una vez entendido esto, nos presentaremos en su comunidad con humildad y veremos a cada persona en su valor individual. Comprenderemos que no estamos allí en nombre de nuestros planes, sino como parte del plan de Dios. Asumiremos la actitud de un siervo.

Una vez tenemos la perspectiva y actitud correctas, debemos tener también un sentido claro del propósito. Cuando empecé en trabajos de desarrollo, mi tarea era hacer algunos servicios e informar sobre los resultados. Era básicamente un técnico. A medida que fui adquiriendo madurez y creciendo en mi relación con el Señor, aquello cambió. Mi propósito fue entonces construir la comunidad pero una comunidad que reflejaría los nuevos cielos y la nueva tierra. A la larga, esto es un pacto, no una asociación; empieza con un pacto con el Señor.

En este pacto, puedes ir fluctuando desde ser un técnico a un sirviente. Cuando te vas desarrollando puedes convertirte en un sirviente líder. Al tener más responsabilidades puedes llegar a ser un sirviente líder-visionario; pero no para obtener ciertos resultados. Eres un sirviente de la comunidad y, sobre todo un sirviente del Señor. Eres un desconocido porque el único nombre que tienes es el nombre de Jesús.

Cuando servir a la comunidad se convierte en tu propósito, comprendes que el proceso llevará tiempo; quedas liberado de actuar únicamente para conseguir lo que el mundo llama buenos resultados.

No estoy insinuando, en forma alguna, falta de responsabilidad. Tienes que ser responsable por los recursos que se han invertido en ti; pero no sólo los recursos financieros, porque de éstos tú darás cuenta de cómo has gastado el dinero. Más importante es la gente que Dios pone en tu camino; ¿han cambiado y han llegado a ser mejores personas? ¿Están creciendo más íntimamente en su relación con el Señor, con otras personas y con el resto de la creación?

También eres responsable delante de Dios de tu organización misionera o humanitaria. ¿Se sujeta a la Palabra de Dios? ¿Están basadas en la Biblia las estructuras y las políticas que se siguen? Esto va más allá de la responsabilidad profesional. Va más allá de cuestiones, como por ejemplo, si prestas los servicios con eficiencia.

Recientemente, me encontré con una mujer que acababa de dar a luz mendigando en la calle. Quise invitarla a venir conmigo para quedarse en nuestro centro, donde hubiéramos podido ayudarla, pero puede ver que estaba muy asustada. Probablemente creía que las autoridades le quitarían a su bebé; quizá también temía que abusaran de ella o la utilizaran.

En aquella situación, lo mejor que podía hacer era sentarme a su lado hasta que ella rompiera el silencio. Fue difícil para mí porque en aquellos momentos tenía otras prioridades importantes. Pero me pregunté, ¿qué puede ser más importante que sentarme con ella en la acera? A veces tenemos que esperar en silencio. ¿Tienen esto en cuenta nuestras estructuras de responsabilidad?

A la larga, todo lo que llevamos se reduce a “nosotros mismos”. Llevamos nuestros dones y nuestras personalidades; y también nuestras iniquidades. Traemos todo esto delante del Señor.

Pienso en mis primeras experiencias cuando empecé a asistir a los encuentros internacionales. Era una mujer procedente de un país pobre. No hablaba la clase de inglés que se entiende y se respeta y era una desconocida.

Tuve muchas experiencias propias de los prejuicios y estereotipos que existen sobre lo que no puedo y no debo hacer, pero lo he superado todo. En realidad, no me afecta como me ven los demás. Lo verdaderamente importante es quien es Dios y lo que El quiere que sea. Si soy maltratada, forma parte de mi propio viaje hacia Dios. Duele un poquito, pero lo entiendo, y mi dignidad no sufre por lo que otras personas digan sobre mí.

Lo que quiero decir es que los problemas a los que nos enfrentamos cuando intentamos construir una comunidad no vienen solamente de los ricos y los poderosos. Construir la comunidad es responsabilidad de todos, ricos y pobres. Somos “co-iguales” y “co-creadores”. Estamos llamados a ser siervos juntos. La riqueza no es el problema; y la solución depende de algo más que del dinero. El problema y la solución están en el corazón.

LA CONVERSACIÓN GLOBAL
El movimiento Lausana entra en la recta final de su tercer encuentro (Lausana III, en Ciudad del Cabo, en octubre de 2010). Con este motivo, organiza un foro global por internet llamado “Conversación Global de Lausana”. A través de blogs, forums de discusión y otras herramientas interactivas como Twitter y Facebook, la conversación global permitirá que se oigan las voces de todos. Por ello, este foro está abierto a todos los cristianos evangélicos del mundo entero, y servirá para debatir las cuestiones centrales que se debatirán en CP2010, incluyendo el contenido de este artículo.

Ésta es la web de la “Conversación Global de Lausana” ¡No dejes de participar!


Ruth Callanta fundó y lidera el Centro para la Transformación de la Comunidad, un ministerio cristiano para los pobres en las Filipinas.

Traducción: Rosa Gubianas