Justo. En un gran esfuerzo de investigación, que ha debido tenerle ocupado días y meses, Quero nos entrega un libro magistral. La educación en España está padeciendo hoy un mal que nos atenaza como una tela de araña.
Quero propone nuevos canales y medios por los que pueden discurrir otras formas de enseñar, desde la primaria a la Universidad. Un libro apto para el debate; metódico, claro, conciso, pedagógico e inspirador.
La primera parte, que cuenta 161 páginas está dedicada a la figura del educador suizo Johann Heinrich Pestalozzi. La Enciclopedia Británica, en el tomo XIV de KNOWLEDGE IN DEPTH (CONOCIMIENTO A FONDO), afirma que Pestalozzi, influenciado por las ideas de Juan Jacobo Rousseau, avanzó principios de la educación intelectual que hasta el día de hoy se aplican en algunos países.
Hemos de felicitarnos que escritores evangélicos contemporáneos estén penetrando con autoridad y claro discernimiento en el campo de la historiografía. Hace días comenté la novela biográfica sobre Dietrich Bonhoeffer escrita por el joven Daniel Jándula. Hoy es Quero quien trata a otro personaje histórico de fama.
Pestalozzi, de origen italiano, nació en Zurich el 12 de enero de 1764. Murió el 17 de enero de 1827, a los 81 años, habiendo gastado la vida al servicio de la educación. Durante 30 años vivió casi aislado en su estado natal de Neuhof, escribiendo sobre educación, política y economía, redactando artículos y libros a favor de los más pobres. Uno de sus libros, CÓMO GERTRUDIS ENSEÑA A SUS HIJOS, contiene los principios básicos de la educación.
Quero fija al personaje en el primer capítulo del libro. Destaca su condición de protestante y la labor de pedagogía que llevó a cabo. Recoge una cita del pastor español Franklin Albricias, quien en 1927 escribió en la revista ESPAÑA EVANGÉLICA: “El pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi fue uno de los muchos hombres que por su capacidad intelectual, su abnegación y amor al prójimo honran al protestantismo”.
Dice Quero que España fue el primer país en hacer oficial la pedagogía Pestalozziana siendo primer ministro del Estado Manuel Godoy. No hubo continuación en la iniciativa de Godoy y su plan educativo duró poco. Hoy, cuando los proyectos del Gobierno en esta materia van encaminados a la educación para la ciudadanía, tal vez no fuera cosa de locos volver a estudiar los principios educativos de Pestalozzi y poner en práctica aquellos que sean aplicables en nuestro siglo y en nuestro sistema.
En la segunda parte del libro Juan Manuel Quero se ocupa del protestantismo en Krause y del krausismo español. Este teólogo alemán nació el 6 de mayo de 1781 y murió el 27 de septiembre de 1832. Dicen sus adversarios -¡quién no los tiene!- que es difícil caracterizar la doctrina del krausismo por el sincretismo que presenta y la frecuencia con que su fundador utiliza puntos de vista de direcciones filosóficas opuestas.
Quero lo tiene claro y así lo escribe en su libro. Para él Krause fue un auténtico cristiano evangélico, y un hombre cuyo sentimiento “se vivifica y se orienta hacia Dios a través de la visión pura de Dios… Tenía una conversación constante con Dios, lo tenía siempre presente. Era su primer pensamiento y el último. Le escuchaba hablar a través de los pajarillos, de las flores, de la naturaleza. Su relación por medio de la oración, tal como lo viven los evangélicos en general, es una nota característica, cuando en medio de necesidad económica o de enfermedad, se dirigía a su Padre, como parte de su propia vida”.
Se ha dicho que donde más seguidores tuvo Krause fue en España. El introductor de la filosofía krausiana en nuestro país fue Julián Sanz del Río, por entonces catedrático de Metafísica en la Universidad Central de Madrid. A causa de sus ideas fue separado de la cátedra, a la que volvió después de la revolución del 68. Escribió varios libros sobre krausismo, entre ellos LECCIONES SOBRE EL SISTEMA DE FILOSOFÍA ANALÍTICA DE K. CH. KRAUSE. Entre sus discípulos figuraron Ginés de los Ríos, Salmerón, Azcárate, Canalejas y otros prohombres del pensamiento en aquella España que repudiaba cualquier sistema religioso o filosófico que no tuviera la aprobación del Vaticano. Tal como lo ve Juan Manuel Quero, “el krausismo sería para España una fuerza e influencia europeizante en la que el protestantismo sería una realidad entretejida entre los muchos filamentos ideológicos de Alemania”.
Impresiona la monumental bibliografía manejada por Quero. Nada menos que 32 páginas repletas de nombres y títulos de libros. Esto le ha permitido entregar a los protestantes de habla hispana un libro serio, bien documentado, oportuno.
La política, la economía y la sociedad han experimentado grandes cambios en los dos últimos siglos. Ya no sabemos si vivimos mejor o peor. El Cristianismo inspirado en la sencillez del primitivo que enseñó Jesús está desapareciendo. Nos ahogamos por falta de ideas sólidas. Las grandes líneas de pensamiento expuestas por hombres como Pestalozzi y Kraus pueden ayudarnos a sostener la tabla de salvación.
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